Milan Kundera, La insoportable levedad del ser
Tusquets Editores
336 páginas
La novela contemporánea emerge en esa trilogía conformada por Proust, Joyce y Kafka. Proust será el eje entre la novela del siglo XIX y XX, que se caracteriza por esa memoria involuntaria que recuerda por la sensación. Es decir, la memoria se convierte en un universo de los recuerdos. Los recuerdos buscan darle sentido al presente, hacer que el tiempo sea esencial. Además, se instaura una relación entre la memoria y las sensaciones desde ese presente, que es el resultado de un pasado.
A través de los recuerdos las sensaciones se manifiestan, recordando que se puede recuperar el tiempo en el arte. En Joyce la sintaxis no es relevante, no hay puntos ni comas. El monólogo interior y la autoconciencia del lenguaje, determinan el accionar de los sujetos. Y Kafka en su obra simbolista señala la pesadilla de lo contemporáneo. Hay una constante mezcla entre el sueño y la realidad, que se posesionan desde las inquietudes, sensaciones de culpa, que sufren sus personajes en un mundo inestable. Es decir, que la filosofía de lo absurdo se hace presente en su obra. Sus novelas jamás se resuelven, sus obras abiertas, que dejan a los lectores ante un mundo cercano pero inalcanzable.
En medio de esa trilogía los novelistas contemporáneos revolucionaron el lenguaje, el tiempo, la soledad, la angustia, el amor, etc. Es así como el escritor checoslovaco Milan Kundera (1929), escribió su novela La insoportable levedad del ser (1984) bajo el sello editorial Tusquets, que lleva treinta y cuatro años confrontando el accionar de los seres humanos. Una novela ambientada en Praga que explora la vida artística e intelectual, caracterizada por los celos, el sexo, la traición, el amor, y la muerte.
Tomás es un cirujano checo e intelectual, que vive de su trabajo pero considera que el amor y el sexo son dos entidades diferentes. Por eso tiene relaciones sexuales con muchas mujeres aunque sólo ama a Teresa, su esposa, que en ocasiones ve como un peso al que debe cuidar. Al concluir la invasión soviética, Tomás y Teresa emigran a Zúrich donde él nuevamente empieza acercarse a su mujer. Ella es una fotógrafa que se caracteriza por su amabilidad e intelectualidad, que refleja en sus fotografías durante la ocupación soviética a Praga. Teresa no juzga a Tomás por sus infidelidades, se define como una mujer débil y de un cuerpo carente de gracia.
El temor que siempre la acompaña a lo largo de la novela es ser un cuerpo más en la vida de Tomás, quien a pesar de poseer una variedad de mujeres ama a su esposa. Al mudarse al campo ella se dedica criar ganado, y leer, llegando a la reflexión que los animales fueron el último vínculo con el paraíso abandonado por Adán y Eva. En esa misma sintonía de la historia emerge Sabina quien es amante de Tomás, y su mejor amiga. Lleva una vida de libertinaje extremo, y se siente placentera en la traición. En sus pinturas refleja su inconformismo por su herencia puritana, y el partido comunista.
Además, Franz un profesor idealista de Ginebra se enamora de Sabina, a quien considera una disidente checa liberal y románticamente trágica. Es un hombre amable y compasivo, el soñador de la novela. Su accionar se caracteriza por los recuerdos a su mamá y Sabina, que son el motor de su vida.
Finalmente, La insoportable levedad del ser aborda la historia de dos mujeres, dos hombres, y una perra, en la primavera de 1968 en Praga. Permeada por los celos de Teresa por Tomás, el amor de él hacia ella mezclado por su deseo a otras mujeres, la utopía lírica de Franz, amante de Sabina, quien es amante de Tomás. Y ésta última que se caracteriza por un deseo incansable de libertad que sólo la lleva a la insoportable levedad del ser, que de unas anécdotas pasa reflexiones filosóficas, que permean a los sujetos cada día.
Es el gran Milan Kundera, hijo de esa Praga devastada por el comunismo, el exiliado, el de obras prohibidas, que ofrece un universo de alternativas a la hora de afrontar las relaciones personales desde distintos ámbitos sociales, y el que escribe porque: “Escribo por el placer de contradecir y por la felicidad de estar solo contra todos”. La invitación es a leerlo, y disfrutar el universo de sus historias tan reales, y tan complejas, porque eso la vida.