Hoy responden traductores de India, Chile, Italia, México, Grecia, Bélgica y EE. UU.
Desde Aligarh, Uttar Padresh en India, Neetta Porwal, escritora, traductora y editora de la Revista Kritya, nos dice: “La traducción es como un arte. Como artista, dibuja un retrato semejante al observar todas las líneas y los colores de un retrato y al reconocer las emociones y los estados de ánimo del pintor. De manera similar un traductor convierte la esencia y la ideología de una lengua en otra. Un traductor debe estar familiarizado no sólo con la ideología de la lengua de partida que traduce sino también tener una percepción melódica de la lengua de llegada. El texto de la creación original y la sensación deben ser verbalizados como lo mismo y lo adquirible. Un traductor deber tener cuidado de la tentación de la modificación original y evitar enamorarse de la diabólica expresión de su potencial. La traducción es una manera elegante de reconocer el arcoíris de otra lengua.
Eugenia Toledo Renner, oriunda de Chile, Doctora en Literatura con varios libros de poesía bilingües nos comparte: “Para mí hay muchos problemas relacionados con la traducción literaria. Hace años, di un taller sobre seis a siete traducciones de un poema de Neruda, sin encontrar ninguno acertado. Creo que primero es un conjunto de conocimientos necesarios que debe poseer el traductor. ¿Qué es traducir? ¿Una competencia, imitación, sustitución, reproducción fiel o recreación de un texto? Aconsejo trabajar de cerca con un autor si éste está vivo. Cada lengua tiene su vocabulario, sus giros y semántica y el contexto histórico-político donde se ha desarrollado, representando la cultura de cada pueblo. Un texto literario es materia viva u orgánica. ¿Cómo se puede aprehender la totalidad de un texto así más los sentimientos de un autor? Traducir parece ser una transmisión lo más posiblemente cercana a su original. Traducir es producir interés -es hacer un puente- entre culturas distintas y dar a conocer sus sabidurías”.
Zingonia Zingone, poeta, narradora y traductora italiana, dirige la columna de poesía internacional en la revista italiana MINERVA: “La traducción permite que una obra literaria se propague más allá de las fronteras de la lengua que la originó. Es un instrumento necesario, que a través de los siglos nos ha ofrecido la posibilidad de viajar por mundos ajenos, descubriendo entre realidades y fantasías, la vastedad del ser humano y su entorno. Sin embrago, podemos decir que la traducción es una aproximación al texto original, y no una copia fiel. Esto se debe al hecho que cada idioma encierra los matices de su cultura, un ritmo y una musicalidad. O sea, una palabra no es sólo una palabra. En este sentido, la poesía es difícil de traducir, y requiere un trabajo de transposición de imágenes, sonidos, ritmos, y significados ocultos. Muchos alegan que no se puede traducir, pero sin una aproximación bien lograda, permaneceríamos encerrados dentro del recinto literario generado en nuestra/s lengua/s”.
Virginia López Recio, Universidad Abierta de Grecia, Instituto Cervantes de Atenas, traductora para la revista griega Frear: “Para mí, la traducción es, ante todo, un acto de responsabilidad: el reto de no adulterar la obra de un autor, de hacerle, al menos, justicia. Implica reconocer el texto original tanto formal como anímicamente. Implica mimarlo, llevárselo a la cama, encontrarle en la otra lengua su estética y su belleza. Es por ello que requiere competencia no sólo lingüística y literaria, sino también creativa. Pero traducir también es antologar y permite descubrir nuevas
estéticas o corrientes y trasladarlas a otra Literatura. Supone, por tanto, enriquecimiento intercultural, fundamental para todo escritor, que aprende de otros escritores. No es casual que muchos buenos poetas traduzcan y que en las épocas de florecimiento literario la traducción haya tenido un papel destacado”.
Paula Busseniers, originaria del norte de Bélgica (flamenca), poeta y traductora de poesía escrita por mujeres, expresa: “De tanto leer poemas, empecé a traducirlos de una lengua cursada formalmente a otra aprendida líricamente. Años de estar atenta, de hurgar en similitudes y diferencias, me han dado la confianza para ser la guía en turno de un público que no conoce lo suficiente la lengua de origen. Traducir es una gran responsabilidad, pero a la vez un quehacer apasionante al que me hubiera gustado llegar antes. Traducir textos literarios, pero sobre todo poesía, demanda sensibilidad, dedicación y amor a las palabras. Traducir es un aprendizaje inacabable”.
Mark Statman, ciudad de Nueva York y México, poeta y traductor: “Toda poesía es un tipo de traducción—en la poesía tomamos el mundo en el que vivimos y lo convertimos en palabras. En esencia, cada poeta está involucrado en algún acto de traducción literaria. Los poetas que he traducido—García Lorca, Hinojosa y, próximamente, a Martín Barea Mattos—han representado una poesía diferente de la mía. Yo no soy surrealista, como García Lorca e Hinojosa; la poesía de Barea Mattos, con sus elocuentes críticas a culturas consumistas y al capitalismo, aunque esto se refleje en mis propias críticas, encuentra poco eco en mi poesía. Sin embargo haber traducido a estos poetas me permite escribir de mundos diferentes, inusuales. Estos poetas me hacen ser un mejor poeta. Aún si mi poesía no cambia en la superficie, hay un cambio interno, una profundización. Sus poemas me penetran así como yo a ellos y me hacen ser un ciudadano más sabio en este mundo poético”.