La migración ha sido un tema investigado desde siempre, pero es en tiempos recientes que se han desarrollado temas de investigaciones específicas sobre este asunto. Particularmente las migraciones latinoamericanas a Europa y a Estados Unidos han sido una constante en la historia moderna de estos países debido entre muchos otros factores, a las dictaduras y a los regímenes de opresión existentes en ellos.
Dentro de la región de América Latina, hay naciones con mayor índice de emigración que otras, mientras que hay otros países que tradicionalmente han sido receptores de inmigrantes. Tal es el caso de Venezuela, quien en los últimos años ha visto cambiar su historia migratoria de una manera acelerada.
Venezuela durante el siglo XX se caracterizó por ser un país receptor de inmigrantes, sobre todo de gente que venía de Europa huyendo de la devastación de la guerra y de las dictaduras instauradas en sus países. Sin embargo, parece que ahora la historia es a la inversa y los que escapan actualmente de la dictadura son los del pueblo venezolano, quienes en los últimos 3 años han incrementado su salida del país en un 12%, según datos oficiales de la OIM (Reyes). Pero a estos números hay que aumentar los no registrados oficialmente por ningún organismo internacional -ilegales- y aquellos que cuentan con doble nacionalidad o han adquirido otras nacionalidades en los países de acogida.
A raíz de la muerte de Chávez, en el año 2013, la migración venezolana se acrecentó precipitadamente debido a los cambios socio-políticos ocurridos en el país con la llegada al poder del nuevo presidente: Nicolás Maduro. Sin embargo, los motivos de estas migraciones no siempre son políticos, ya que la mayoría de los que emigran actualmente lo hacen por falta de comida o medicamentos. Por tanto, ese perfil social alto y cualificado que caracterizaba el grueso de los emigrantes venezolanos, ha disminuido en los últimos años, ya que a medida que avanza el gobierno de Maduro, lo hace también el número de personas que huyen del país buscando mejores oportunidades de vida sin importar el grado de estudios que tengan.
La pregunta que toca hacerse ahora es ¿esta salida forzosa es vista cómo algo momentáneo o como algo indefinido? Es decir, mucha gente se ha ido por las pésimas condiciones que sufre el país tras las medidas tomadas por Maduro, pero muchos declaran que estarían dispuestos a regresar si ese régimen cae. Sin embargo, no es tan fácil como se dice, ya que una vez que el inmigrante es acogido en el país de destino, desarrolla su vida en él y hasta se integra en el mismo; es difícil tomar la decisión de volver a empezar y más cuando sabes que la reconstrucción de un país es un proceso que lleva varios años.
Como sostiene Olga González “a menudo no existe una estrategia para el regreso” porque cuando se busca tener el estilo de vida obtenido en el país de acogida o una simple reagrupación familiar, enseguida se percibe que “el retornado se siente muchas veces como un extranjero en su país” (146).
Por tanto, cabe concluir que la fuga de capital humano que está teniendo actualmente Venezuela es algo que va a repercutir a la economía y la demografía del país, ya que las migraciones masivas que se han desarrollado en los últimos años, han provocado la desintegración familiar, así como el desinterés de muchos de los que están afuera por volver, ya sea por incompatibilidad sociocultural con el lugar de origen, o por la apatía de invertir en un país donde saben que, al menos por los próximos años, no obtendrán beneficios.
Como migrante, desde muy joven me acostumbré a ver Venezuela como ese país lejano al que difícilmente podría regresar algún día. Y no por menospreciarlo o no quererlo, sino por ver cómo iba decayendo poco a poco: las oportunidades de desarrollo fueron desapareciendo, el gobierno se fue haciendo cada vez más corrupto y opresor, la seguridad y la sanidad se convirtieron en lujos y los que algún día llegaron a ser mi familia ya no viven allí. Por tanto, la pregunta que queda en el aire es ¿el pueblo venezolano perdió la fe en su país?
Bibliografía:
González O. L.: “¿Qué sabemos sobre los migrantes latinoamericanos en Francia?” Nuevas migraciones latinoamericanas a Europa: Balances y desafíos. 2007, pp. 139- 165
Siqueira y Bandeira: “La perspectiva feminista en el pensamiento moderno y contemporáneo”. Boletín de antropología americana. Número 34. 1999, pp. 111-122
Reyes, L. M.: Venezuela a la fuga: análisis de la crisis migratoria. El Tiempo. “Web”