Este año, la XVII edición del Festival Internacional de Poesía Palabra en el Mundo se ha estado celebrando durante todo mayo en 47 idiomas y 66 países, incluyendo la República virtual Sur. Estos números sacados del programa general permiten decir que el FIP se realiza prácticamente en todas partes; considerarlo el más largo y con la mayor cantidad de participantes en el planeta.
Convocado por varias organizaciones independientes de diferentes países, creció rápidamente debido a su conceptualización: convoca a todas las personas interesadas en la difusión de la poesía. Se invita a realizar acciones centradas en la poesía: lecturas, talleres, conferencias, presentaciones editoriales, entre otras. Y no solo en el campo de la literatura. Algunos programas locales han incorporado música, artes escénicas y artes plásticas. Cada localidad participa de acuerdo con las posibilidades de quienes organizan las acciones en ese lugar. Múltiples y diversas, las actividades señalan hacia la riqueza cultural que la poesía pone en juego, aquí y en China. También ahí tuvo sedes el festival.
Entre los atractivos naturales del género poético debe mencionarse la diversidad, que justifica la esperanza de encontrar el poema dirigido a uno e incluye los motivos por los cuales nos acercamos a las obras y las queremos al lado. La libertad para participar como y donde le venga a usted en gana da un atractivo adicional a las actividades. Se sugieren espacios como parques, escuelas, plazas, hospitales, transporte público y “cada rincón del Universo”. A cambio, se pide usar y asumir un lema o motivo, que este año insiste en “La poesía en acción universal por la Paz” y “Respeto y cuidado de la Vida”.
Seguramente la exigencia generalizada de paz y el reclamo creciente de cambiar nuestra relación con el ambiente, llevados a escala global, se relacionan con el incremento de participantes y acciones. En todas partes sobran motivos para acercarse a la poesía como herramienta con la cual construir la paz y tomar conciencia de que nuestras acciones tienen consecuencias ambientales. La urgencia de la necesidad y la nobleza del material poético manejado con talento generan condiciones propicias para que ocurra el prodigio.
De manera natural y porque así lo piden los convocantes iniciales, los participantes se han apropiado del festival, haciéndolo expresión de las intenciones con que atienden la convocatoria. Del mismo modo, otras artes han puesto sus imágenes, sonidos y volúmenes al servicio de las demandas sociales, que así resuenan en las expresiones artísticas. Igual sucede en las artes escénicas, especialmente el teatro, tradicionalmente vinculado a las experiencias sociales. Y como en muchas manifestaciones colectivas, los contextos y las circunstancias refuerzan los vínculos entre las obras artísticas y las realidades desde las cuales se producen, con resultados interesantes y no necesariamente agradables.
Además de adherirse a causas mayoritarias, en no pocos lugares la función crítica de la poesía ha dado al festival capacidad para visibilizar movimientos de minorías, desconocidos por los gobiernos locales. El asunto se ha debatido en reuniones y congresos dentro y fuera del festival. Lo relativo de su autonomía y por tanto de su compromiso. La poesía ya no solo entendida ni sentida como algo destinado a consumir tiempo libre, un elaborado producto apto para cierto tipo de personas, inútil e improductivo. La propuesta del festival ha consistido en hacerse eco de sus comunidades. Escuchar y dar voz a los protagonistas de hechos que influyen en el sentido del mundo y de nosotros en él.
Ciertamente, las palabras no cambian el mundo, sino la manera de entenderlo y sentirlo, lo cual ya constituye un principio de cambio. Y prueba que la lectura de poesía puede tener consecuencias importantes en los lectores. Se puede considerar una actividad típica de consumo, como hacen los economistas. En varios países ya se han establecido algunos parámetros para medir su dimensión económica. El sitio del INEGI muestra la cuenta satélite de cultura con año base 2013 de México. Cifras preliminares registran el impacto de la pandemia en los valores corrientes de libros, periódicos y revistas, por ejemplo.
Sin embargo, la lectura queda mejor entendida como producción de sentidos y significados, imágenes y discursos, insumos para construir identidades y materia de estudio de científicos sociales. Calibrar la temperatura social exige recurrir a otros medios, como los estudios publicados en la revista Nexos de mayo, sobre aspiraciones, valores y sueños de los mexicanos. O también actos colectivos concebidos para registrar y expresar humores y opiniones sociales; y convertirlos en ocasión de protesta, como las corridas de toros para grupos ambientalistas. Las lecturas públicas de poemas pueden convertirse en cajas de resonancia para las voces vivas de la población.
Así el FIP evidencia cómo el valor performativo de la poesía combinado con planteamientos de la sociedad organizada combate la indiferencia. Para que mayo esté mucho tiempo en todas partes.