A Gerardo M Torres, porque no somos zurdos, pero es un placer escribir con la izquierda.
Y es que ahora nos quieren vender una idea muy buena, per no saben cómo hacerlo y la estrategia que ahora la izquierda tiene, puede convertirse en su propia tumba, eso si no hacen los acuerdos necesarios.
El Frente Nacional Democrático impulsado en 1987 desde el interior del Partido Revolucionario Institucional, respaldado por los militantes y simpatizantes más demócratas, y respetando el único fundamento de la no imposición, fue presentado como la única opción verdadera para servir como oposición.
A casi treinta años de su creación, es necesario recordar que esta estrategia buscaba impulsar a Cuauhtémoc Cárdenas como único candidato de los partidos pequeños y de izquierda, con el único fin de tener a un opositor legítimamente fuerte para estar a la altura del candidato del PRI; Carlos Salinas de Gortari.
Aunque Cárdenas no triunfó en las papeletas electorales, si lo hizo al exterior, pudo ser visto como una verdadera opción del cambio. Pese a las tres décadas que han pasado, hoy, aún existe un compromiso por retomar el proyecto de una oposición fuerte. Las condiciones en el escenario político se prestan lo suficiente para jugar las cartas necesarias.
El 2018 debe ser visto como el momento exacto, justo y necesario para frenar al cacicazgo político que existe y que busca imponer a cualquier tecnócrata o golden boy como presidenciable, todo esto bajo un supuesto pacto de unidad al interior del PRI.
Si bien, en el 87 existió una comunicación pacífica, correcta y fluida entre los partidos de izquierda y juntos buscaron detener al partido hegemónico del poder, ahora, hay un dilema que detiene a la izquierda de ganar la silla grande. ¿Quién hace qué con quién?
Una fracción al interior del PRD cree que a AMLO ya le llegó la hora, pero de irse a su casa a descansar. Por el otro lado del partido existen los que apoyan ciegamente a Obrador y harán lo posible para que él siga en la boleta. Quienes batallan al interior del partido son dos personas, la Presidenta, Alejandra Barrales y la Secretaria General, Beatriz Mojica.
Ambas han dado la cara por su partido y han recibido los golpes más fuertes, todo en aras de una correcta diplomacia. Barrales ha tenido que buscar un diálogo con casi todos los partidos [pequeños y grandes] desde una negociación con el PAN hasta confrontar al hijo pequeño del PRI; Partido Verde. Por otro lado, Beatriz Mojica ha defendido con un carácter blando pero con argumentos fuertes la decisión de su partido, incluso ha desafiado a los integrantes del mismo.
Todo esto pasa después de que el PRD anunciara su intento de buscar un Frente Amplio Democrático con la finalidad de evitar que el PRI permanezca más en el poder. Las quejas y las molestias empiezan cuando el PRD invita a los partidos de derecha o mejor llamados conservadores. Los intentos por un frente de izquierda se ve [por ahora] frustrado por sus mismos integrantes, no sólo perredistas inconformes, sino también por morenistas que no aceptan una mesa de diálogo, ellos se siguen aferrando a la idea de un AMLO como único indivisible.
Lo que estos inconformes no recuerdan es que en el 87 se buscaba frenar a un candidato, cuya designación fue impuesta y violentaba el precepto de la democracia. Hoy el objetivo no es ir con el candidato del PRI [que ni ellos mismos conocen], hoy se busca sacar a un partido corrupto, violento, totalitario y clasista que ha defraudado y violado el interés público.
Lamentablemente ni la izquierda misma puede llevarse bien, ya vimos que por un lado está el PRD intentando no morir políticamente por las desfragmentaciones de sus corrientes debido a la lucha de intereses personales y por otro lado, el mayor de los males, Andrés Manuel.
A MORENA le funcionó el discurso de la mafia del poder en el último comicio electoral del Estado de México, pero ahí los votos del PAN eran insignificantes, si el PRD va con el PAN en el 2018, la silla estará en la lucha de tres fuerzas políticas y el final [dijera Juan Zepeda] será de fotografía.
Los partidos de izquierda deben comprender que hoy un candidato del PRD no es la solución, y tampoco Andrés Manuel la respuesta; es un frente Amplio necesariamente Democrático que impulse a un ciudadano nuevo, a un rostro con ideas frescas y nuevas.
El diálogo será quien triunfe al final, pero que no vengan los morenistas a culpar al PRD cuando ellos son los que han invitado a un frente opositor. Y que no se quejen los perredistas cuando han sido algunos de sus integrantes los que al ver que sus caprichos no se cumplen deciden dejar el cobarde.