¿Cómo nombrar el dolor? ¿Cómo ser objetivo con una película que apela a fantasmas de lo viejo? Ante la imposibilidad de acercarme a sus valores formales, no me queda más que regresar a la experiencia. Vi Close (2023) como quien descubre una ventana que da hacia un paisaje aterrador de tan maravilloso.
Temo parecer entusiasta; al final del día cuando alguien se acerca al arte se le exige cierto grado de distanciamiento, un ejercicio de valoración científica. Y sí, podría mencionar lo difícil que suelen ser los momentos de transición en la vida, los umbrales entre las etapas de desarrollo, los descubrimientos que estamos obligados a hacer; o escribir acerca de la masculinidad hegemónica, como lo haría la investigadora australiana Raewynn Conell, de las responsabilidades impuestas que el género asignado nos exige. No en esta ocasión.
Close es la historia de dos amigos cercanos que pasan sus días entre cultivos de flores, pastizales y arboledas. Un idilio que abandonan cuando entran a estudiar juntos. La cercanía entre los dos provoca que sus compañeros de clase se pregunten acerca del vínculo que mantienen. Uno de ellos, parece cuestionarse su amistad y decide alejarse para evitar los señalamientos. Esto provoca una ruptura que los lleva a tomar decisiones sobre las que no pueden volver.
Hacia la segunda mitad de la película, el tema del arrepentimiento se vuelve central. Está allí, rondando a los personajes, sin hacerse explícito; surge en las grietas de la vida diaria. Me recordó que ante la ausencia es más fácil, para evitar la insoportable angustia, hacer como que es posible afrontar la desdicha.
Yo también perdí a un amigo, no de la forma violenta que plantea la película, pero sí por el miedo a descubrir un amor (toda amistad es una forma del amor) que me hubiera sobrepasado. El que esté libre que arroje la primera piedra. Cuando uno pierde a un amigo la última imagen que nos queda de él es la que permanece. Ha pasado el tiempo y reconozco que he cambiado, pero la imagen de mi amigo sigue existiendo como como un vínculo que me provoca una sonrisa. En esta última se unen la nostalgia de lo que se fue y la felicidad de que ocurriera lo ido.
La última escena de Close ocurre en un campo de flores, el personaje central vuelve la mirada. Reconoce, y yo con él, que su camino continúa, solo.
Para Lalo Rendón, doquiera que estés.