La tutoría hoy en día se ha transformado de manera importante, los niños han experimentado el cambio, y seguramente se observaran radicales significaciones en los pequeños, al respecto de quién y cómo dirige sus vidas.
No es ajeno para nadie que, un niño desde su nacimiento y hasta altas edades, necesita de alguien mayor para que le guíe. Los cuidados, la alimentación, el afecto, son requerimientos indispensables para que un niño se desarrolle.
Actualmente, con la dinámica de vida actual, donde se resiente la cantidad de tiempo que demandan los trabajos, la desarticulación de las familias cada vez más repetidas, y en ocasiones, hasta una desolación a causa de la falta de responsabilidad de los padres, deja en una especie de abandono a los niños.
Sin embargo, los niños no se han quedado sin alguien o algo que les dirija en sus procesos de vida, lo interesante es que ahora no hablamos de personas frente a los infantes, sino de maquinas, dispositivos, que hasta pueden protegerlos.
Como en una ecuación algebraica, los niños han encontrado en los aparatos tecnológicos quien sustituya el vacío –la incógnita sin nombre-. En una ecuación, se presenta siempre, una incógnita, una constante y una igualdad, de lo cual se entiende, ha de darse una igualación para guardar el equilibrio.
Un ejemplo de esto sería: y+2=8. El infante necesita saber quién es y para poder equilibrar la ecuación de su vida, establecerse en vida. Como parece suceder en muchas familias, el misterio de quién es y, o qué representa se dificulta sobre manera.
En otras palabras, al niño le toca saber quién está al cuidado de él; tan necesaria es la tarea de llenarlo de palabras en un frente a frente, para que el bebé pueda reconocerse en esa mirada y voz.
Pero decíamos, parece estar ocurriendo que no se desvele el misterio a buen término, el infante sin embargo, busca de cualquier manera, a veces incluso hasta en manifestaciones bruscas, saber ante quién puede tomar su referente.
Lo que hace el niño, estrategia basada en el universo de lo simbólico dirá Lacan (Seminario 2, 1954), es que retomará de donde encuentre algo que dé cuenta de su ecuación, desde donde emerja algo de su verdad.
Y esto es que, el niño buscará a través de los dispositivos basados en el uso del lenguaje, provean de cualquier manera los suministros simbólicos –palabras-, que la criatura humana requiere para su constitución.
Para Jean Baudillard (Cultura y simulacro, 1993), se trata de que el Otro –la cultura-, sea buscado en la pantalla.
Estamos hablando de cómo el niño sustituye en la ecuación a la madre ausente por trabajo o por lo que sea -lo radical está en la ausencia-, por lo que le ofrece el dispositivo tecnológico, como bien puede ser un Smartphone o una Tablet.
Principalmente esos dos objetos, se levantan como los sustitutos por excelencia de una maternidad o paternidad no develada, no tomada en cargo.
Y es en la misma definición de tutoría donde encontramos la constatación ante tal fenómeno. La palabra tutor, que viene del latín tueri significa observar, dirigir y proteger.
Tutor es aquel, o diremos, aquello que cubre la incapacidad de alguien que no está en condiciones de regularse así mismo.
En la ecuación descrita anteriormente, el Smarthphone sustituye, cubre en muchos casos el rol de la tutoría. Objeto al que seguramente no se le llamará madre o padre, pero que en efecto, hace las veces de observar, dirigir y proteger en muchos sentidos al infante.
Es común escuchar que a los niños se les deja en la supuesta seguridad de la casa, abandonados hasta cierta medida, con la compañía del dispositivo, mientras el adulto potencial responsable de la tutoría, sale o hace sus deberes, que por cierto no incluyen a su hijo.
Niños que gastan horas en las pantallas intentando encontrarse a sí mismos, en tanto buscan la voz, la mirada que equilibre su ecuación, porque creemos, no es sólo diversión, no es entretenimiento lo que los mantiene ahí, se trata de algo más.
Si los padres que dejan solos a sus hijos en la “seguridad” de un dispositivo están pensando que no pasa nada, han de saber que en los niños se procesa una ecuación donde los están sustituyendo.
Ya se habla de un sujeto digital en correspondencia con la era digital. ¿Pero podemos hablar de una función sustituida por una App, por un dispositivo? y en consonancia, ¿qué implicará tal sustitución en un futuro para la conformación de la sociedad?