Queridos cinco lectores:
Ustedes perdonarán, pero esta vez el ambiente dicharachero y bonachón característicos en estas entregas queda un poco de lado para hablar de un tema de verdadera relevancia y especial interés.
El sábado pasado tuve la oportunidad de conversar con dos oficiales de la Policía Federal a propósito del programa creado por la Federación para hacer frente a la Trata de personas, un ilícito que, de acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, se cataloga así “cuando una persona promueve, solicita, ofrece, facilita, consigue, traslada, entrega o recibe para sí o para un tercero, a una persona, por medio de la violencia física o moral, el engaño o el abuso de poder, para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, servidumbre o a la extirpación de un órgano, tejido o sus componentes”.
Cada variante, todas igual de inhumanas aunque con diferentes niveles de violencia, tiene su definición y su castigo. Por ejemplo, quien es señalado por esclavitud (dominio de una persona sobre otra) puede recibir de 15 a 30 años de prisión y una multa de mil a 20 mil Unidades de Medida de Actualización (UMA, la medida que sustituyó al “veces salario mínimo” cuyo valor es determinado anualmente por el Inegi utilizando como referencia el Índice Nacional de Precios al Consumidor y que a la fecha está en algo así como 80 pesos con 90 centavos por día).
La llamada “Condición de siervo” (cuando un deudor se compromete a prestar sus servicios personales o los de alguien sobre quien ejerce autoridad), tiene una sanción de 10 a 15 años con una multa de mil a 20 mil UMA, mientras que la explotación laboral (cuando alguien obtiene, directa o indirectamente, beneficio injustificable económico o de otra índole, de manera ilícita, mediante el trabajo ajeno), representa una sanción de 3 a 10 años de prisión y de 5 mil a 50 mil UMA.
La prostitución ajena u otras formas de explotación sexual (en la que incluye la explotación de una o más personas a través de la prostitución, la pornografía, exhibiciones públicas o privadas de orden sexual y el turismo sexual, entre otras), tiene una sanción de 15 a 30 años de prisión y de mil a 30 mil UMA, mientras que el trabajo o servicios forzados (el que se consigue bajo el uso y la amenaza de la fuerza, coerción o amenazas), tiene una sanción de 10 a 20 años de prisión y de 5 mil a 50 mil UMA.
También está el tema de la mendicidad forzada (mediante amenazas se obliga a un tercero a pedir limosna o caridad contra su voluntad), puede alcanzar de 4 a 9 años de prisión y de 500 a 20 mil UMA, y lo relacionado con el tráfico de órganos, tejidos y células de seres humanos vivos (se recibe algún beneficio a cambio de la extracción, remoción u obtención de un órgano, tejido o células de seres vivos) y recibe una sanción de de 15 a 25 años de prisión y de 2 mil a 30 mil UMA.
En esas variantes se contempla también la experimentación biomédica ilícita en seres humanos (se refiere al uso de procedimientos, técnicas o medicamentos no aprobados legalmente), cuya pena puede ser de 3 a 5 años de prisión y de 2 mil a 30 mil días de multa.
Por último están los hechos relacionados con menores de edad (obligarlos a participar en la delincuencia organizada) que reciben de 10 a 20 años de prisión; la adopción ilegal de menores (cuando son entregados de forma ilegal mediante adopción con el fin de abusar sexualmente), que tienen una sanción de 20 a 40 años de prisión y de 2 mil a 20 mil UMA, y el matrimonio forzoso o servil (obligar a una persona a contraer matrimonio a cambio de algún pago), cuya sanción es de 4 a 10 años de prisión y una multa de 200 a 2 mil UMA.
¿Y por qué le digo todo esto? Porque los agentes con quienes conversaba hablaron de compromiso, responsabilidad y coordinación de esfuerzos para combatir este delito en México.
Por eso se puso en marcha en todo el país el “Plan General de Actuación para la Identificación y Prevención de la Trata de Personas en el Sector Educativo” en el marco del “Programa Nacional para Prevenir la Trata de Personas” que tendrá actividades durante toda la semana.
Este plan contempla, entre un montón de objetivos, el de informar a los niños y jóvenes sobre este ilícito, los riesgos y las medidas preventivas básicas que todos como sociedad debemos tomar para hacerle frente y el modo en que las nuevas generaciones deben prepararse contra este flagelo.
El punto es que aprovecho este espacio en MONOLITO para hacer un público reconocimiento a la Policía Federal y en especial a los buenos elementos –porque sí los hay-, que buscan hacer la diferencia y suman esfuerzos en materia de prevención del delito y vinculación con la ciudadanía, para proteger y preparar a nuestra niñez y nuestra juventud.
De verdad, muchas gracias.
Nota: Las imágenes son cortesía de la Policía Federal.