Considerada básicamente como consumo, la lectura de textos poéticos tiene como resultado un producto intangible, el poema leído y por eso verdadero. Lo inasible no quita lo valioso, pero sí salva de caer en la verdad única, en definiciones últimas. Además, la neurociencia ya mide los chispazos que animan nuestro encéfalo cuando leemos unos versos que nos gustan. Nos imaginamos con el cráneo iluminado de colores que un neurólogo describe en su jerga singular, sin otro resultado que volver a confundir lo que creíamos haber entendido; tal vez porque no se trata de eso. Lo intangible suele tener estos y otros efectos en quienes lo frecuentan.
Los intentos de entender lo que en realidad hacemos frente a una página en verso fracasan porque limitan su campo de observación al cuerpo físico. Se escapa precisamente la dimensión cuyo dominio nos permite manufacturar el poema verdadero. No hace falta tener conciencia de que operamos con materia inasible para que lo hagamos. Igual que lo involuntario de los sueños no nos impide tenerlos. Pero saberlo ayuda al crecimiento y desarrollo del lector.
Leer poesía conjuga dos tareas difíciles de simplificar: la lectura de textos y la poesía; la dificultad proviene de lo involucrados que podemos estar en el asunto. El lenguaje verbal, fruto social por excelencia, se vuelve expresión de individualidades. La mayoría de las normas que sirven para entendernos con palabras se suspenden, las palabras adquieren significados diferentes a los usuales, la subversión cunde y pronto aparecen promesas de que la vida puede tener otro sentido.
Esta verdad poética se repite de manera diferente en cada lector del mismo poema, a lo largo y a lo ancho del tiempo, aun en lecturas distraídas y prejuiciadas. Como las que buscan confirmar conceptos que están más en las hipótesis de los investigadores que en los textos. Y que sin duda explican muchas cosas interesantes y complejas. Pero esos resultados se refieren a ideas o creencias de los lectores y no a hechos poéticos.
Así, hay lecturas en clave política, sociológica, psicoanalítica, religiosa, ambientalista… La poesía sobrevive a maltratos y persecuciones. Además de que la prohibición asegura la persistencia de lo prohibido, sin importar de qué se trate, en el caso de la poesía se trata de algo que no podemos dejar de hacer. Como respirar o dormir. Y tanto así que perdura con todo el peso de las tradiciones poéticas en los nuevos medios de difusión. La mayor parte de los poemas que circulan en internet asumen las convenciones literarias históricas, incluyendo rima, metro, estrofa y un repertorio de figuras.
Las novedades tecnológicas también han acelerado la producción y difusión de la poesía visual. Una forma de poesía que subvierte las convenciones más importantes, como la dirección en que se lee un escrito o su calidad de único y acabado, para postular la libertad de leer en cualquier dirección y la multiplicidad del poema considerado algo provisional y perecedero. Y que no tiene sentido sin la participación del lector que, cuando acepta formar parte del juego, deviene colaborador del artista o poeta.
Una novedad importante se refiere al paso de la concepción mimética del arte y la poesía a otra, en la que se busca producir de la misma manera que la naturaleza, no imitar sus producciones. De ahí el arte efímero, el predominio de lo oral sobre lo impreso, la sustitución de palabras por imágenes o sonidos. Asimismo, la posibilidad de editar los trabajos propios ha establecido nuevos canales de distribución de obras digitales. Y la incorporación de la poesía visual en las artes escénicas y visuales ha generado un territorio transdisciplinario, donde lo único se construye desde diversas perspectivas, unidas por la importancia de la creatividad en los planteamientos y en las soluciones.
También la poesía se ha intelectualizado, junto con el resto del arte, estudiada por filósofos, humanistas y científicos sociales. Y los poetas. Cómo hablan. Todos tenemos una opinión sobre la diva Poesía. Por supuesto puede haber y hay coincidencias, además de diversidad; no se trata de estar de acuerdo en todo.
En busca de armonizar lo que nos une y lo que nos distingue, las lecturas públicas de poesía ofrecen una forma adecuada para expresar libremente la diversidad de voces en igualdad de circunstancias. La experiencia de escuchar un poema puede propiciar un acercamiento posterior a la obra completa. Pero busca más estremecer a quien escucha en ese momento.
Durante mayo se celebrará el XVII Festival de Poesía Palabra en el Mundo en varios idiomas, continentes y países; en varias ciudades mexicanas, entre ellas Aguascalientes. Organizan la Asociación de Libreros de Aguascalientes A.C. y Artistas Asociados Trabajando A.C. Del 4 al 6 de mayo, en el Jardín de los Palacios, doce poetas y un micrófono abierto esperan compartir su entusiasmo con el público.