Cultura alta y cultura baja, cultura que se mantiene en una élite o cultura que llega a las masas. Esta discusión ya es añeja, cierto; mas no por ello deja de suscitar la participación activa de varias esferas artísticas. El posicionamiento de ciertos grupos contra otros. ¿Se podrá llegar a algún punto en común? Sucede que,en pro de algunas prácticas culturales, la discusión nunca termina.
Hace unos días se realizó en Guadalajara una actividad que tenía como objetivo primordial invitar a la lectura a partir de un concurso de carritos alegóricos inspirados en obras literarias. El evento fue magno, pues equivalía a intervenir escenarios públicos. Todo acto que transgrede espacios suscitará comentarios; algunos fueron de emoción y otros de reflexión.
Las consideraciones derivaban de diversos agentes culturales: promotoras de lectura, profesores, madres de familia y escritores. “¿Este tipo de acciones, en verdad motivan a la lectura?” se cuestionaban. Su pregunta, su legítima apreciación, me hizo pensar de manera directa en esta dicotomía cultural entre lo alto y lo bajo, entre la élite y la masa, entre la propuesta y la respuesta.
La mayoría de las exposiciones, de alguna manera, tomaron ciertos referentes inmediatos con obras literarias que tenían un eco entre la gente. No era complejo, en la mayoría de los casos, identificar los libros y autores que habían inspirado la representación. ¿Resulta aún necesario recurrir a estos referentes de la cultura pop para invitar a la lectura?
Me pregunto si, ¿se podría trabajar con la lectura partiendo de obras que no son tan reconocidas? México parece que necesita aún estos enlaces, que somos un país donde el antecedente tiene que ser visual, tiene que vincularse a una película o a otra adaptación que no parte de nuestra inventiva original.
El hecho de “adaptar” la idea de una obra literaria a la creación artística de un carrito con material de re-uso o reciclaje movilizaba varios campos del conocimiento. Me parece que el objetivo consideraba al menos dos campos de acción: promover y educar. El secreto, a toda luz, consistió en la comprensión de la obra.
¿Un desfile promueve la lectura? No, definitivamente la creación de un carrito, trasladar al carrito, acompañar al carrito no promueve la lectura. Ninguna actividad, por más interesante, propositiva, novedosa, arriesgada, puede promover la lectura entre la población infantil y juvenil si no se acompaña de los padres, de las madres, de los profesores o profesoras, quienes hagan de esa una experiencia de re-conocimiento.
El acompañamiento es parte indispensable para todo ser humano en todas las etapas de la vida, máxime si ese hecho es nuevo para nosotros. En una sociedad cada vez más despersonalizada que mamá o papá lleven a sus pequeños, ir con los amigos, detenerse en la carrera del domingo porque ir a ver unos carritos que están inspirados en libros leídos me parece que hacen algo por acercar a la lectura. Pequeñas acciones que se vuelven hábitos pueden cambiar la visión de las cosas.