Artículo sobre la importancia de estaciones
culturales como Terminal Coyoacán:
https://revistaliterariamonolito.com/terminal-coyoacan-estacion-cultural/
¿Cómo empezó el proyecto de Terminal Coyoacán?
Yo soy actriz principalmente. Llegué aquí para hacer un programa de radio y me empezó a apasionar mucho todas las posibilidades que tenía el espacio. Me hice novia del que hizo este estudio. Y entonces empezamos a hacer live sessions, empezamos a tallerear una estación de radio, ya la levantamos, es Terminal Coyoacán Radio. Hicimos una cafetería en este espacio donde ahora está el foro. Como yo soy actriz, siempre decía que había que usar el foro, que se presentaran cosas, hacer ciclos de cine, conferencias, etc., y empezamos a trabajar en conjunto. Pero empezó a venir gente a sentarse a chambear y a conectarse aquí mismo con los músicos, unas bandas con otras, y arriba se desocupó una oficina y dijimos hay que hacer un coworking. Ahí fue cuando nació Terminal Coyoacán como tal, en enero de 2017.
Redes de trabajo y nuevas conexiones
Hicimos un coworking porque empezamos a investigar lo que era, y nos pareció padrísimo ya que aquí el networking se hace natural. Vienen músicos, productores, managers, y entonces nos animamos. Ahí mismo hicimos el foro, subimos los telones, movimos las sillas. Allá arriba se presentó primero, algo así como nuestro padrino, Mauricio, el vocalista de URSS Bajo El Árbol, con su proyecto solista llamado Mil Soles. Ya ese concierto dio la entrada al resto de las actividades que se hacían extra a las horas de oficina. Nosotros abríamos de nueve de la mañana a siete de la noche, y a partir de las siete de la noche había talleres, teatro, conciertos, conferencias y demás.
También tuvimos a Mauricio Mujica. Él hace Clown y tiene un unipersonal muy bonito que se llama El Viaje. Fue muy bonito lo que sucedió con Terminal Coyoacán, porque además de ser un espacio de trabajo tuvimos arquitectos, tuvimos youtubers, una ONG; estuvo variado…un diseñador, unos abogados, y la gente se empezó a enterar del espacio, a pesar de que solamente teníamos nuestra página de Facebook, al principio. Venían muchos artistas a proponernos hacer cosas aquí.
¿Cómo nace la idea del cine club?
Trabajando en colaboración con una chica llamada María Fernanda, apasionada del cine, y yo también, empezamos a hacer ciclos de cine mensuales con una temática. Que sí estuviera colgada del trending topic de la temporada, pero como en sentido opuesto. Por ejemplo, en marzo poníamos puras películas de mujeres, y tratábamos de hacer conciencia de que no feliciten a las mujeres y que sepan las razones de por qué se hace esta conmemoración este día. En navidad hicimos ciclo de cine de películas punk, pero que se desarrollaran en esta temporada decembrina, sin que fuera el tema principal de la película. Bautizamos cada uno de los ciclos y eso empezó a generar una comunidad de gente que ama el cine, y el cine club de Terminal Coyoacán empezó a hacerse famoso. Hicimos un ciclo de ficheras donde había pulque, y había tanta gente afuera que teníamos que abrir otras fechas y los boletos se vendían por adelantado, y tuvimos que repetir cada una de esas películas al menos dos veces.
Algo que le gusta mucho a la gente en esta dinámica del cine club es la plática del final. Muchas veces las películas que vemos nos mueven fibras y nos vamos masticando solos eso y pues te lo quedas tú. Pero aquí les preguntábamos y los invitábamos a participar, más que darles una cátedra del director, y los debates se alargaban, a veces hasta dos horas. Se fue haciendo una comunidad. Todo partió de una cafetería, que luego hizo coworking y al final la comunidad más fuerte fue la del cine.
Hubo funciones donde no vino nadie, también. Nosotros decíamos que la película iba a llenarse y no llegaba nadie, y otras que jalaban mucha gente. Fue ir entendiendo qué tipo de público teníamos, pero siempre nos guiamos por esta pasión de dejar que las cosas fueran sucediendo y que se fueran acomodando, y que nos fueran hablando. Irnos acomodando a lo que veíamos que necesitaba la gente.
Una red unida por una misma pasión
Encontrar un lugar para ver cosas diferentes es muy difícil y nos empezaron a conectar con la red de cine clubes de la ciudad. Eso estuvo muy interesante, porque nos empezamos a encontrar gente que trae esta resistencia; es un acto de revolución en el que tienen que existir más espacios para que se proyecten otras cosas que no sea sólo la Cineteca.
Si uno quiere ver cine mexicano independiente…pues están un día. Cuando te enteras ya no están. A la gente sí le gusta ver cosas diferentes y de ahí nace el querer volver a abrir un ciclo de cine con esta temática.
¿Qué detuvo el crecimiento del cine club y del foro?
Lo que sucedió arriba fue que ya nos empezó a quedar pequeño el foro improvisado que teníamos. Íbamos de arriba para abajo, moviendo sillas, mesas, todo para poder adaptarlo para las obras de teatro, conferencias, talleres etc. En este espacio de abajo, que era un garaje, y quedó vacío porque las cosas de la cafetería las reciclamos para ponerlas arriba, empezamos a aventurarnos a hacer un foro. Tener separadas el área de oficinas y el área del show.
Arriba también tuvimos stand-up comedy, y le iba muy bien y nos dimos cuenta de que ya teníamos muchas cosas para las que podríamos aprovechar muy bien un foro. Yo creo que un foro nunca sobra en ningún lado, ciudad o pueblo.
Fue una temporada de remodelación bastante ruda. Nos tomó como tres meses de tener trabajadores y tierra y todo eso. El cine club, tal cual, se cerró casi un año porque a raíz del sismo de septiembre nosotros tuvimos un agujero…la gente dejó de venir a trabajar, se cayeron proyectos, a la ONG le cortaron el presupuesto. El cierre de 2017 fue muy triste y la gente ya no venía a ver las películas. En 2018 fueron las elecciones, luego el cambio de gobierno, y como que los proyectos se estancaron o se cayeron, y nosotros nos quedamos sin gente en el coworking, pero con un foro nuevo.
Una nueva oportunidad; una nueva comunidad
Todo lo que veníamos trabajando en la línea de negocio ya no nos estaba representando una entrada que pudiera sustentar el negocio. Sin embargo, se habían estado tejiendo lazos de una comunidad. Que era el objetivo. Empezamos a ver gente que llegaba a retomar shows, ensayos, y que empezaban a conocer el foro. Regresó gente que hacía stand-up comedy.
Lo que siguió funcionando fue la estación de radio que lanzamos en ese trayecto de coworking y de las actividades. La gente solita llegaba con propuestas de trabajo. Hacíamos un piloto y si nos gustaba la dejábamos. Llegamos a tener siete programas, ahora tenemos cinco. El programa de deportes, por ejemplo, llamado Desconexión Deportiva, nació porque uno de los comediantes que se presentó aquí es fanático de los deportes y nos propuso el programa junto a su hermano, y ya lleva con nosotros más de un año.
El espacio mismo ya está recuperando la forma
Recién tuvimos a Cecilia Toussaint, que luego viene a ensayar aquí. Cuando empezó a ver el desmadre que teníamos le dio curiosidad y cuando ya lo vio terminado dijo que tenía que venir a hacer algo aquí. Regresó y presentó su concierto, tocó con su hijo y sus amigos músicos. Vinieron amigos y familia porque está presentando su material nuevo. Así han llegado bandas que han dicho que quieren hacer algo en el foro.
Lo único que falta reactivar del foro es el cine club. Uno de los comediantes que hace stand-up aquí me habló de Hill [Díaz] y que tenía una película con la temática del suicidio, pero con un enfoque que sí pone en shock a mucha gente. Porque dice: respeta que alguien más quiera tomar sus propias decisiones. Me pareció muy interesante el tema. Ya planeamos la temporada de películas con Hill para el año que viene. Pero a mí me parece muy buena idea retomar el Cine Club para abrir las puertas a los cineastas independientes.
La enseñanza que me ha dejado a mí esta temporada en la que el país ha vivido momentos complicados es que la comunidad es lo más importante. Aunque al principio sólo era una idea eso de crear una comunidad, luego se hizo realidad porque tuvimos que echarnos la mano entre todos. Para que tome buen impulso el espacio y el cine club se pueden hacer este tipo de acciones aunque sea en lugares pequeños, con espacio para cincuenta personas, pero que se vaya contagiando a más espacios.