Aun cuando faltan al menos cuatro meses para que sus determinaciones dejen de ser tomadas como meras ocurrencias por parte de sus detractores y de los especialistas en este mexicanísimo arte de la especulación, el poder de Andrés Manuel López Obrador ha empezado a provocar estragos en diversos frentes. Para quien lo dude, solo es necesario visitar las redes sociales de algunos personajes públicos cuyo sistema digestivo sigue mortalmente dañado luego del banquete democrático del 1 de julio.
Hay temas bastante espinosos: la reducción de salarios para los mal llamados servidores públicos de primer nivel; la descentralización del gobierno federal y, el más cuestionado, la creación de las llamadas coordinaciones generales en las entidades federativas.
Una semana después de la elección, el virtual presidente electo propuso la desaparición de todas las delegaciones federales en los 32 estados del país. En su lugar creará la figura de coordinaciones generales de Gobierno, cuyos titulares tendrán la responsabilidad de “gestionar” las políticas públicas de todos los ramos, mejorar la aplicación de los diversos programas y crear un efecto de ahorro millonario para las arcas nacionales con miras a algo que ha llamado la “desburocratización y la austeridad republicana”.
Pero alguien no está de acuerdo y ya ha puesto el dedo en la llaga: el gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, quien mediante sus redes sociales ofreció ayer un pronunciamiento sobre el tema:
La democracia mexicana se encuentra en un momento de cambio, los ciudadanos han expresado su voluntad de manera contundente, más de treinta millones de mexicanos decidieron que Andrés Manuel López Obrador sea el próximo presidente de la república.
Aquí en Jalisco la decisión también fue muy clara: casi un millón cuatrocientos mil personas me otorgaron el honor de gobernar el estado, ser el gobernador que más votos ha recibido en la historia de Jalisco y el que ha ganado con la ventaja más amplia en los últimos veinticuatro años; es una responsabilidad a la que dedicaré todo mi tiempo, sin distracciones.
Por ello mi postura es clara: mi relación con el gobierno de la república será directa con el presidente y con sus secretarios de estado, no habrá en Jalisco autoridades intermedias simplemente porque eso vulnera principios constitucionales básicos y lastima el espíritu del pacto federal; no existe en nuestro marco legal ninguna figura que funja como vínculo entre entidades federativas y el ejecutivo federal, los delegados federales nunca han tenido facultades de decisión ni autonomía técnica; existen, siempre y cuando sean indispensables para prestar servicios o realizar trámites en cumplimiento de los programas a su cargo, incluso hay que entender que dotar a las delegaciones o cualquier otra figura de carácter administrativo de facultades de control, fiscalización del ingreso y gasto público federal sería una violación flagrante al orden constitucional.
(…).
El Pacto Federal que da vida a nuestro país debe ser cuidado y respetado por todos los mexicanos, principalmente por quienes conformamos el poder público.
En Jalisco vamos a hacer valer ese pacto federal con energía y con respeto, tal como lo establecen los artículos 40 y 41 de nuestra Constitución; a Jalisco lo gobernarán los jaliscienses, quienes estarán bien representados en los poderes de la Unión y del estado.
El próximo presidente de la república encontrará en el próximo gobernador de Jalisco un aliado en la lucha contra el régimen de corrupción que hasta hoy domina la vida pública e institucional de nuestro país, esa también ha sido nuestra lucha de origen.
Le reitero a Andrés Manuel López Obrador mi absoluto respeto a su proyecto de nación porque desde ahí tendrá que cumplir el encargo que le dieron los mexicanos, pero también sabremos exigir respeto al proyecto de estado que habremos de impulsar a partir de la responsabilidad que nos otorgaron con sus votos los ciudadanos jaliscienses; como lo dije en campaña: con el presidente de México coordinación y voluntad para construir acuerdos, siempre; subordinación y sometimiento al margen de nuestras leyes, jamás.
Respecto a la persona que se ha presentado como el designado para cumplir tareas extra constitucionales ya no tengo nada más que decir, hace un mes los jaliscienses pusieron a cada quien en su lugar; quienes están esperando un escenario de confrontación política se van a quedar esperando, Jalisco tendrá un gobierno cuya misión será trabajar para beneficio de sus habitantes, que sabrá dialogar y coordinarse de manera directa y efectiva con el gobierno de la república.
No hay espacio para la simulación, mucho menos para la mezquindad, en Jalisco esperamos del próximo presidente de la república respeto al pacto federal, a la soberanía de nuestro estado y a nuestro derecho de gobernarnos; en Jalisco esperamos que el ejercicio del poder desde la presidencia de la república pueda superar los intereses electorales y de partido.
En México se ha luchado durante décadas contra el centralismo, el autoritarismo y el uso faccioso del poder público, Jalisco ha sido pilar, ejemplo en esta lucha, y lo seguirá siendo.
Alfaro Ramírez no puede ser más claro y tiene razón: sus planteamientos son jurídicamente correctos, aunque también potencialmente peligrosos porque pueden desatar la ira no del virtual presidente electo, pero sí de sus infranqueables, necias y obcecadas huestes, las mismas que han elevado la mentada de madre y la intolerancia al nivel de argumento políticamente correcto.
¿Algún otro gobernador, electo o en funciones, se sumará a la postura del jalisciense?