Vlady

VLADIMIR KIBALCHICH RUSSAKOV

Mural Las Revoluciones 1973-1982, 2000 m2, fresco y oleó.

 

El futuro del pintor ruso-mexicano Vladimir Kibalchich Russakov cayó bajo la influencia del arte, desde niño cuando visitó en Rusia el Museo Hermitage vio las obras de maestros renacentistas y decidió pintar por una necesidad de evadir su realidad.

Hablando específicamente del mural, se encuentra en La Biblioteca Lerdo de Tejada,  en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la Calle República del Salvador.

Tiene un carácter de universalidad, porque ahí se sienten muchas cosas; en él hay sentimientos, se siente el color, casi te habla… Al observar el mural de Vlady, hay que asimilarse en otra realidad, el mural te llena de sensaciones, figuras, formas, te pierdes con él.

El visitante entra en un juego de repulsión-atracción, no tiene un inicio y un final; al estar allí se ven muchas escenas, pero no hay un personaje principal: nosotros somos los personajes principales y podemos ver la escena que nos atraiga más.

En mi caso, me atrapó la escena donde parece que se escucha la música, ahí se encuentra un guitarrista y un contrabajista que están haciendo lo suyo: música. Una mujer se encuentra flotando en una escena que se encuentra en un fondo de biblioteca, ahí mismo: los personajes están en el espacio flotando, pero mantienen un equilibrio intenso porque en ese panel nada se cae.

¿Sera por la atmósfera del mural?

Es aquí donde se ve que en el fondo gravita todo el espacio, porque los personajes son parte del fondo, es raro que suceda esto ya que todo es un mismo ambiente; es decir,  todo está cercano, conexo, junto. El movimiento siempre esta allí.

En una entrevista al autor, Vlady comenta: A mí me atrae la estridencia”, eso se puede ver en el color. Los colores no siguen una paleta clásica, parece que todo se ve en desorden pero es un orden íntimo que él entiende perfectamente y así no lo muestra.

Tiene una línea nerviosa al dibujar, y también al pintar, los cambios de color son contrastantes. Usa veladuras, colores transparentes, nunca se ve el uso de un color plano; aunque usa todos los colores, pero con una sensación diferente.

La pintura de Vlady experimenta una transición de lo figurativo a lo abstracto, se deja seducir por Pollock y el expresionismo abstracto. Él conoció el movimiento muralista de México, porque llegó al país en 1941, época donde el muralismo estaba en su auge, aunque en su obra no se percibe la influencia de algún muralista.

Vlady se alejó de la narrativa en la obra: no le gustaba; terminó por conseguir su propio camino, su estilo que, dicho sea de paso,  entró dentro de la Generación de la Ruptura.

 

A  él le preocupaba la técnica para que la pintura perdurara. Los pintores de la Ruptura usan las técnicas de antiguas, milenarias, pero con mayor libertad, con una intención más personal.

Esta reseña es muy corta, pues es solamente mi opinión, el mural es enorme, yo solo me enfoque en una escena. Los invito a que conozcan este mural en vivo en la Biblioteca Lerdo de Tejada y escojan la escena que mas les atraiga, el color que prefieran y vean lo completo de este mural.