Fotografía tomada de http://www.gmc360.com.mx/
Dedicado a todas y todos aquellos
que fallecieron esperando este día
48 días antes de concluir su mandato, Javier Duarte realizó el mejor acto de todo su gobierno: este miércoles 12 de octubre ha solicitado licencia para separarse de su cargo.
Pero no nos engañemos, no lo hace movido por una súbita toma de conciencia de todos sus yerros, sus corruptelas, sus abusos de poder, sus otras corruptelas, sus arranques de furia, sus conocidas corruptelas, sus veleidades de niño malcriado, sus aún no sabidas corruptelas, la ola de sangre derramada y la violencia sin freno en la entidad, sus nuevas corruptelas, su profunda ineptitud como mandatario, sus viejas corruptelas, sus vínculos con el narco y otras alianzas innombrables, sus inocultables corruptelas…
No.
A su alrededor se ha gestado una infame campaña de descrédito y ataques infundados contra su impecable gestión y su finísima persona.
Malos veracruzanos, malos mexicanos, (uno solo, en realidad) lo han señalado injustamente con toda mala intención y falsedad, y Duarte, cuya mayor riqueza es su buen nombre, no tiene otra alternativa que defenderse gallardamente de los infundios y calumnias en su contra.
“… Precisamente por esa situación, Carlos, he tomado la determinación de, el día de hoy, solicitar al Congreso del estado licencia para poder separarme del cargo de gobernador del estado… ¿Por qué lo hago, Carlos? Porque Veracruz no necesita un gobernador de medio tiempo, (sic) necesita un gobernador de tiempo completo, (sic) y no puedo atender las denuncias, que por cierto, el único que me ha denunciado (sic) es el candidato electo del Pan (sic)…
-Gobernador electo…
-Gobernador electo del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, en mi contra, y necesito el tiempo, precisamente, para atender estas denuncias, ya es el momento de poder atenderlas…
Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, Despierta con Carlos Loret en Televisa, 12 de Octubre, 2016.
Y aquí es donde todas sus aseveraciones se caen a pedazos apenas salen de su gesticulante boca.
Si hasta el momento había sido ejemplar gobernador de tiempo completo, ¿por qué abandonar la lucha justo ahora, cuando está a punto de entregar dignamente la estafeta a su (pérfido) sucesor?
El ahora flamante ex gobernador de Veracruz, kilo por kilo, uno de los peores mandatarios del país, y con mucho, triunfador en la dura competencia para ser considerado el peor gobernador del Rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, dice a los cuatro vientos que no tiene nada que temer, nada que ocultar, no ha tocado un peso del erario público… (Mal hecho, hace casi seis años, los veracruzanos le dieron la encomienda de administrar sabiamente y con mesura las finanzas públicas de su estado).
Y ya ni quien hable de las y los periodistas muertos durante su mandato, porque entonces también habría que hablar de las y los desaparecidos, las y los embolsados, decapitados, entambados fosasclandestinados a lo largo y ancho de Veracruz, y los que fallecieron por mandato suyo y la anuencia de jefes de gobierno capitalinos, que como todos saben, se trato de un vulgar robo, un gansito y un frutsi en cualquier Oxxo…
Luego entonces ¿para qué pedir licencia? Si todo es falso, si sólo un mal veracruzano le ha demandado, mientras todo su pueblo lo respalda, ¿por qué hacer caso de los dichos de un necio, enfermo de poder, que se niega a ver todo lo bueno, que no se cuenta, pero cuenta mucho?
“Dejad que los perros ladren, Sancho, señal de que vamos andando”, dicen que dijo el Quijote, y ello debería hacer tan gallardo e ingenioso hidalgo jarocho.
Sarcasmos e ironías aparte, Javier Duarte no es otra cosa que Hijo del Sistema, quizás uno de los más cínicos y sin duda uno de los más despreciables, pero ni con mucho, el único.
Muchos son los tiranuelos estatales y federales que hacen lo propio en sus particulares feudos, o que alguien se levante y me diga: “Te equivocas, en mi entidad, mi gobernador no es de esa calaña, y te lo compruebo con hechos”. Esto incluye, por supuesto, al flamante gobernador electo, Miguel Ángel Núñez, de cola y uñas no menos largas, que aún no empieza, pero ya le anda.
Duarte no llegó hasta donde llegó ocultándose y engañando a sus electores tras una fachada de honestidad y buen gobierno. Quien votó por él lo hizo sabiendo de qué lado mascaba la iguana, como lo hicieron los electores de todos los Herreras, los Moreiras, los Velascos, los Ruices, los Broncos, los Núñez, los los Yunes, los Peñas Nietos que medran como plaga de cucarachas en los gobiernos estatales y el federal.
No nos podemos dar por engañados. En estos casos, la carga de la responsabilidad efectivamente recae en los electores. Votamos por ellos. Y si votamos por otros, o no lo hicimos pensando que es mejor no votar, para no ensuciarse las manos y validar un sistema corrupto, también votamos por ellos, los dejamos ser, les dimos permiso para robar, matar, corromper, comprar, esconder, mentir, engañar, defraudar, saquear, coludir, traficar, ocultar, asesinar, reprimir, incumplir, desfalcar, prostituir, despilfarrar…
No nos engañemos, esta licencia no es un triunfo de la lucha contra la corrupción, es sólo que el Sistema desconoció al más notorio de sus hijos
Y a los que aún quedan, bien deberían hacer caso al adagio y poner sus barbas a remojar, cosa que, por supuesto no harán, porque todos los demás tiranuelos son tan inocentes y tan cumplidos como hasta hoy lo fue Duarte, el Gober Rabioso.