A pesar de estar medianamente atenta a lo que ocurre en la sociedad literaria, y de la conciencia inculcada sobre que las conexiones y el historial familiar han elevado a más personas con estas características sobre las que no, apenas hoy decidí reflexionar sobre uno de los ejemplos máximos de aprovechar el networking y tener esa vida de escritor soñada: Christopher Paolini.
En 2006 celebraba el cumpleaños de mi hermanito yendo al cine a ver una película sobre dragones y peleas épicas. Quizás el que se atorara la cinta a media función era una muestra premonitoria del traspiés de la película (que en lo personal me gustó) y de la cancelación de una posible secuela por parte de la ya extinta 20th Century Fox (más por el problema de la adaptación que por el éxito en taquilla), pero para mí, fue el inicio del amor por Eragon, primer libro de Paolini, publicado en 2002.
En los pasillos de Costco, el dúo de libros Eragon y Eldest fueron adquiridos para leerlos y emocionarme por el universo creado por este autor estadounidense. En ese entonces, me emocionaba leer la semblanza y agradecimientos del autor, enterarme de que iniciara su sueño escritural a los 15 años, y a los 19 ya poder ser nombrado escritor publicado… por la editorial de su familia.
Tal hecho quizás sería lo primero a preguntar o reflexionar de haberse suscitado en esta década, pero así como ahora el discurso en torno a la conciencia de los nepobabies es moneda común, años antes lo más normal para personas como yo era emocionarse al notar las relaciones entre la gente de éxito en distintos ámbitos. ¿Que el papá de Angelina Jolie sale con ella en Tomb Raider porque es un actor reconocido? ¡Genial! ¿Que Benny Ibarra ha estado en producciones de su mamá? ¡Bien por él! ¿Que Carlota Casiraghi es socialité y heredó la belleza de su abuela, la reina? ¡Quién pudiese! ¿Que luego de que el nieto de otro autor leyera su novela y se lo mencionaran a un publicista, éste le ofreciera a Christopher contrato bajo una editorial de mayor difusión, llevándolo al récord Guinness de best-seller? ¡El sueño!
A diferencia de otros autores, Paolini no se complicó. Para 2008 publicaba Brisingr, su tercera novela, y anunciaba que la esperada trilogía se convertiría en un cuarteto, siendo El legado (2011) el libro que completara el ciclo de su protagonista en Alagaësia, la tierra de fantasía en que ubicara su mundo literario. Desde entonces, se dedicó a cultivar una comunicación no extrema, con los fanáticos de su trabajo, así como compartir un poco más de Alagaësia y una que otra historia corta; hasta que eventualmente explorara un nuevo universo dentro de la ciencia ficción con su entrega Dormir en un mar de estrellas (2020).
La realidad es que lo que yo imaginaba como nepotismo (en una época donde el término no era popular), en realidad fue el resultado de una historia de vida atípica. Christopher ha sabido dosificarse y aprovechar las oportunidades que su contexto socioeconómico le han dado: criado en Paradise Valley, Montana, fue educado en casa por unos padres (ella, maestra Montessori, él, fotógrafo) que optaron por darle a él y a su hermana una educación en un entorno natural. Y una vez que vieron el potencial de su hijo, decidieron invertir todos sus ahorros en publicarlo y promoverlo caseramente, realizando pequeños tours a lo largo de Estados Unidos; llegando el día en que ese ejemplar pasara a las manos de Alfred A. Knopf y Random House.
Y a pesar de la fama y de incluso superar en ventas (en EUA) a J. K. Rowling y Harry Potter, Chistopher demuestra que lo vital para él es su esencia escritora y todo lo que conlleva, al seguir residiendo en aquellos paisajes montañosos que tanto lo han inspirado, manteniendo una presencia en línea lo suficientemente cercana para considerarse constante, pero con límites para evitar relaciones parasociales o pretensiones de celebridad; y sobre todo siendo genuino en su escritura, cuya pluma ahora vuela de regreso al Ciclo El Legado para publicar su siguiente gran aventura, a lanzarse este noviembre (e incluso reivindicarse en la pequeña pantalla con una serie producida por Disney+).
Si bien es cierto que no cualquiera tenemos la tremenda oportunidad de que nuestra familia invierta y confíe ciegamente en que nuestro libro será apreciado y redituable, como en el caso de la familia Paolini, lo cierto es que historias así nos recuerdan lo extraordinario de la literatura, en especial en el panorama actual de la virtualidad, y las nuevas opciones de autopublicación. Y que en ocasiones sólo resta aprovechar las oportunidades que tenemos al alcance (o incluso hacernos de nuevas) para forjar nuestro propio legado.