I
Esto que se pasea por mi boca
le da nombre a lo desconocido.
Se proyecta ante mí
como una luz sucesiva de palabras
que rosan el espacio infinito
entre lo oculto y lo incierto.
Esto que se pasea por mi boca,
y se convierte en una grieta transparente
aborda mi cuerpo hasta el cansancio.
Esto que se pasea por mi boca
ha nacido del odio.
Viene de lejos,
se aloja aquí,
debajo de mis muslos.
II
Deja que los perros ladren
puede que allá afuera
se esté formando un nuevo origen
en donde el silencio
que sale de mi voz
es sólo la contemplación que genera
el poder de nuestros cuerpos
cuando se acercan, a tientas,
al interior de una habitación deshabitada.