Durante la campaña presidencial Andrés Manuel se jactaba de ser el candidato que más ha recorrido el país y, por lo tanto, de ser quien más conoce las necesidades de los ciudadanos. Ahora, el ya presidente electo y durante el período de transición, la sociedad parece seguir descubriendo quién es López Obrador.
Alguien podría decirme que estoy apresurándome a realizar alguna crítica a un gobierno que aún no es, ya que el presidente electo no ha tomado protesta, de tal modo, no se podría analizar algo que todavía no tiene inicio. En buena medida ese argumento sería válido si no se tomara en cuenta que Morena tiene mayoría en todas las cámaras y no se han apresurado a preparar el camino más propicio para que, ahora sí, el primero de diciembre, AMLO tome protesta como presidente de la república.
Tampoco podemos olvidar que el mismo Obrador nos está adelantando lo que posiblemente veamos recurrentemente a lo largo de su sexenio: sus constantes contradicciones. Ya saben, un día dice una cosa y al siguiente la cambia por otra; lo mismo ocurre con su gabinete que en más de una ocasión ha tomado la palabra para corregir a Obrador. Creo que el próximo presidente tendrá que llamar a Rubén Aguilar Valenzuela para que nos explique qué es lo que el intenta decirnos con la famosa frase: “lo que el presidente quiso decir…”.
Tal parece que Andrés Manuel se percató de que en su república del amor (o cuarta transformación) se necesita más del dinero que de amor. Ahora resulta que, de antemano, avisa que no podrá cumplir con todos sus compromisos porque el país está en quiebra. Ya sabemos que al tabasqueño le encanta el baseball, pero como próximo presidente no puede “lanzar” un comentario como tal. México sí tiene muchos problemas, eso es innegable, el más grave es el de la distribución de los recursos económicos los cuales permanecen en las manos de un grupo reducido de las familias más acaudaladas del país, juntamente con algunos funcionarios públicos.
AMLO está empeñado a hacernos creer que México está en bancarrota pero ¿con qué argumentos? La reducción de los inmensos salarios de los cargos públicos, por lo menos a nivel federal, no se trata de una acción económica sino “moralista” e inclusive demagógica. Además de la protesta del sector empresarial y de las declaraciones de la SHCP, Valeria Monroy, directora de México ¿cómo vamos?, y Mariana Campos, experta en gasto público, señalaron que México no está ni siquiera en recesión económica y menos en bancarrota.
Entonces ¿qué implicaría que un país esté en bancarrota? Simple: que una nación no tiene la capacidad económica para pagar sus deudas externas. México sí estuvo en una situación así gracias a la política económica de López Portillo, sin embargo, no es una bancarrota que hemos arrastrado durante 30 años, como asevera Obrador. Después de todo, Standard and Poor’s, Moody’s y Fitch tienen a México en la categoría de grado de inversión.
La economía mexicana ha padecido mucho, pero no existe tal bancarrota. Después del Error de diciembre, la economía del país tuvo un crecimiento del 3.67%, durante el mandato de Fox llegó a un 2.13%, con Calderón 1.86%, mientras que durante el gobierno de Peña Nieto llegó a un 2.5% (cabe señalar que durante este último sexenio se tuvo la meta de alcanzar un 4.5%). Es verdad, los datos pueden ser poco alentadores, pero muestran una realidad y no es la que pretende vendernos Obrador.
Zedillo tuvo que salir de la crisis económica herencia de Salinas; Fox lidió con los primeros efectos de la globalización, la crisis de Brasil y Argentina, así como la crisis norteamericana y el colapso de la tercera vía de Clinton y el atentado del 11S; Calderón tuvo que contener la embestida de la peor crisis financiera de los Estados Unidos y Europa entre el 2008-2009; Peña Nieto vio la caída del precio del crudo, la llegada de Trump a la Casa Blanca y la renegociación del TLCAN.
Las declaraciones de Andrés Manuel reflejan la “Crónica de una muerte anunciada”; así como anticipó la amnistía y el perdón para los corruptos, del mismo modo nos señala que no cumplirá con todo lo que prometió y para ello inicia culpando a la economía.
También demuestra hasta qué punto conoce al país pues, como ya lo mencioné, éste ha pasado por distintas crisis en las pasadas administraciones y ningún presidente pudo decir que no cumplió debido a la situación económica de la nación, antes bien demostraron que México es un país en el que los inversionistas pueden confiar.
Aún conservo una duda que me acompañará a lo largo del próximo sexenio: Andrés Manuel ¿qué clase de México conoces?