YO, EL GATO
Es cierto que todo ser humano necesita diversiones, sobre todo para sobrellevar el tedio de la vida de provincias. Por ello deben dedicarse a entretenimientos de naturaleza intelectual tales como la pesca, la lectura de obras literarias, la composición de haikus o la escritura de poemas modernos…
Natsume Soseki (1867-1916)
Yo, el gato
Natsume Soseki
Mirlo Pocket
México, 2018, 643 pp.
¿Qué sabemos de Japón? Para algunos es la sede del anime, el manga y de cierto tipo de cultura vibrante y autómata al mismo tiempo. ¿Qué sabemos de su literatura? Tal vez a un lector común se le vengan a la cabeza los nombres de Haruki Murakami y Banana Yoshimoto y para un lector más interesado en la literatura japonesa serán los nombres de Yasunari Kawabata y Yukio Mishima cuyos libros tienen portadas ilustradas con xilografías del ukiyo-e, como los trabajos de Hokusai y Utamaro.
Esta más que claro que lo que sabemos de Japón está sujeto a un anacronismo barnizado con ciertos estereotipos culturales. Para un occidental promedio Japón es una utopía tecnológica en donde se convive con samuráis y geishas. Solo revisando la historia de Japón podremos ver que los cambios que ha sufrido han sido gigantescos, pues la modernización del país avanzó con pasos agigantados después de la llegada de los cristianos y la cultura occidental en el periodo Edo (1603 – 1868). La era siguiente, periodo Meiji (25 de enero de 1868 – 30 de julio de 1912), fue una época convulsa donde Japón convivió con la cultura europea y americana. El shock cultural se vio reflejado en el aspecto militar (los samuráis se volvieron una especie en peligro de extinción), en las ciencias, la moda y en las artes. El arte de la era Meiji fue muy rico en escritores que exploraron la cultura del país comodoro Perry, tal es el caso de Natsume Soseki, escritor satírico y fuertemente influenciado por la cultura europea, china, y por supuesto japonesa.
Los conocimientos literarios de Natsume Soseki son enciclopédicos. Se inició en el estudio de los clásicos chinos, estudios que eran vitales para los humanistas japoneses de aquella época, después de trabajar la poesía japonesa y con unos estudios intermitentes de arquitectura, Natsume Soseki se marcha a la Universidad de Tokio para estudiar literatura inglesa, y gracias una beca estudia en el Colegio Universitario de Londres. Después de graduarse es destinado como profesor de inglés a diversas academias hasta que asume la catedra de literatura inglesa en su alma mater.
La carrera de escritor de Soseki se inició como crítico, poeta y escritor de relatos satíricos en diversas revistas literarias. Es gracias a estas publicaciones que nace el relato que después daría a la concepción de la novela Yo, el gato. La novela fue en un inicio un relato satírico que se publicó en la revista de vanguardia Hototogisu en 1905.
La novela de Soseki es una sátira social de un Japón cambiante, convulso y moderno. Sus personajes caricaturescos desfilan cada uno con sus excentricidades propias, que van desde narices gigantes, sabios autoproclamados y estudios doctorales que no tienen pies ni cabeza. Con un gato como narrador, Soseki envía un mensaje con un animal que actúa como narrador y filósofo, pues es de hecho este gato sin nombre más racional y humano que los propios seres humanos con los que convive.
“Viviendo como vivo entre humanos, he de decir que cuanto más los observo más obligado me siento a constatar su egoísmo.”, declara nuestro narrador gatuno, y con ello da inicio a una serie de reflexiones que no se alejan de una misantropía y nihilismo que se vive en Europa por aquellos tiempos. Esta falta de esperanza hacía los seres humanos no impide que el narrador siga espiando y observando a los seres humanos, porque a pesar de ello nosotros no somos diferentes de los felinos caseros.
Los personajes humanos se mueven entre lo ridículo y lo serio creando así grandes momentos hilarantes que no están alejados de posibles verdades, tales como: “Pero qué extraño es el mundo: alguien que te cae muy mal te trata con amabilidad, mientras que uno que parece ser tu amigo acaba jugándotela.” También en la encrucijada de ser modernos (occidentalizarse) y ser clásicos (japoneses auténticos) se mueven los personajes se esta novela, pues, ¿qué es ser verdaderamente moderno? Natsume Soseki nos da una respuesta inquietante: ser moderno es ser ridículo, pues tal parece que Japón no puede entender a Occidente y Occidente jamás logrará entender a Oriente. Ser moderno es crear un hibrido cultural. Es un mestizo cultural, y siempre habrá un rechazo por este mestizaje.
La mejor pugna que se ve entre Oriente y Occidente es una discusión que se da casi al final del libro, es una reflexión crítica al positivismo de Auguste Comte. El positivismo, y sus efectos, también se ven en la creación de un aire cientificismo por parte de los investigadores de ciencias, tal es el caso del estudiante de ciencias, Kangetsu y su tesis doctoral que abarca desde la física del ahorcamiento hasta el análisis de las bellotas.
Aparte del positivismo, ¿qué trae consigo Occidente? La aparición del capitalismo y la sociedad de consumo. Natsume Soseki no se deja ningún cabo suelto al respecto, pues en palabras del profesor Kushami: “He de confesarte que, desde mis días de estudiante, no he sentido ninguna simpatía por los hombres de negocios. No hacen nada si no hay dinero de por medio. A mi entender, son lo que se solía llamar antiguamente, en los buenos tiempos, la escoria de la sociedad” y “Si el dinero, la autoridad o el intelecto pudieran comprar los corazones de la gente, las personas más queridas serían los prestamistas, los policías o los profesores de universidad.”
La cultura parece ser un medio para la salvación de una sociedad materialista y absurda. La cultura cosmopolita de Soseki solo podía ser comparada con la de un erudito. Títulos como Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de Laurence Sterne y Vida y opiniones del gato Murr de E. T. A Hoffmann son contantemente mencionados en la obra. Tal parece que la cultura es lo único que puede transitar libremente entre diferentes patrias y tierras.
¿Qué es Yo, el gato? Es una obra social, es un libro en el que esta descrita la naturaleza humano. Es una burla de aquellos hombres gargantuescos en cultura e inteligencia que en realidad son grotescos y ridículos, y no sólo aquellos hombres, quizás todos los hombres somos igualmente ridículos, al menos hasta que los gatos dominen el mundo.
Semblanza:
Héctor M. Magaña (Jalapa, Veracruz, México, 1998) es autor de relatos publicados en revistas pulp. Ha participado también en diversos talleres de creación literaria. Estudia en la Facultad de Letras de la Universidad Veracruzana (UV).