Los mitos borran la huella humana, son una emanación del orden natural o divino. Los mitos, esos historias que nos han unido y desunido tantas veces en la historia, son los tótems donde están aferradas con uñas y dientes nuestra civilización.
Nuestra cultura es un productos de ellos, y los rencores sus desechos. Estas historias fueron las constructoras de nuestra moral, tenían un fin y un propósito, ser algo que estuviera fuera de lo humano, y que le diera sentido de pertenencia a nuestra existencia. Más ahora, que hemos desaparecido y asesinado a las grandes relatos, nuestra realidad ha perdido toda su substancia y esencia.
La totalidad de lo real se ha perdido, solo somos un fragmento que ha desparecido después de la verdad, verdad que es plasmada en lo real, lo cual forma una extraña danza de aleatoriedad. Ya que al no existir la verdad, o una verdad que no sustente, lo real se nos disipa y solo nos queda las interpretaciones.
Nuestro deseo, el desafío a lo infinito, esa batalla constante contra el devenir de la vida, esa lucha la hemos perdido. Solo somos una bala soltada por la pistola del azar, la cual juega una extraña ruleta donde la vida termina por explotar. Ahora que hemos comprendido lo azaroso de este universo, seguimos queriendo mantener de las mitologías, alegorías que le den un valor a nuestros hechos, símbolos que nos mantengan en una constante búsqueda del incontable absoluto, ¿y qué mayor idea que el Dinero?
El Dinero es todo activo o bien generalmente aceptado como medio de pago, además cumple las funciones de ser unidad de cuenta y depósito de valor. El término «dinero» deriva de “denarios”, nombre de una moneda romana de plata, también dinero fue el nombre de diversas monedas utilizadas durante la Edad Media en España.
El primer lugar donde aparece el dinero materializado es en China, donde las monedas eran de madera, lo que generó que la reproducción por cualquier individuo sea muy sencilla, originándose el primer caso de inflación del mundo.
Después de China las primeras estructuras sobre el dinero estuvieron basadas en los metales preciosos: diamantes, oro, plata, o también diferentes tipos de semillas o reservas. Después, por la consecución y la acumulación de riqueza se cambió a papel moneda, el dinero dejó de ser algo sólido a transformarse en un idea, en un hecho. Ahora el mundo como lo vivimos es el conjunto de hechos, y nosotros somos la totalidad de ellos.
El dinero es una idea que tiene un valor porque se transforma en un hecho, cuando lo usamos para pagar, cuando es el método de transacción de algún bien, cuando se convierte en deuda. Antes el dinero tenía su valor porque se sostenía en el oro de la reserva de un estado, mas ahora, ¿cómo sabremos si el estado imprime más billete que lo realmente tiene de reserva?
Nunca lo sabremos realmente, pues ahora la disposiciones de deuda podrían triplicar o cuadriplicar lo que realmente el gobierno tiene de fondo. Teniendo esto en cuenta, el dinero como lo ves ha evolucionado de tener un objeto precioso a ser una idea inalcanzable.
El dinero ha de ser un medio para la libre transformación de trabajo en bienes, pero de ser algo parecido a una entidad fuera de nosotros mismos, se ha transformado en un dios. Este nuevo dios, no tiene palabras y no tiene emociones, no tiene una única expresión. Fuera como fuera, el inmenso poder que tiene este objeto sin validez se ha despojado de algún rastro de humanidad (si es que alguna vez lo tuvo). El dinero ya no es bueno, ni tampoco malo, sencillamente es. Su papel en la historia se resume a estar ahí, darle principios y finales a los conflictos.
Decía Karl Marx: “El oro circula porque tiene valor; el papel moneda tiene valor porque circula”. Pareciera que potencias fuera de nosotros mismos controlan el uso de la idea del dinero, extraños semidioses llamados bancos tienen la sabiduría para domesticar a la bestia económica, tratando de controlar con sus espolones el bramido de esta sociedad. Llamando a la inflación o a la crisis cuando ellos quieren, me recuerdan a los sacerdotes gritando el apocalipsis.
El dinero se asemeja más a una fuerza de la naturaleza o a un poder cósmico que a un concepto creado por el humano. Al día de ahora aparenta que tiene en sus manos el binomio destrucción/creación, pareciera que se mueve en una suerte de Tesis-Antítesis-Síntesis mundial.
Más creo que esto es un intento del ser humano a sistematizar su mundo, de intentar regular y categorizar nuestra realidad, una droga para intentar revertir la ansiedad del devenir del mundo.
Una estructura sostenida por naipes pero que es sumamente apolínea, por lo cual generalmente se niega a la integridad, a la inmediatez y del placer; por lo pareciera que se auto-controla, como si fuera racional, la llamada mano invisible, pero ¿cómo se regula? ¿Cómo se racionaliza lo que no puede ser racionalizado? ¿Cómo se hace científico lo que no puede ser callado? El Dinero, el último dios o mito que deber ser derribado.