La fase II de coronavirus implica que habrá cientos de contagiados y que será virtualmente imposible averiguar cómo o de qué forma se hicieron con el bicho ese.
Pero, apreciables ocho lectores(as), no hay que entrar en pánico, no hay que propagar falsos rumores y mucho menos ignorar las recomendaciones de los especialistas.
Ellos, los que sí saben y no andan haciendo osos a lo maje en las mañanas, han comentado que es un virus no letal, apenas lo es para 2 por ciento de quienes lo contraen. El verdadero problema es la increíble capacidad que tiene para infectar a miles y miles de personas y lo peor es que el 80 por ciento de ellas no presentan síntomas graves y ni siquiera saben que son portadoras. Apenas un 15 por ciento tendrá algún tipo de sintomatología menor o grave y solo 5 por ciento requerirá asistencia respiratoria.
De ahí la importancia de evitar por todos los medios posibles que haya un contagio masivo.
Imagine usted, por ejemplo, que vive en una ciudad con mil habitantes. Si todos se enferman al mismo tiempo, eso significa que al menos 50 personas requerirán el uso de respiradores mecánicos y ventiladores. El ejemplo es burdo, pero piense usted en la dificultad de encontrar en una ciudad con mil habitantes esa cantidad de infraestructura para brindar la citada atención. La cosa se pone en verdad fea si la ciudad es de 5 millones: se necesitarían 250 mil equipos para atender a ese mínimo porcentaje. IMPOSIBLE.
Para acabarla, sucede que todos representamos para el coronavirus Covid 19 un excelente sitio para vacacionar, pero los principales grupos de riesgo son adultos mayores, menores, mujeres embarazadas y aquellos que presenten enfermedades cardiopulmonares, hipertensión o diabetes e incluso sobrepeso, ¿qué tal? El bicho llegó al paraíso en este país.
Ahora es real: sí es cuestión de vida o muerte para un gran porcentaje de nuestra población estar expuestos. Por eso es importante permanecer en casa. Usted puede ser una persona joven y sana sin mayor riesgo, pero ¿y los mayores de 60 a los que usted podría contagiar por ignorancia y estupidez?
Lo sé, para millones de mexicanos es imposible permanecer en cuarentena porque vivimos al día. Si no trabajamos, no hay dinero. Así de sencillo.
Las recomendaciones, a estas alturas, ya son de todos conocidas, pero nunca sobran.
Al regresar a casa, hay que quitar todo lo que se trae encima, desde ropa hasta reloj y, de ser posible, a bañarse. Después podrá convivir con su familia. Y por supuesto, lávese las manos constantemente, estornude o tosa en la cara interior de su brazo a la altura del codo (de etiqueta, le llaman) y por ningún motivo se toque la cara. Los orificios naturales del rostro son la alfombra roja para esos pinches bichos.
Si cumple esas recomendaciones (aunque insisto, la mejor es permanecer aislado), ya está usted ayudando a otras personas.
Pero ¿si además pasamos a la acción?
Entre todo el marasmo de videos en redes sociales sobre reconocimientos públicos a las fuerzas sanitarias, salubres y médicas en diferentes puntos del planeta, me topé con varias sugerencias que vale la pena compartir.
La primera y más importante, consume local. Los grandes corporativos no nos necesitan, la tiendita de la esquina sí: desde el vecino que arregla llantas hasta la señora de la verdulería y la pollería; el compa que lustra zapatos y la chava que arregla ropa, el brother de los tacos y la abuelita de las flores. Ellos y ellas, entre otros tantos, sí son parte de nuestra rutina y ellos sí merecen nuestro apoyo.
La segunda. Hay personas que ya no podrán tener un ingreso porque su trabajo fue suspendido durante la pandemia, hablo del caso específico de los empacadores(as) en los centros comerciales, los adultos mayores. Por mucha despensa que les den y con todo y la promesa de poder continuar con tal actividad cuando pase la emergencia, semanas o quizá meses, no podrán subsistir con ello. Igual las personas en situación de calle y otros. Un poco de comida siempre será bien recibida.
La tercera, también relacionada con la anterior. Hay otros que por enfermedad, edad o condición física no podrán salir de casa para adquirir algo. Si nosotros vamos a la tienda preguntemos. No cuesta nada. Ahora que si algo se necesita y nadie llama, pues colocar alguna tela de color rojo en casa es una buena forma de pedir ayuda o asistencia. Deja de ver el celular y mejor observa las ventanas y puertas de los vecinos, quizá alguien podría necesitarte.
La cuarta. Infórmate, permanece atento a las decisiones de las autoridades sobre el desarrollo del problema. No es plan de alarmar, sino de concientizar. No propagues rumores, no creas a pie juntillas las razones políticas de nada, pero confía en el sector salud y en especial en sus representantes. Ellos son los verdaderos héroes del momento.
Y quinta. Si conoces a alguien que sea mega fanático de don peje y su partido, de esos que a la menor provocación están dispuestos a todo por su mesías, que no se preocupen, ellos pueden seguir haciendo su vida normal con figuritas religiosas en pedacitos de papel protegiéndoles de todo mal… amén.