La mano de Dios
Dicen que un dios…
en cada partido,
reparte la suerte,
no es el arbitro
sino el dueño del balón,
él dice si juegas, si te elijen al ultimo
o te toca banca.
Me gusta romperla,
meterla sobre la hora
después de estar cancheando,
pero a ese promotor de divino ego
le fastidia mi posición,
mi fútbol total ateo,
que le rompa la sotana a los curas,
que los crucifique en el arco,
que la mano de dios
no sea la suya.
Su hinchada dice que es bueno,
que nos dio la vida y el balón,
que si yo con él, quien contra mi…
el sonido local informa:
“Jehová es varón de guerra;
Jehová es su nombre”.
Éxodo 15:3
Yo no sé si existe,
solo sé que si me ve en la tv,
no le dedico ningún gol,
ni le regalo mi camiseta,
soy un 9 mágico escéptico,
puro toque y pase.
El inventa penales mortales,
no marca faltas de sus entrenadores
en las divisiones inferiores,
y no pita el fuera de lugar
para acabar con el mal,
no hace cambios de dogma,
si el saque inicial lo hiciera por la humanidad,
yo sería de su porra,
ha puesto a un nazareno
a morir en la cancha por sus pecados.
Si el dejara de ver Fox sport, y la cambiara a CNN o al 22,
vería los horrores de su táctica,
que su 4-4-2 no funciona,
que lo están goleando los niños con hambre,
el medio campo destrozado de medio oriente,
las hambrunas y las fintas con ostias,
violaciones y muerte en el mundial femenil ,
los palcos llenos de santidades,
fanáticos de la indiferencia,
la maldad dominando el juego
las fuerzas básicas fusiladas,
muchos autogoles en la meta vaticana.