Falta menos de un mes para que las precampañas de quienes aspiran a la silla presidencial terminen y debemos reconocer que, durante este proceso tan tormentoso para nosotros, los precandidatos se han esforzado lo suficiente como para no votar por alguno de ellos.
Se supone que, durante este proceso de precampañas, ellos – los aspirantes -, tendrían la oportunidad de convencer a sus partidos de ser la mejor o única alternativa para representarlos. En algunos partidos este momento se trataba de fortalecer la unidad de los militantes y simpatizantes; en otros, se buscaba la inclusión de nuevos actores políticos que podrían reforzar la estructura partidista.
Lamentablemente esto no ocurrió.
El precandidato José Antonio Meade se ha dedicado a lamentar los acontecimientos ocurridos con los exgobernadores que han sido acusados formalmente por hechos de corrupción, malversación de fondos públicos entre otros delitos. Dice Meade que sus oponentes solo proponen proyectos y propuestas irreales y descabelladas. Valdría la pena decirle que, a diferencia de él, sus oponentes han presentado propuestas.
Algo extraño ocurre con Ricardo Anaya, el precandidato decidió apostar por eventos pequeños en lugares grandes. Durante sus eventos, Anaya ha defendido la propuesta del Ingreso Básico Universal, esta propuesta busca entre otras cosas: compensar económicamente a los ciudadanos por el simple hecho de ser mexicanos. Una propuesta extraña, pero que vale la pena debatirse.
Andrés Manuel, él, lejos de intentar fortalecer los principios democráticos de su partido, solo aprovecha su imagen para seguir con la continua lucha populista en donde la victimización de los pobres es su principal arma. Pero es AMLO, quién también ha puesto las cartas sobre la mesa, ha señalado que de ser Presidente, todos los jóvenes van a poder estudiar una carrera universitaria y podrán insertarse de forma inmediata al sector laboral.
Al igual que la propuesta de Anaya, la de AMLO es otra que vale la pena sentarse a discutir.
Respecto a los independientes, a ellos el tiempo se les acaba y parece que solo el Bronco y la esposa de Calderón van a figurar en la boleta electoral, pero antes deben acreditar cumplir con todos los requisitos, y dos de ellos muy importantes: primero, recolectar el 1% del padrón electoral de por lo menos 17 Estados y segundo, fiscalizar el 100% de los ingresos y gastos respecto al tiempo en el que buscaron el apoyo ciudadano. Así que estos dos independientes ya tienen un pie del otro lado, ahora deben poner el otro con mucho cuidado para no resbalar.
Entre suspiros, tensiones, dimes y diretes, los precandidatos están preparando diversas estrategias para lograr posicionarse uno delante del otro. Las pocas prácticas que han puesto en marcha hasta ahora, van desde cambiarle de nombre al opositor hasta publicar su vida personal en las redes.
Los del PRI se refieren únicamente a AMLO como “LÓPEZ”, los de MORENA se refieren a Meade como “MEADE”, y no es nada extraño hacer esto, lo que hacen es insertar en los votantes la idea de que estos apellidos son sinónimo de peligro, lamentablemente solo provocan extrañeza en los ciudadanos.
Otros precandidatos prefieren la idea de aparecer en Internet y hacen lo imposible para que la Red este hablando de ellos de forma constante, como lo es el caso de Margarita Zavala, quién subía un video cada vez que recolectaba cien mil firmas. Anaya es también un precandidato adicto a los post, y es que él hasta tendencia nacional ya fue.
Falta menos de un mes para que las precampañas terminen, y muy poco se sabe de los proyectos de nación para recuperar México. Lo que hagan los precandidatos durante estas próximas cuatro semanas tendrá repercusión inmediata en aquellas ciudadanos que indecisos, que ya de por sí no quieren votar, ahora se enfrentaran con una boleta llena de coaliciones sin sentido para muchos.
Se trata de crear propuestas basadas en la discusión y el debate de la Sociedad Civil y los partidos políticos, porque sí algo tienen en común todos estos precandidatos es que han excluido temas importantes respecto a la igualdad, la seguridad y la violencia.
Después de todo, estos momentos sirven solo para reflexionar sobre la realidad de nuestra política, nuestros políticos y nuestro futuro, porque al parecer, nos depara un destino trágico, en donde no solo los candidatos se maquillan, sino también sus palabras.