Esta no es una crítica amable. Lo lamento, más cuando uno dispone algunas horas de su día y decide pagar una entrada de cine, lo menos que espera es una película que se deje ver. No ocurre así con La trampa (2024) de M. Night Shyamalan, un thriller ultra egocéntrico que parece tener como único objetivo promocionar la carrera musical de la hija del director. Para nepotismo mejor una sesión del Senado de la República y creo que me entretendría más.
En fin, la historia es acaso interesante: un hombre asiste junto con su hija adolescente al concierto de una cantante popular. Lo que él no sabe es que se trata de un engaño para capturarlo a él, un asesino serial que en ese momento tiene secuestrado a un hombre.
La primera parte de la historia aborda las acciones que lleva a cabo para huir, mientras que la segunda mitad es un interminable impasse en el que se dan una serie de giros argumentales con escaso resultado. Si bien el director es conocido por sus guiones imprevistos, lo cierto es que las grandes sorpresas de sus glorias pasadas no han vuelto. Lo que en Sexto sentido, La aldea o Señales eran maravillas, en La trampa se convierten en serios problemas de continuidad.
¿Significa que Shyamalan es un mal director? En general creo que tiene un buen manejo de la técnica de Hollywood, el problema es que tal vez el apresuramiento para sacar su siguiente película lo está haciendo tomar cualquier idea para llevarla a cabo sin plantearse la solidez de su calidad.
No quisiera adelantarme y pensar que todo es un largo comercial para su hija, le doy el beneficio de la duda, e incluso aunque lo fuera, si estuviera bien ejecutado (pienso en Evolución y su largo epílogo con Head and Shoulders) no tendría nada que objetar. Sin embargo, desde la aparición del ingenuo vendedor de camisetas, hasta la permisibilidad de los policías para que ponga de pie el juguete de sus hijas, pasando por la ineptitud de las cámaras y el complejo de superheroína de la cantante, la película poco a poco se vuelve cada vez más absurda. Si acaso el interés se mantiene es solo para ver con qué salida, gag churrigueresco, nos querrá aturdir a continuación.
No dudo que a los amantes del mal cine (Sharknado) les guste, solo que si Shyamalan quiere que se le tome en serio como realizador me parece que ese no es el camino. Ya su anterior película (Tocan a la puerta) había dejado qué desear, el tráiler de La trampa prometía una redención, pero lo único que encontré fue una mal organizada broma.