Foto: México, una revolución con resultados por Iraís García.
El priista peña nieto llegó a la sede del partidazo. Saludó a todos, incluidos gobernadores, dirigentes de organizaciones del tricolor, ex dirigentes, al Consejo Político Nacional, a representantes de comités y así. Nadie se le pasó y a nadie olvidó.
Priista al fin y al cabo ha venido aprendiendo bien el arte del mensaje oculto, las verdades a medias y las mentiras convincentes, así que sí, el discurso para su partido en su partido y dirigido a los otros que comparten cariños, afectos y latidos cardiacos para su partido fue así: convincente, enérgico, instructivo. Chingón pues.
Se plantó de frente a sus “compañeros(as)” y, evidentemente, disfrutó (como siempre) escuchar su nombre coreado por tal cantidad de gargantas y se soltó. Primero descubrió el llevado y traído hilo negro la realidad social, política, económica y cultural del mundo, sin duda, está cambiando. Vivimos tiempos nuevos y retos inéditos para las democracias… En gran parte del mundo las sociedades manifiestan insatisfacción. Millones de personas exigen ser incluidas y protegidas; rechazan especialmente la desigualdad. Y no sólo eso. En una era tan veloz, en la que parece que todo está al alcance de un clic, los ciudadanos esperan que la soluciones sean inmediatas. Ese descontento rápidamente se convierte en desconfianza en las autoridades, en las empresas, auténticamente en todas las instituciones…
Así es caballeros, así es damas. El señor que vive en Los Pinos ha dado una muestra de clarividencia infinita y lo no duda en hacerlo notar: Todos estos factores están influyendo en las decisiones de los ciudadanos a la hora de votar.
Por supuesto, atajó el fregadazo y subrayó que el chisme no es propio del lavadero mexicano e involucra a Colombia, España, Estados Unidos o el Reino Unido, por sus procesos democráticos internos que aquí -y ustedes perdonarán- no interesan por la simple y sencilla razón de que ellos no son nosotros.
Cada pueblo tiene el gobierno que se merece y si complementamos la frase con el clásico cada quien cosecha lo que siembra, una vez más se confirma que este grandioso y maravilloso país hizo algo muuuuuuuuuuy malo para tener lo que tenemos (políticamente hablando).
El preciso habló de fortalecer la vigencia del Estado de Derecho; de que, como priistas, deben estar conscientes y atender las realidades del electorado y recoger el mensaje de la ciudadanía en las urnas, y, por supuesto, recordó el fiasco del proceso electoral pasado y por ello afirmó que los gobiernos emanados del suyo, el partidazo, deben dar resultados concretos y positivos; que debemos mantener la unidad del partido en cada contienda electoral; y que debemos ser íntegros en el ejercicio del Gobierno y de la representación popular.
Aquí recordó a unos cuantos señalados por el verdadero cochinero en que han convertido sus estados, distritos, municipios y demás: quienes llegaron a un puesto público a través del Partido y quebrantaron la Ley, traicionan a los electores que confiaron en ellos, traicionan a la militancia priista y traicionan al PRI. No debemos ser omisos frente a esos casos que indignan.
En evidente alusión a la cada vez más cercana sucesión presidencial (¡por fin!), el primer priista del país regresó a su casa para decir que primero el plan, el programa y el proyecto y después los nombres porque, según él, el país necesita una agenda para el futuro y ellos son quienes la llevarán a cabo porque en el partidazo no hay cabida para corrupción, encubrimiento e impunidad (jejejejejeje). Sí, ahí estaban Osorio y Videgaray, incólumes representantes de la clase alta priista (claro, hasta en el partidazo hay niveles).
Peña dice que no se debe permitir que por unos se juzgue al PRI en su conjunto, asegura que son millones los priistas que trabajan por México de manera responsable, comprometida y entregada y que quienes dañan el prestigio del partido (¿?), no merecen ser parte de él.
Y hubo más, mucho más. El priismo de peña no encontró límites y habló de su amor de tres colores y su pasión por esa triada… ah, también habló de su amor por México (el de todos ellos).
Claro que hubo paleros. No se concibe un evento de enrique peña sin sus incondicionales y en esta ocasión fue el mismísimo dirigente nacional priista el responsable de validar públicamente las palabras del jefazo, así que Ochoa no perdió oportunidad para demostrar el talante y los aquellos para demostrar que se ganó el puesto a pulso: por ello dijo que el máximo priista de este sexenio tiene “visión de Estado” y antepone los intereses del país a la popularidad de corto plazo. Y tiene razón, al menos en la última parte del enunciado. Su gallo, cuya popularidad es bastante cuestionable, ha gastado más de 19 mil millones de pesos en propaganda…
En fin. Hubo mucho más bla bla bla, pero el espacio y las ganas resultan insuficientes, así que, tristemente, me limito a dar las malas nuevas: México tendrá al parecer revolucionarioinstitucionalist
Se fue el comandante…
Una noticia que caló hondo fue el deceso de Fidel Castro Ruz, responsable de la Cuba del Siglo XXI: la de vacunas contra el cáncer, la de un pueblo alfabetizado, la de índices delictivos disminuidos y la de menor mortalidad infantil y mayor expectativa de vida.
Murió Fidel y es triste porque con él termina también la leyenda. El amigo que marchaba tras Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, los guerrilleros reales, los del cambio, fue a alcanzarles y ocasionalmente observa su rolex y desde las alturas de los cielos que negó, observa ese maldito capitalismo que tanto daño hace e hizo al mundo.
¿Cuba es un ejemplo? Por supuesto. ¿El comandante era un ejemplo? Que eso lo digan su pueblo y seguidores, ellos lo padecieron o disfrutaron. Yo solo conocí la República y tuve la oportunidad de interactuar con seguidores y reticentes…