Este miércoles quedó oficialmente conformada la LXIV legislatura del Congreso de la Unión, pero ¿eso es importante? Por supuesto. Primero porque es la primera vez que el Revolucionario Institucional, nuestro amado partidazo, se convierte en tercera fuerza política del país (hablando en términos oficiales) y, segundo, porque como en los mejores tiempos del presidencialismo absolutista y manipulador, un partido tendrá la fuerza suficiente como para dar madruguete a cualquier cosa que se les ocurra, sin mayor contraparte que el llamado “uso de la voz” de sus adversarios.
Acudieron 499 de los 500 diputados electos porque Herve Aguilar, yucateco representante del distrito 3, no llegó al baile por “motivos de salud”. Los del partido del presidente electo, el “Movimiento de Regeneración Nacional”, tuvieron desde inicio la mayor numeralia en su bancada, pero luego aumentó (de 191 a 247) gracias a la camaleonesca convicción de varios cuya cuestionable determinación partidista les permitió abandonar al del Trabajo y a Encuentro Social.
Durante la sesión hubo protestas, arengas y frases triunfalistas ahora emanadas desde algo que pretenden vender como izquierda cuyas voces mayoritarias y ávidas de revanchismo lo evidenciaron, “es un honor estar con Obrador”. ¿De verdad? Ellos tendrán sus monetarias, burocráticas y poderosas razones para afirmarlo, pero ya veremos. Por lo pronto, la presidencia de la mesa directiva recayó en un personaje del siglo XX con innegable experiencia en esas lides: el buen Porfirio Muñoz Ledo, un político de izquierda y opositor de los de a deveras.
Resaltó Lucía Riojas Martínez quien, ni tarda ni perezosa, en algún momento llegó a la tribuna con una bandera del orgullo LGBT+ (lesbiana, gay, bisexual, transexual, transgénero, entre otras manifestaciones e identidades) y la extendió en sus manos, visibilizando y representando a ese sector de la población. “Este es un gran suceso ya que nos da visibilidad en representación nacional y eso es verdaderamente admirable por parte de esta diputada, sobre todo el saber que lo hace por convicción. Todo nuestro apoyo hacia ella”, comentaron en redes algunas personas de esa comunidad.
En el Senado también hubo espectáculo. El cuestionado dirigente de los mineros sindicalizados llevó a sus paleros para aplaudirle hasta la presencia y no miento. Napoleón Gómez Urrutia regresó a México para convertirse en un prominente miembro de la Cámara alta y, si me perdona la expresión, a pavonear el fuero a sus detractores y pintarle cremas a sus enemigos, o al revés volteado gracias a la inigualable visión de San Andrés Manuel de todos los santos.
Asistieron 127 personajes de los 128 que deben conformar al Senado, como Josefina Vázquez Mota, toda de blanco, o la tristemente célebre Magdalena Mayorga muy cerquita del ex gobernador mexiquense Eruviel Ávila Villegas y no tan lejos de su jefe y amigo Miguel Ángel Osorio. También estaba ahí la sonrisa de Rafael Moreno Valle, toda triunfalista y maquillada.
Martí Batres encabezará los esfuerzos de 58 senadores del peje, 24 azules, 15 tricolores, y siete de Movimiento Ciudadano, así como seis del PT, PRD y PVEM, cinco del PES y uno sin grupo, a quienes ya citó a sesión del Congreso general el sábado 1 de septiembre a las 5 y también el martes 4 de ese mes a las 11:00 horas para la primera sesión de la Cámara de Senadores.
“Tenemos por primera vez un Congreso manifiesta y mayoritariamente de una izquierda democrática”, dijo emocionada la senadora Ifigenia Martínez, una de las icónicas figuras de la oposición que dio forma a la hoy empoderada fuerza.
Lo cierto, es que con la conformación de ambas cámaras ha dado inicio ya la nueva época de la política mexicana y las posibilidades de que Morena se convierta en absoluta mayoría en el poder Legislativo están a tiro de piedra.
Será cuestión de tiempo confirmar si en realidad apoyarán al tabasqueño en lo que ha llamado la cuarta transformación del país o se limitarán a taparle el ojo al macho con solo buenas intenciones y una horda de fanáticos dispuestos a todo para justificarles y hasta encubrirles.
Como sea, habitantes de esta noble y gran Nación, ¡regocijaros!
En cuestión de semanas habremos de abandonar –por fin- peñalandia…