“En Latinoamérica siempre podemos estar peor” -Mario Vargas Llosa
Para empezar este artículo-que es más una vociferación- debo pedir disculpas a Monolito y, en caso de tenerlos, a mis lectores. Cuando recibí la bienvenida por parte de la revista me dije a mi mismo que iba a ser netamente una columna literaria y, en casos más generales, cultural.
En estas páginas escribo sobre Guatemala, mi país. Leer su historia es leer un doloroso camino recorrido por la corrupción, la mentira y la impunidad. En Latinoamérica todos siempre hemos sufrido de lo mismo.
Guatemala se hizo un espacio en las noticias del mundo por haber tumbado un presidente y que, con la ayuda de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), se desbarató una de las redes de corrupción de estado más asquerosas.
Por un tiempo se respiró esperanza y fuimos un ejemplo para Latinoamérica y el mundo. Para las siguientes elecciones el país sufrió de lo que ha sufrido siempre: un puedo desinformado, la deficiente-más bien inexistente-educación, los miedos de información que se propagan por el papel, las redes y el aire como si fuesen el aroma de una bestia agonizando bajo el sol. Pero sobre todo sufrimos el miedo a fallar, a pasar por lo mismo.
El pasado de cada candidato era bien conocido. No merecían más que el desprecio. Pero para un pueblo desinformado y manipulado por estos “amos de la caverna” a veces no hay más opciones. Sin embargo, Guatemala votó por el beneficio de la duda: Jimmy Morales, un actor y comediante que, a la primera, deja la impresión de un buen tipo.
Es más, en mis tiempos de ajedrecista me tomé un par de fotos con él, no recuerdo el porqué, pero me pareció agradable. Su gobierno empezó con un tropiezo y nunca se levantó. Se hablaba de él como se habla de un payaso, como un dolor en el orgullo de la bandera, pero, hasta hace muy poco, nadie lo consideraba malo.
Todo empezó a finales de agosto, con la incertidumbre de una telenovela colombiana. Se podía escuchar, pasando por el tétrico silencio, una música de suspenso: esa tríada de una misma nota con una octava superpuesta; ese sonido dice que todo se ira a la basura.
El pueblo de Guatemala despertó y encontró en el televisor, en Facebook y en twitter a Jimmy declarando non grato a Iván Velásquez, el comisionado de la CICIG. Todo surgió porque este guerrero colombiano estaba investigando al hermano y al hijo del presidente. Luego, Velásquez encontró que había un millón de dólares utilizados en la campaña de Jimmy que no tenían una procedencia clara. El presidente dejó su enfermiza demagogia y se aterró: le habían arrancado la máscara.
Justamente hoy, mientras escribo esto, el Congreso de Guatemala nombró a la corrupción y a la impunidad un patrimonio nacional.
Me duele estar sentado, me duele que solo pueda salir a las calles y luego regresar a mi ordenador a escribir como un loco. Mi país me duele y a Latinoamérica siempre le duele lo mismo.