«México necesita demostrar la capacidad para determinar su propio destino
y tomar decisiones que fortalezcan su seguridad nacional, que promuevan
su estabilidad política y construyan su cohesión social”.
-Denise Dresser.
Marcharán, llenarán las calles de la Ciudad de México como solo ellos saben hacerlo, lo harán por grupos, algunos de la UNAM, otros del IPN y la UAM pero juntos. Se unirán los hermanos de otras cuantas universidades pero marcharán. Van a exigir el derecho y respeto a la educación superior de calidad, porque el Gobierno de México los traicionó.
Porque el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 parece ser el instrumento de control y vigilancia que por excelencia puede contener a aquellas instituciones u organismos gubernamentales que no actúen, piensen o comulguen como los que ahora ocupan la Administración Federal.
Porque el Gobierno de México ya midió el tiempo y la magnitud de respuesta de las universidades públicas cuando por un error administrativo –que se arregló mediante una fe de erratas- se modificó el Art.3 constitucional, ignorado el máximo derecho a la autonomía de las mismas.
Porque pese a ser la Máxima Casa de Estudios, a la Universidad Nacional Autónoma de México se le recorto un 6.3%, a la Universidad Autónoma Metropolitana un 7.7% y al Instituto Politécnico Nacional un 4.9%, todo ello en comparación del presupuesto aprobado para el ejercicio de 2018.
Porque no hay gobiernos democráticos que sustenten su crecimiento académico, cultural y de investigación recortando presupuesto a quienes resultan ser sus principales proveedores de investigadores, creadores, cientistas, pensadores, analistas, biólogos, químicos, ingenieros y de más.
Porque llegó la hora de equilibrar esa inmensa mayoría en el Senado de la república y la Cámara de Diputados con la participación completa, activa y permanente de todos los ciudadanos que salieron a ejercer su derecho a la representación popular el pasado 1 de Julio.
Porque al Lic. Andrés Manuel, Presidente de México, se le acabaron los pretextos para no escuchar el posicionamiento de cada universidad, de cada sector estudiantil y académico cuando desde la campaña éstos respetaron, vigilaron y respaldaron el proceso electoral con cada uno de los proyectos de nación que en el momento competían.
Porque no hay ni habrá una mejor educación aplicando el esquema más con poco, esquema que solo obliga a dejar de implementar acciones, programas y actividades fundamentales para el desarrollo y la preservación de la ciencia y la tecnológica de cada institución universitaria.
Porque intentar vulnerar la autonomía de las universidades y sus universitarios a través de la reducción del presupuesto es la causa con mayores efectos colaterales en aquellos espacios en donde la oposición podrá refrendarse como tal si defiende a capa y espada los intereses de los universitarios mexicanos.
Porque construir cien universidades más no es la razón suficiente para la reducción del presupuesto de las universidades públicas pero tampoco el incremento presupuestal a las acciones militares y navales pueden ser una respuesta que justifique la obligación de las universidades de hacer más con poco.
Porque si de hacer más con poco se trata, la formación y el desarrollo de los que hoy se forman como profesionistas y de los que en los próximos lustros lo harán, se habrá condenado al fracaso, creando una educación deficiente y carente para el progreso que México necesita.
Porque somos universitarios.
Porque podemos.
Porque debemos construir un país justo; democrático y sin mayorías aplastantes; en donde el Presidente de México represente a cada uno de los mexicanos; un Gobierno que junto con la sociedad construyan el camino por el cual tengamos la oportunidad de crecer y cambiar política, económica y socialmente; un país en donde haya espacio para todas las ideas y las formas de expresión de nuestra libertad.
Porque por mi raza hablará el espíritu, en mi casa abierta al tiempo, porque nada humano me es ajeno y así mi técnica siempre estará al servicio de la patria.