<strong>Versos con dolor y memoria por Natasa Lambrou</strong>

Lágrima roja de Caraza es un canto a la mujer mexicana, a esa mujer que sufre tantas injusticias. Todos los poemas son himnos o llantos que relatan la situación de la mujer hoy en día. Desde mi primera lectura percibí este poemario como un conjunto de historias, dolorosas en su mayoría, relatadas en forma de versos llenos de lirismo. A mi modo de ver, la creadora siempre tiene una historia específica en su corazón cuando escribe cada poema. 

 “El trinar matutino

dicta las injustas horas.

Fractura la oscuridad

imágenes del caos.

¿Cuántas vidas

más tendremos

que perder cada día?”

Desde esos versos primeros de su poemario Lágrima Roja Caraza define la situación de la mujer actual en México dando el do de pecho. En la poesía de Caraza una de las cosas que me encanta es la repetición de versos o palabras, tal vez ecos de la poesía precolombina…[1]

El título de este primer poema es una pregunta “¿Cuántas vidas?”; una pregunta como

título parece una forma rara y quizás antipoética. Caraza con frecuencia recurre al recurso de la pregunta, retórica o no, para incitar a sus lectores y para hacerles partícipes en los problemas de la mujer contemporánea. Vidas que van perdiéndose, niñas que desde el “principio del camino” de la vida, sufren los abusos sexuales, chicas que no llegarán a ser mujeres, cadáveres enterrados “en una fosa clandestina”. El poema va apagándose junto con “un grito” que “de pronto enmudece”, una imagen acústica muy fuerte. 

Dentro del ya mencionado contexto social la poesía de Caraza destaca por ser femenina,

comprometida pero también cariñosa y sentimental: “¿Dónde estás hija mía?” dice la creadora con ternura maternal. “¿Es tu tiempo o fuiste forzada?” viene la pregunta que claramente alude a la violencia sexual. La poesía de Caraza es muy directa en el sentido que no habla por los codos, sus versos no dejan malentendidos, el lector entiende muy bien que la poeta habla de los abusos porque los nombra. 

Caraza, con sus conocimientos profundos de las culturas precolombinas y con su pasión 

por los pueblos indígenas, siempre deja huellas alusivas en sus versos como en el caso del segundo poema en que nos habla de Xibalbá, el inframundo de la cultura maya quiché. Según el mito, los muertos entran en una caverna horrorosa y descienden por escaleras pasando por diferentes casas, como, por ejemplo, la casa oscura; todas esas casas son las etapas del inframundo[2].

Otro poema que destaca por sus claras referencias a las culturas precolombinas es

Mujeres de maíz” que nos recuerda de “Hombres de maíz” (1949) de Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974). Pero, sobre todo y ante todo, nos recuerda de los mitos y las leyendas del pueblo maya quiché, a través de la obvia alusión del libro sagrado, diríamos, del pueblo, el libro de Popol-Vuh. El maíz era, y sigue siendo, como podemos comprobar, el producto más importante de la cultura mexicana; según el Popol-Vuh, los primeros hombres fueron formados de maíz amarillo y blanco por los dioses.  

Hay alusiones no siempre directas como, por ejemplo, es la presencia de la Malinche en

el poema que se titula “En silencio”. La Malinche no es una figura que se nombra en la poesía de la creadora mexicana. Empero, como esa mujer es la figura femenina (violada, traicionada, forzada) por antonomasia, es la quintaesencia de la mujer mexicana[3], con todo lo que significa eso, la podemos ver en casi todos los versos de Caraza: 

“Somos las sobrevivientes

de la brutalidad

que mancha los recuerdos,

que come las ilusiones,

que encierra la creatividad”.

La alusión a la Malinche es obvia, la Malinche para muchos de los mexicanos actuales es la mujer que manchó su pueblo. Sin embargo, para Caraza es la niña explotada, la sobreviviente inteligentísima que tuvo que adaptarse para poder salir adelante, para poder sobrevivir a todos los abusos, al cambio social y de cosmovisión y de todo lo que implicó la conquista de su pueblo; es la mujer cuya vida “mancha los recuerdos” de todos pero de una manera dolorosa, desoladora, al fin y al cabo, de una manera brutal.

            “No hemos alcanzado

            a ser vistas por igual.

            Ni hace cinco siglos

            Ni hoy es un acto loable”.

En su poema “La lección” de nuevo Caraza nos habla de la conquista (“hace cinco siglos”) comparando el ayer con el hoy en un círculo inagotable e interminable y de nuevo nos habla de las mujeres explotadas, la Malinche incluida, por supuesto.

Xánath Caraza es una creadora que ha dedicado su tiempo en escribir versos

comprometidos porque quiere ayudar, quiere que la gente se entere de la situación en México. La cultura maya y las culturas indígenas, en general, aparecen como el sustrato para que Caraza pueda tejer su propio cuadro de imágenes duras y desgarradoras, para que pueda recitar sus versos unas veces gritando y otras susurrando, para que pueda explicarle a todo el mundo que las mujeres en México no viven bien. Caraza, con voz rotunda, habla de las injusticias, de los abusos que sufren las mexicanas, comenta sobre los feminicidios y los crímenes crueles que salen cada día en las noticias, Caraza, con voz dulce y dura a la vez, es la creadora que todas las mujeres deben leer por lo menos una vez en su vida. 


[1]          En la poesía náhuatl la reiteración es muy usual porque facilita la memorización.

[2]          La descripción exacta de las casas de Xibalbá la podemos encontrar en el libro de Popol-Vuh.

[3]          Para más información sobre la figura de la Malinche Véase Octavio Paz, El Laberinto de la Soledad (Capítulo IV, Los Hijos de la Malinche).