Conversación sobre la poesía de Minerva Margarita Villarreal
y su libro Las maneras del agua
I
¿Qué fue aquello que despertó su poesía y en qué momento de su vida ocurrió esto?
Recuerdo una tarde, siendo muy niña, estaba en la sala de la casa de mis abuelos, en Congregación Calles, cerca de Montemorelos, el paisaje que se abría tras la ventana me obligó a contemplarlo; un pequeño tramo de la carretera nacional ofrecía una belleza insólita: el sol restallaba en la blancura calcárea de una casa con techo de paja, aislándola, elevándola del suelo, dotándola de un aura de suspensión. Mi madre me llamó y no la escuché porque estaba absolutamente compenetrada viendo lo que no veía porque lo que veía se hallaba en otro plano. Era como una especie de trance. La contemplación es un ejercicio extraño donde la inmovilidad te atrapa y sumerge en la posibilidad de penetrar lo invisible. Digamos que ésta es la primera toma de conciencia de la que tengo memoria de un momento en el que estaba sin estar. Ese desprendimiento de lo que te rodea te obliga a no despegarte de aquello que no sabes qué es, te toma y entras en una concentración extrema, una corriente te lleva sin aviso hacia donde no sabes: es el paso previo del arte. Implica una subversión porque invierte tu circunstancia y al mismo tiempo te somete, te abstrae del mundo para llevarte a otro. Y esto desestabiliza. No pude responder a mi madre. Estaba a disposición de la materia inefable, sometida a otro orden; no veía con los ojos sino con las potencias, como diría Teresa de Jesús.
Con ello mucho tiempo después llegó la palabra, pero la palabra que desciende y la palabra que se alza, la que viene a remover la existencia: la poesía. Y este llamado te implica en la dirección del trabajo que deberás sostener para la definición del poema. Una cosa es la poesía y otra el poema. La poesía está en todos lados, y te acompaña siempre que seas capaz de asombrarte y contemplar, de indignarte e inconformarte, de hurgar, no en el entendimiento de las cosas, sino en el llamado de las mismas, en lo que quieren expresar a través de ti. El poema es un hallazgo de la Palabra. Tiene que ver con la devolución del don, con atender el compromiso mayor.
¿Cuáles son los autores que han servido de pilares para la fundación y desarrollo de su poesía, y a los que vuelve regularmente?
Definitivamente Homero que, viéndolo bien, es inabarcable, Safo, Arquíoloco de Paros, Simónides; luego vienen los latinos: Catulo, Marcial, Horacio, Juvenal, Propercio, Ovidio, Virgilio; combinaba la lectura de estos autores con Ezra Pound, T.S. Eliot, William Carlos Williams, Wallace Stevens, H.D., y siempre Emily Dickinson, luego los poetas orientales: Basho, Yosa Buson, Issa; de Emily Bronte, por cierto, siento haber recibido una influencia determinante antes de que me ubicara de plano en la lírica, el libro del I Ching; El Cantar de los cantares; San Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope, Sor Juana y por supuesto la Generación del 27, especialmente García Lorca, cuyo voltaje irradia y desentraña cada vez más áreas vedadas y Luis Cernuda, aunque este último no parece pertenecer a ninguna generación; los maestros mexicanos a los que venero: Reyes, López Velarde, Gorostiza, Paz, Rosario Castellanos, Elena Garro, Inés Arredondo, José Emilio Pacheco, Tomás Segovia, Hugo Hiriart y Gabriel Zaid; las voces de poetas mujeres del siglo XX: Olga Orozco, Blanca Varela, Pizarnik, Ida Vitale, Lorine Niedecker, Sylvia Plath, Anne Sexton, Louise Glück, Anne Carson, entre otra/os.
¿La poesía debe estar comprometida con algo o alguien?
Lo que lleva a escribir poesía es algo muy personal, es la historia de un desasosiego o un desasosiego que amanece sin historia aparente, una búsqueda inquieta que exige un encuentro. A veces, cuando nos va bien, logramos el hallazgo: un verdadero poema. El compromiso es con el lenguaje y cómo este se juega en ti; contigo, el lenguaje y el planeta; contigo, el lenguaje y tu familia; tus mascotas; el 2 de octubre; Ayotzinapa; la trata de menores: tu entorno, el sinfín de padecimientos que en la medida de que forman parte de tu historia, allí reverberan: te pertenecen. Y entonces todos los temas (problemas, impotencias) son posibles.
Este vertiginoso mundo que nos tocó está lleno de imágenes luminosas, pero vacías. El marketing te hace creer que eres espejo del modelo de la marca que te pones. Aparentemente hay puertas, pero cerradas para los jóvenes. Mucha droga, mucho alcohol, como si hubiera un vacío del cuerpo y el amor no fuera sino una máscara. Se habla con una ligereza terrible del éxtasis o del punto G, como si el auténtico placer pudiera reducirse al primer acostón y en adelante se esfumara la posibilidad del reencuentro.
Todo esto se ve como la onda, así vamos de caída en caída hasta que un día amaneces hecho polvo. Este amanecer es nada menos que, en palabras de Sor Juana: un afán caduco y, bien mirado, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
Entre la nada de ahora y la del siglo XVI se jugó este libro. Sinceramente no leer a estos grandes de los siglos de oro es un crimen. Ahí están las respuestas más lúcidas al vacío más estrepitoso que haya conocido la humanidad, que es el nuestro, porque ellos también sufrieron una tremenda crisis, el nuevo mundo les cuestionó el ideal que se habían hecho para justificar las ambiciones de ser dueños de la tierra desde donde el sol se levantaba hasta donde se ponía. Hizo que se tambaleara la credibilidad cristiana. Lanzarse al mar para cruzar el océano y conocer las Indias era abismarse, ir hacia lo desconocido, no saber si se iba a regresar. El descubrimiento es la historia de la gran equivocación de Occidente. Iban a las Indias y se encontraron América y tardaron en darse cuenta de que era otra tierra, no la que buscaban. Ante ese vacío y ese error, y ante el castigo de las imágenes que impuso la reforma luterana, nació el esplendor del barroco, pero en nuestro caso, pasados los siglos, nuestro neobarroco corre el peligro de asentarse y justificarse cómodamente en la fórmula, en el añadido de oropel, en el ornato de un verbo que cansa de tanto repetirse o de escamotear sin medida y sin rumbo el eje vital del poema. El barroco español y novohispano tenía mucha claridad en los elementos con los que se creaba, había un ideal de alcanzar el vuelo más alto, lo magnánimo, la idea de originalidad no les preocupaba en lo más mínimo, lo que les interesaba era la grandeza, la desmesura en el hallazgo; jamás la desmesura como hallazgo.
Recientemente, con su obra Las maneras del agua, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, ¿qué la llevó a escribir Las maneras del agua?
Una situación extrema, muy personal; tuve la fortuna de leer —porque así me fue encomendado por José María Muñoz Quirós, mi amigo poeta abulense que coordinó en Ávila en marzo y abril de 2015 las Jornadas Teresianas para conmemorar los 500 años del nacimiento de Teresa de Jesús o Teresa de Ávila— el Libro de la vida, de la Santa. Tenía que hacerlo para escribir un poema que tuviera que ver con ella; y desde que entré en su mundo ya no pude salir, porque su escritura me fue dando respuestas a situaciones que yo estaba viviendo en ese momento. Me las sigue dando. Teresa de Jesús es una de las más grandes escritoras en la historia de la humanidad. Sus palabras alumbran porque tuvo el arrojo de adentrarse en la oscuridad más negra del ser (noche oscura del alma, cantó San Juan de la Cruz) y conocerse y analizarse en esa densidad. Se sometió a designios divinos, desarrollando una capacidad de escucha sobrenatural, y tan perseguida entonces como ahora. Así encontró la iluminación, y desde allí nos alcanza la luz de su palabra.
¿A qué elementos, imágenes, sensaciones, pensamientos, recurrió para escribir dicha obra?
A los que me ofrecía la mirada de Teresa ante mi propia sensación de cadáver. Pensar que ella, siendo una jovencita, estuvo cuatro días muerta, y que ya con los ojos sellados con cera, repentinamente volvió a la vida, me hizo un click maravilloso. Ante determinadas y ruines inclemencias se despiertan sentidos que suelen estar dormidos, que desconoces, y esto encamina la creación. Se activaron instancias inéditas por las que atravesé un mundo ido. Pude entreverar acontecimientos de la vida de Teresa y algunos momentos de su escritura con mi propia disyuntiva existencial. Teresa de Jesús dudó una buena cantidad de años sobre su fe, y esa duda la carcomía, era fuente de cantidad de sabandijas, alimañas y víboras que se desatan en la primera morada del Castillo interior. Cuando estás a un paso del abismo éste avanza con tenazas emponzoñadas que el miedo acerca con sus propias manos. Es decir, y con esto hay que tener mucho cuidado: lo que está afuera está adentro, y, cuando estamos al borde de la fatalidad, podemos desarrollar mecanismos imperceptibles que la precipitan dentro. Tomo la imagen del Castillo interior, en la que Dios se presenta en un espejo inmenso, si el aposento o morada está cubierto por la niebla o la oscuridad de nuestras acciones, el espejo se empaña y niega la presencia, la presencia de Dios se mancha y niega y uno mismo no puede acceder ante la imagen que te pueda devolver el espejo. Es decir: estás perdido. Con esta inmensa metáfora Teresa de Jesús nos ilustra sobre el inconsciente, la culpa, los mecanismos ocultos de autosabotaje y traición a sí mismo. Es increíble la puesta cinematográfica que se avienta esta inmensa escritora del siglo XVI sobre las intimidades más hondas del ser, cómo monta una escenografía dentro de una arquitectura palaciega de la inmensidad para adentrarse en el alma que es el viaje hacia dentro del cuerpo.
II
Yéndonos un poco al contexto del país, donde —por ejemplo— el cinismo, la mentira, la indolencia se conjugan con la corrupción, la violencia, la incapacidad y la ignorancia, tanto de los políticos, gobernantes, como ciertos sectores sociales, logrando con esto una realidad casi irrespirable; a este respecto, los poetas, ¿cómo reaccionan ante ello (si es que lo hacen)? ¿Para qué sirve la poesía en el momento actual que vive México (el de la violencia y el miedo)?
La poesía es un arma cargada de futuro, escribió Gabriel Celaya. Pero yo añadiría que también es un arma cargada de pasado y de presente, pues la emoción o el sufrimiento de Santa Teresa aún nos asombra o nos estremece, nos permite desnudar este mundo que la publicidad y el poder encubren idealmente. Fluimos, no tanto en el río del tiempo, como quería Heráclito, sino en el río del lenguaje. En nuestro idioma llevamos los sueños de múltiples antepasados y los muertos nos susurran, sólo la auténtica poesía puede asimilar estas voces. Pero hay que activarla a fuerza de conocimiento y de conciencia, de explorar la imaginación como esa potencia capaz de encauzar la alteración de los sentidos que propicia el tránsito. Sólo así aprenderemos a no temer, porque la poesía es capaz de romper los diques del orden y del deber ser y así acceder a la revelación. No deja de ser indignante y sospechoso que se eliminen en las escuelas los programas para leer poesía. La poesía es una fuerza que despierta y cuando uno ha estado mucho tiempo dormido, aun despierta con más fuerza, con un hambre de miedo. Confiemos en ella.
Como poeta regiomontana —oriunda de Nuevo León— ¿cómo se vive la violencia en dicho estado, y de qué forma ha influido en los poetas locales, en la creación de sus obras?
Hay muchas formas de violencia, no sólo la de las balaceras, como tituló Armando Alanís Pulido su libro más reciente; claro que en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas se han dado una cadena de acontecimientos que tienen que ver con la irrupción del narco y sus aliados: por un lado, los zetas y demás grupos armados delictivos; por el otro, los políticos que establecen alianzas con ellos para fines electoreros o simplemente para definir plazas. Un escritor colombiano decía que los políticos eran tan perversos que pervirtieron a los narcotraficantes. La ausencia de ética carcome cualquier ideal de país. Es lamentable esta situación no solo para el norte de la república (que por su condición fronteriza padece el doble), sino para todo México. Me duele que en Michoacán, en Colima, en Sinaloa haya situaciones indignantes, crímenes políticos, los llamaría yo, que se materializaron después del Tratado de Libre Comercio. Sí: los campesinos y productores agrícolas quedaron totalmente expuestos a la imposición del mercado estadounidense, como si los líderes del propio Estado mexicano incentivaran el suicidio de nuestra agricultura. Ante esta situación tan crítica, ¿cómo no va a triplicarse la violencia? Hasta qué grado esta proliferación de droga en el país no fue sino el resultado de la dirección errónea del propio gobierno mexicano. Un país tan rico y tan expuesto a la vez, que en lugar de proteger sus tradiciones y la riqueza étnica de sus orígenes, las abandona a la más dura inclemencia. Si definitivamente la violencia ejercida desde el Poder genera una impotencia en el sentir de los ciudadanos, tal impotencia y desesperación deberían combatirse, no tanto con más violencia física, sino con el potencial verbal o poético que recobre la fuerza y el poder transformador de la Palabra. Así edificaremos y conviviremos mucho mejor, permitiremos la exploración y el encuentro; la violencia no tiene miramientos, salvo la destrucción o la muerte.
¿Actualmente trabaja en alguna obra nueva o proyecto?
Sí, tengo un libro con frecuencias bastante drásticas en cuanto a los cambios que imponen en el ritmo de lectura, y quizá en realidad se trate de varios libros; estoy trabajando en ello.
Semblanza:
Minerva Margarita Villarreal (Nuevo León, 1957) es maestra en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Entre sus distinciones destacan el Premio Nacional de Poesía Nuevo Reino de León 1986; el Internacional de Poesía Jaime Sabines 1994; el de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz 2010, y de manera reciente el de Honor de los Naji Naaman’s Literary Prizes 2013.El Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes es convocado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República y el INBA por medio de su Coordinación Nacional de Literatura, en colaboración con el Instituto Cultural del Gobierno de Aguascalientes.
Nota: entrevista originalmente publicada en nuestra Edición especial 4to aniversario violencia y miedo.