Quisiera escribir sobre cosas más trascendentes e inspiradoras del espíritu humano, pero un vistazo a las noticias me apartan de mi noble propósito.
Y es que nuestros servidores públicos, tan eficientes, eficaces y sobre todo honestos a carta cabal nos dan tantos motivos de plática amena, que no hay modo de no hacerles un espacio en nuestras charlas de café.
Permítaseme retomar el tema del (ex) Gober Furioso, Javier Duarte, por una senda indirecta.
Luego de la magistral interpretación en su papel de: “¡Soy Inocente!”, por parte de Duarte en “Despertar Con Carlos Loret” el miércoles 12 de octubre, todos dijimos: “¡Agárrenlo, que se les va a pelar!”. Lo dijo el taxista, la señora de las flores, el abogado, la maestra, el alumno de secundaria, el maistro de obras, la periodista, el dependiente de la tienda, la abuelita y el nieto… todos, menos la (ahora ex) procuradora General de la República y el secretario de Gobernación.
Miguel Ángel Osorio Chong, tuvo a Duarte un día antes, sentado en sus oficinas de Bucareli.
Ahí se enteró antes que todos nosotros -tal vez le ordenó- de la gallarda decisión de pedir licencia a su cargo de gobernador de Veracruz, para defender su honor mancillado (al parecer, lo mismo pasó con Guillermo Padrés, ex gobernador de Sonora, también prófugo de la justicia, lo que nos hace pensar que antes de emprender la graciosa huida, es menester pasar a informar a las oficinas del encargado de la política interna del país).
El 19 de octubre, ya con Duarte ilocalizable, Osorio Chong aseguró que si bien se desconocía el paradero de Duarte, se tenía la certeza de que continuaba en México, y que no tenía información por parte del Instituto Nacional de Migración de su salida del país (claro, porque cuando alguien huye de la justicia, lo primero que hace es informar a Migración de sus intenciones de abandonar territorio nacional).
Ese mismo día, la PGR solicitó a la Interpol la emisión de una Ficha Roja en contra de Duarte, para que sean ellos los que lo apresen, y no las instituciones mexicanas que no pudieron, o no quisieron.
A toro pasado giró orden de aprehensión en su contra por los delitos de Delincuencia Organizada y Lavado de Dinero (por no hablar del desvío de recursos públicos por más de 14 mil millones de pesos, el desfalco a las finanzas públicas de Veracruz, el comprobado enriquecimiento ilícito, las empresas fantasma, las casas rematadas en 10 dólares y vueltas a comprar con otro nombre, la expansión del crimen organizado, las guerras entre cárteles del narco, los asesinatos de periodistas, la ola de secuestros, las desapariciones y ejecuciones de todos los días en la entidad…).
Y para colmo de caradura, el chino Chong advierte que “si cayó el Chapo, caerá Duarte” y remata con una frase genial, y cito:
“¿Cuántas veces me dijeron que no íbamos a poder detener al Chapo? Hemos detenido a 103 de los más buscados del país. Se puede decir lo que quieran, pero lo vamos a acreditar con los hechos, lo estamos buscando, no es tarea fácil, pero nadie se puede esconder para siempre”. (Uno Noticias, 24/10/2016)
Cabe hacer algunas precisiones al secretario de Gobernación (sic).
Joaquín “El Chapo” Guzmán se les peló de la cárcel más vigilada del país cuando Osorio viajaba rumbo a Francia, para reunirse con su jefe, el Idiota de los Pinos, quien se encontraba ya en visita oficial (con lo cual, además, violaron la Constitución, que establece claramente que el presidente de la República y el secretario de Gobernación no pueden abandonar al mismo tiempo el país, para poder afrontar situaciones emergentes… Como la fuga del preso más peligroso de la cárcel más vigilada del país, por ejemplo).
¿Cómo supo El Chapo que ese día, y no otro era el bueno para fugarse? ¿Quién le comunicó la agenda de ambos funcionarios, para que tan convenientemente coincidiera?
Al momento de la segunda fuga del Chapo, el Chino Chong advirtió “No es tiempo de pensar en renunciar”, cómo va a ser, ¿cómo se les ocurre imaginar siquiera que su incompetencia manifiesta se convirtiera en una renuncia inmediata, como ocurriría en cualquier otra parte del mundo?
Para eso se necesita tener un poquitito de vergüenza, un lujo que no se puede tener en tan altos cargos.
Volviendo a Duarte, ¿cómo puede decir en una misma frase que no saben dónde se encuentra, pero que están seguros de que no ha abandonado el país? ¿En qué quedamos, saben, o no saben?
¿Cómo es posible que teniendo tan abultado expediente en su contra, no se armara un cerco a su alrededor para impedir la tan cantada huida? ¿De verdad creyeron que se iba a quedar en una de “sus dos casas” (sic) a “preparar su defensa contra las calumnias e infamias de un solo veracruzano” (sic)?
No dudo que en esa reunión previa a la solicitud de licencia, también se hubieran negociado no sólo la fuga, sino también una conveniente captura, en un momento políticamente conveniente (digamos, cercano a las elecciones, o cuando otros temas de la Agenda Nacional se tornen demasiado candentes), así como la garantía de que los recursos mal habidos no serán tocados, en espera de una eventual liberación por “falta de pruebas”, o algo parecido.
Pero hasta para eso se necesita un poco más de colmillo, porque hubiera sido más efectista el hecho de decir: “detuvimos a Duarte a punto de subir al helicóptero”.
Al final de este sainete de telenovela barata, la lección que queda, en este México del NoPasaNada, es que puedes asociarte con el narco, transformar tu estado en un reguero de sangre, puedes matar impunemente a periodistas y adversarios políticos, puedes favorecer a amigos con jugosos contratos fantasma, puedes malversar miles de millones de pesos de fondos públicos, comprar y rematar propiedades, puedes, vaya, hasta ser la persona más antipática, odiosa, prepotente y repugnante… (Qué importa que lo fueras, si hubieras sido un buen gobernante). No importa, siempre habrá alguien que te lo permita, y cuando ya no pueda sostenerse más la situación, siempre habrá quien te cubra la huida.
Dejo para otro momento esta perla de sabiduría del jefe de todos ellos: “ningún presidente creo que se levante, ni creo que se haya levantado, pensando –y perdón que lo diga- cómo joder a México” (vaya, pues, qué alivio, que el presidente de un país advierta eso… si así estamos como estamos, cómo estaríamos si en verdad se lo propusiera…).
Desde ya, propongo tan atinada frase para sustituir con letras de oro en el Congreso de la Unión a esa otra tan desgastada, hueca, retardataria y vacía de: “La Patria es Primero”.