¿Vale la pena encumbrar a improvisados y mentirosos?

Apreciadísimos seis lectores y lectoras.

Como siempre sucede a estas alturas del año, las dudas aparecen: ¿qué hice bien?, ¿qué tengo que cambiar?, ¿valió la pena? El autoanálisis es un buen ejercicio, nadie lo duda, y si de este surge la oportunidad de evolucionar y convertirnos en mejores personas, qué mejor. De hecho, los agoreros del “esfuérzate por ser feliz” señalan con insistencia la necesidad de hacerlo, pero sin caer en comparaciones con terceros “porque a la única persona por superar es uno mismo”. ¿Quihubo? ¿A poco no dan ganas de despertar a las 5 de la mañana, hacer un poco de ejercicio, prepararse para la jornada diaria y andar por la calle sonriendo estúpidamente a la menor provocación? Ya lo sé. A mí tampoco.

El punto en todo caso es la calurosa bienvenida a la reflexión. Le invito a hacerlo, pero no en su persona, sino en sus representantes, gobernantes y todos los demás “antes” cuya bolsa llenan a costa de mentiras, falsedades y engaños para tener contenta, adormecida y quieta a la enorme masa conformada por individuos como usted y yo.

Ahí tiene por ejemplo a Hidalgo. Hay un grupo de diputados de Morena señalados por ser incondicionales esbirros de algo conocido en esas tierras como “Grupo Universidad”, supuestamente liderado por el presidente del patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Gerardo Sosa Castelán. Exacto. Acertó usted, es la misma relacionada con alrededor de 151 millones de dólares en bancos extranjeros e investigada por la Unidad de Inteligencia Financiera ante la sospecha por la presunta comisión de los delitos de “actividades con recursos de procedencia ilícita” y “lavado de dinero”, hechos que –por supuesto- don Sosa y sus diputados han negado y rechazado.

El punto es que de los legisladores del Grupo Universidad (todos agraciados por Morena), sobresalen en especial Ricardo Raúl Baptista González y la ex panista Roxana Montealegre Salvador. Él por ser el líder de la bancada del Movimiento de Regeneración Nacional (para el que su fidelidad al parecer es de papel) y ella porque con todo el cinismo y desfachatez del planeta y el universo entero, se dio el lujo de asegurar públicamente que apoyaba la causa de un porcentaje de las mujeres hidalguenses en favor de la Interrupción Legal del Embarazo y a la hora de votar la iniciativa se abstuvo de hacerlo a favor o en contra. No por nada es ahora tachada, junto con sus correligionarios de grupo y hasta de partido, de mezquina y cobarde. Morena apesta.

¿Otro caso? Claro. Recuerdo en este momento al flamante, encumbrado, endiosado y bendecido presidente municipal de Toluca, Juan Rodolfo Sánchez Gómez. Ex panista también, por cierto. El sujeto en cuestión se ha colocado el manto de la cuarta transformación encima y se siente ya bien de izquierda y, gracias a Morena, ahora se encarga de dirigir los destinos de la capital del Estado de México y sus habitantes. Y sí, las personas le creen su papel de redentor cuando solo es condescendiente (en la mejor de las acepciones del término) y los artesanos y artesanas de la región tuvieron la oportunidad de comprobarlo.

Sucede que en Toluca la bella hay varios sitios en los que nuestros amigos y amigas podían colocarse para ofertar sus productos y servicios, como la Plaza González Arratia, la Fray Andrés de Castro y el andador Constitución, entre otros, y hace algunos días, en el Jardín Zaragoza (otro de esos sitios), de repente llegó un grupo de inspectores y policías municipales a quitarlos y no precisamente de buena manera. A los hombres los golpearon y a las mujeres les arrojaron gas lacrimógeno. Las víctimas –porque eso son- confirmaron a este tumbateclas que tenían el permiso municipal para desarrollar su actividad concedido por el propio Juanito, lo cual no importó a sus huestes, también caracterizadas por maltratar a comunicadores y agredir a periodistas. Decenas de familias han sido afectadas por el casi autoproclamado sucesor y sus secuaces, pero él anda más entretenido en su futuro político que en el bienestar de los toluqueños… alguna encuesta de esas de las que arrojan y surgen los otros datos, le dan como el seguro candidato a la gubernatura mexiquense en sustitución del priista Alfredo del Mazo, cuando deje la gubernatura en el año 2023. Medio adelantado el angelito, ¿verdad? Morena Cobija.

Pero, se preguntará usted, ¿solo Morena tiene esa clase de sujetos en sus filas? Claro que no, en todos lados se cuecen habas. Sin necesidad de hurgar demasiado en la memoria, viene a la mente una nota que leí recién sobre un “pequeño” conflicto en Quintana Roo, la tierra gobernada –dicen- por Carlos Manuel Joaquín González (Carlos Joaquín pa’ los cuates). El ex tricolor, partido en el que militó por poco más de 18 años, alcanzó la gubernatura gracias a una alianza (que para nuestro peje sería algo así como “fuchi, guácala”) entre Acción Nacional y el mismísimo izquierdista PRD.

Dueño del poder y del hacer/deshacer a gusto y antojo, nombró, colocó y encumbró a varios de sus allegados, tal como se hace en todos los niveles y situaciones político-partidistas. Resalta en especial un cargo que trae de cabeza a todo mundo en aquellas hermosas y otrora paradisiacas tierras: el director de Difusión de la Coordinación General de Comunicación, a cargo por cierto de Haide Serrano Soto (aquí una nota publicada en alguno de los medios de mi amado Chetumal sobre otro asuntito relacionado con la comunicación social de allá), de nombre José María Tinoco Noriega. Este personaje cuenta o contaba con dos perfiles curriculares: en uno afirmaba ser licenciado en Filosofía (quien sabe por cuál universidad) y también licenciado en Periodismo por la Carlos Septién. En el otro perfil se detalla que su nivel máximo de estudios concluido y comprobable es de bachillerato. Lo que trae vueltos locos a los adversarios del gobernador no solo es el innegable delito por el ejercicio de la profesión del ciudadano Tinoco Noriega, sino el hecho de que firmó documentos oficiales ostentándose como “licenciado”. ¿Quihubo? Pa’l caso y por ser delitos de índole federal, Morena desinformada.

En fin.

Le invitó sí a reflexionar, a analizar las acciones y decires de sujetos como los descritos y a evaluar a conciencia su próxima decisión cuando llegue la oportunidad. Por el momento, permítame usted confabularme con la masa y desearle felices fiestas, apacibles descansos y enorme fortaleza para resistir este presente tan abrumadoramente nuestro.

Aunque no puedo evitar la pregunta: ¿vale la pena encumbrar a improvisados y mentirosos?

Por el bien de México, creo, espero, que usted coincida: ¡NO…!