Al ser humano le atrae lo desconocido. Existe un magnetismo irresistible de la humanidad hacia la novedad; una cualidad casi extinta en la época actual en la que nuestra desnudez cibernética se evidencia al pasarla por el tamiz de las redes sociales.
En voz de intelectuales, algunos a favor, otros en contra, externan su opinión ante el hilo invisible de la globalización y los mass media que rigen el estatus quo, ya no solo se trata de una generación llamada millennial sino de la actualidad.
Uno de ellos, Umberto Eco, renombrado semiólogo y escritor italiano, recientemente fallecido, manifestó una clara oposición contra las redes sociales e incluso el internet, al declarar que éste es un vehículo en el que “las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”, además de externar en incontables ocasiones su preocupación sobre que estos últimos en la red tienen el mismo derecho de hablar que un premio Nobel, “es la invasion de los imbéciles”.
Asimismo y lentamente, la sociedad mediática e informática va acatando la renuncia de la privacidad con el uso de nuevas tecnologías que desbocan en exhibicionismo.
Un claro ejemplo es el arribo de cientos de temidos “idiotas” como mencionaba Eco, los “youtubers”, personas que graban videos y los suben a un portal web de videos más visitado del mundo llamado Youtube.
Creado en 2005, este portal ofreció desde 2011 “Youtube Partner” un programa que facilitó a los autores obtener un porcentaje de los ingresos que generan los anuncios insertos en sus videos.
Los motivos que llevan a subir videos pueden sintetizarse en uno solo: trascendencia. Con la finalidad de hacerse famosos, ganar dinero, difundir conocimiento o sencillamente pasar el tiempo, los youtubers graban sus propios videos en los que escriben el guion, son directores, actores, técnicos de producción y editores.
Dichos youtubers no satisfechos con el fenómeno propagandístico y mediático que otorga la red mundial, pretenden tener un espacio en las estanterías junto a escritores de renombre, mujeres doctas y hombres eruditos; ¿qué cuestionable calidad literaria nos depara Las confesiones de Yuya?
¿La guía del Ligue de Werevertumorro es otro compilado de “buenas tácticas” para seducir? Incluso el afamado Chumel Torres, creador del noticiero web “El pulso de la república” que luego fue replicado en el canal de paga HBO, Chumel con Chumel Torres, no es una fuente informativa de calidad.
En esa tónica, Eco reflexionó al destacar que “internet puede haber tomado el periodismo malo” al basarse en el control de la noticia, en el que no hay distinction de la fuente acreditada de la disparatada. La tendencia es inventar historias para mantener un público cautivo.
El semiólogo fue claro en su postura en torno al “drama de internet ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad”, al continuar con la premisa, los tontos o los “youtubers” del pueblo, continuarán con sus mensajes masivos, evidenciando su desnudez de palabra y pensamiento al evocar lo tanto temido por Eco, legiones de idiotas siguiendo a idiotas a través de redes sociales.