Yo tengo uno más grande y más poderoso

El título resume uno de los episodios más interesantes de las redes sociales en los últimos días. En principio, el gobernante de Corea del Norte lanzó una amenaza por vía  twitter y el presidente de Estados Unidos de América, en demostración de su calidad diplomática, respondió con la lapidaria frase: que él tiene un “botón mucho más grande y poderoso que el suyo”.

Lejos del poder persuasivo que pudiera llegar a tener la agresiva estrategia diplomática, trae a relucir aspectos interesantes de las implicaciones de las redes sociales en el concierto de las naciones civilizadas.

Aunque este momento pareciera de tensión, las posibilidades que estalle un conflicto son mínimas, pues las agresiones militares son indirectas. No existen asperezas bélicas entre las potencias (E.UA, Rusia y China), más allá de las comerciales; y Corea del Norte no parece tan respaldado en sus amenazas por el resto de países del mundo. Sin embargo, esto puede dar un giro total debido al uso de redes sociales.

El motivo parece complejo, pero en realidad es sencillo. Décadas atrás, cuando un mandatario deseaba comunicar algo a su pueblo, era redactado, hasta editado, para luego ser publicado. Durante este proceso, el autor, fuera presidente, militar o caudillo, contaba con un tiempo de reflexión, para decidir si el comunicado seguía su camino o era eliminado.

Incluso se puede incluir en esta etapa las consultas a especialistas y asesores. Era, como se dice en la jerga, dejar que “se enfriara”, pues a veces las decisiones son tomadas bajo el consejo del odio y mal humor del momento.

Pero ahora twitter ha destruido todo ese proceso. No hay revisiones, no hay consultas, pero en especial, se elimina ese valioso momento de reflexión, necesario para responder con frialdad a cualquier controversia, máxime si se trata de una amenaza lanzada por un potencial enemigo militar.

La comunicación formal e informal están alcanzando su síntesis en dicha plataforma, pero parece que sólo está tomando los aspectos negativos de cada una. Y al ritmo que se avanza, las reglas diplomáticas también tendrán que adecuarse a la dinámica de las redes sociales.

Ejemplo de ello, es que cada vez más los mandatarios se dirigen a sus naciones por medio de las redes sociales. Por supuesto que esto al pueblo le encanta, porque puede expresarse (y vituperar) respecto a las decisiones de los gobernantes, pero no hay que dejar atrás los peligros que conlleva utilizar las redes sociales como canales oficiales de comunicación, ya que, pese a los esfuerzos de autenticación de cuentas, no se encuentran exentas de ser duplicadas o “hackeadas”, lo cual significaría un peligro, pues un hábil codificador podría generar problemas diplomáticos al provocar a enemigos políticos, económicos o militares usurpando identidad de naciones o mandatarios.

En ese sentido, cabe agregar a la frase atribuida a Albert Einstein, de “No se cómo será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas”, pero es muy probable, casi con certeza, que comenzará por un “Twitt”.