Con la reanudación de las actividades que la disminución en el número de contagios y el avance en la vacunación contra el coronavirus permite, se llevó a cabo la LIII Feria del Libro de Aguascalientes, en el Museo Descubre de esa ciudad. Entre las presentaciones editoriales programadas para la edición de este año destaca un libro colectivo editado de manera independiente bajo la coordinación de Ana Leticia Romo. Jaulérica vida contiene textos de 21 autores invitados a escribir sobre la situación de los animales en el zoológico del parque “Rodolfo Landeros”, en Aguascalientes, donde no se ofrecen las mejores condiciones para la fauna cautiva ni para cumplir la función pedagógica de este tipo de lugares.
La realización de este libro tiene un propósito muy claro: despertar entre los lectores una conciencia sobre la situación de los animales en este y en todos los zoológicos, además de empatía hacia estas víctimas de la visión caduca de las funciones de un zoológico establecida en un espacio que no puede seguir operando sin atentar contra los derechos de los animales.
Aunque reciben alimentos con los nutrientes necesarios, los reclusos de esta cárcel ocupan espacios demasiado reducidos, donde no pueden desarrollar las actividades naturales de su especie. En consecuencia, están deprimidos, no comen ni se comportan de acuerdo con sus instintos. Por eso, los visitantes del lugar se llevan una imagen falsa del animal, agravada por la idea de que así debe tratársele.
Este propósito adquiere un sentido muy especial en el contexto del confinamiento obligado por la pandemia, del que ya hay indicios de querer abandonarlo, a menos de dos años de establecerlo. En relativamente poco tiempo hemos experimentado el encierro forzoso y lo encontramos aborrecible, tanto por las consecuencias económicas como por las mentales.
De acuerdo con dicha experiencia, debería resultar fácil y sencillo conectarse con la condición de los cautivos y que esa conexión nos moviera a tomar medidas; pero hubo escritores invitados a participar que no mostraron interés en el asunto. Podrán tener diversos motivos, pero entre ellos no se encuentra la causa animal, posiblemente porque para muchos escritores no hay nada malo en el encierro.
Aunque haber participado no necesariamente significa que a alguien le interese el tema; con toda seguridad, denota interés por publicar algo. No se puede acusar a nadie por abrigar semejantes intereses. Si acaso, de escribir mal, lo que hasta cierto punto pierde relevancia para el proyecto del libro.
Podría entonces cuestionarse la idoneidad del texto para aprovechar el valor estético de la escritura creativa como generador de conciencia. Si los textos apelan a la sensibilidad de los lectores, cabe exigirles cierto nivel expresivo, bajo el riesgo de fracasar en el intento. Cada lectura debe dirimir el asunto en su momento. Empezando por el título, tomado de un “zoomínimo” de Juan Carlos Delgado López, para expresar el encierro desde una resistencia: “¿Qué hacer ante esta jaulérica vida? -Seguir, siguiendo con lo siguiente.” Así, el libro desafía al lector desde su título, que desde la extrañeza pide desautomatizar nuestra percepción y abandonar la naturalización del maltrato animal.
Hay diversidad entre los participantes, desde estudiantes universitarios o profesionistas de la medicina, arquitectura, comunicación, química, biología o la enseñanza escolar; así como quienes se dedican a las artes plásticas, fotografía, música, danza y el teatro. Asimismo, algunos han recibido premios y reconocimientos por sus obras. Varios además se desempeñan como promotores de la lectura y activistas del feminismo y de los derechos animales.
Hay colaboradores con trayectorias regional, nacional o internacional: Elena Bernal, Mauricio Caballero, Imanol Caneyada Pascual, Mario Cruz Palomino, Juan Carlos Delgado López, José de la Torre Alcocer, Gustavo de Victoria, Cristina Reynoso López, Martha Lilia Sandoval, Jesús Consuelo Tamayo y la misma Ana Leticia Romo. Y quienes apenas inician su carrera literaria: Claudia Soraya Rodríguez Reyes, Quetzalli Aquino, Carla Camino, Esteban Guerrero Padilla, Guadalupe de Rosario Landeros Villanueva, Gema Elisa Marcela Moreno Sánchez, Ivonne Peugnet González, Adriana Rodríguez Ruiz, Sofía Magdalena Martínez Valdivia y Guadalupe Castorena. Clara Elizabeth Martínez Gómez aportó fotografías.
En cuanto a los apoyos, al final del libro aparecen cuatro logotipos: Mundo Siempre Vivo Aguascalientes, Fortaleza Animal A. C., Rescate del Parque Rodolfo Landeros y Grupo de Defensa de la Vida Animal, A. C.
Y ojalá que cuando quien lea esto escuche ladrar un perro sienta que tal vez el animal lo hace porque está harto de su encierro. Cuántas mascotas permanecen en azoteas o patios reducidos, por no hablar de la limpieza y la alimentación, puede medirse por el volumen del clamor canino alzándose de nuestros barrios residenciales.
Y si además esa persona tiene la fortuna de leer el libro, puede llegar a sentir que también los humanos estamos atrapados en una visión del mundo inadecuada para el mundo actual, cautivos en nuestra jaulérica vida.