Una bandera como su país, al revés y censurada

Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho de rehusar obediencia y sublevarse contra el gobierno cuando su tiranía o incompetencia son grandes e intolerables.

-H. D. Thoreau

 

El pasado 24 de Febrero, en el Campo Marte, frente al Lic. Enrique Peña Nieto, Presidente de la Republica, la bandera fue izada al revés. Las redes sociales –al igual que el Presidente- no tardaron en mostrar su descontento; los usuarios identificaron esto como un acto de rebeldía y protesta, mientras el Presidente fruncía el ceño.

La bandera fue retirada de su lugar, y para no alimentar la intriga de los presentes, se justificó su ausencia durante el resto del evento, esto bajo la argumentación de un error en la logística.

Los mexicanos aceptaron la hipótesis de un acto de rebeldía y protesta en contra de la administración actual, encabezada por Enrique Peña Nieto. No se sabe la realidad de lo que en verdad pasó, tal vez pusieron el gancho en la argolla equivocada, tal vez doblaron la bandera y no se dieron cuenta, o simplemente, quién la izó tenía el sentimiento revolucionario.

Pero, ¿Por qué protestar, cuál es el sentido de rechazar las acciones –tal vez incorrectas-, del actual mandatario?¿Tenemos los mexicanos razones suficientes para violar el protocolo de un acto sivico? ¿Funcionó después de todo este acto simbólico? Veamos

Según el Índice Global de Corrupción 2017 publicado por la Transparencia Internacional, México se ubica en la posición 135 de 180 respecto a los temas de la percepción de la corrupción, y si, hoy están tras las rejas políticos corruptos, otros se encuentran frente a un proceso de investigación, y quien sabe, con suerte, uno que otro libre o gobernando.

A esto, se deben sumar las últimas investigaciones que han causado controversia y polémica –La casa blanca de peña nieto, La estafa maestra y los contratos simulados de Rosario Robles-, pero que, sobre todo esto, las investigaciones han evidenciado las prácticas de malversación de fondos, el lavado de dinero y la triangulación de funcionarios públicos.

No obstante, es necesario agregar que, según la OCDE (2016), nuestro país es considerado no solo como el más corrupto, sino también el más inseguro, con las peores condiciones laborales; el país con mayor desigualdad social, con la peor educación y con una elevada tasa de embarazos adolescentes.

Pero, ¿quién tiene la culpa, el ciudadano por honesto y transparente o, el Gobierno que, conociendo la Ley la usa a su modo?

Tal parece que los mexicanos prefieren no interactuar con el quehacer público: uno de cada cuatro mexicanos acepta ser deshonesto, corrupto pero, según la OCDE, más del 70% de los mexicanos aceptan violar la ley si piensan tener la razón.

No somos los mexicanos los causantes de la corrupción, no somos los mexicanos los encargados de permitir las prácticas deshonestas de nuestros representantes, por el contrario, son ellos quienes han educado y formado a un país de ignorancia legal, un país que desconoce sus leyes por flojera, un país que sigue pensando que todos los políticos son iguales, y entonces, Ciudadano, ¿si todos los políticos son iguales, por qué sigues votando por ellos? ¿Por qué no te levantas de tu estado de confort y decides enfrentar a aquellos que han traicionado la Patria?

Seamos conscientes del escenario actual. El país se está convirtiendo en el mercado favorito de los extranjeros. Somos la mano barata, los ciudadanos modelos que no investigan, que no hacen algo al respecto, que no cuestionan, pero que, pese a lo que nos pase, seguiremos siendo mexicanos pacíficos, cegados por la pobreza cultural, social y por último, económica.

Este año se ha convertido en el favorito de quienes se alimentan del arca del erario, y no es para menos, existe en este momento la oportunidad de cambiar y elegir un Gobierno diferente, de ideas extrañas, pero finalmente diferente, de un Gobierno del que aseguran nos va a ir mal, nos vamos a convertir en pobres, nos van a convertir en un país violento y desigual, pero ¿qué acaso no somos ya un país violento, desigual, pobre y que además no se respetan los Derechos Humanos?

No se conoce la razón –con certeza-  del por qué la bandera fue izada al revés, pero tal vez, ese pequeño acto tan simbólico, vino a reflejar nuestra realidad, no como individuos, sino como Nación, porque si ya de por sí nuestro país está al revés, qué más da si la bandera también lo está, después de todo, solo –en mi opinión-, fue un recordatorio para ese dinosaurio que hoy, duerme en Los Pinos.