El retrato de Dorian Gray, publicada en 1890, está obra desafía las normas morales, estéticas y sociales de su tiempo. Dorian es un joven de apariencia angelical, vende su alma a cambio de la eterna juventud, mientras un retrato suyo envejece y se corrompe en su lugar. Lo que parece una fábula gótica se transforma pronto en una ácida crítica a la superficialidad sin límites.
En el fondo, Wilde no condena la belleza, sino su definición. A través del personaje de Lord Henry, el autor pone en boca de un cínico encantador las ideas más seductoras y peligrosas sobre el placer, la estética y el egoísmo. Dorian, al adoptar estas ideas sin filtro moral ni empatía, termina por destruirse.
Wilde te sumerge en una trama fascinante mientras cuestiona los valores de una sociedad obsesionada con lo superficial. A través del drama del protagonista, el autor revela que la verdadera importancia no reside en la apariencia, sino en la esencia moral, el arte y las pasiones puras. Una lectura profunda, pero absorbente, que demuestra cómo ciertos placeres efímeros jamás igualarán la riqueza del alma.
El retrato de Dorian Gray, nos obliga a preguntarnos si realmente valoramos lo que somos por dentro o si solo cuidamos el marco sin mirar el contenido.