Tres poemas de la poeta Gentiana Minga traducidos por Lucia Cupertino

Hambre de nuevos recuerdos

De Ciao mamma, un saluto da Bolzano (Hola mamá, un saludo desde Bolzano), Terra d’Ulivi, Lecce, 2017. Traducción de Lucia Cupertino.

Paese remoto

Ho nostalgia del paese remoto,

mi manca ogni cosa che mi attrae,

anche se mi è vicina. Ho bisogno

della voce del cibo, e l’amica

mi è sempre lontana dagli occhi.

Mi racconta lo stesso della sua vita

scrutando il pescatore distante dalla costa

che recupera con calma i pesciolini dalla rete.

Lei sorseggia un caffè ristretto come piace a me,

e mi parla dell’attimo quando il corpo

si tuffa nell’onda e trema per la freschezza.

Da sotto in punta di piedi tocca

pietre scivolose avvolte di alghe,

conchiglie aperte come delle bocche. A volte piene,

rotonde.

Mi manca il silenzio dei mattutini in fila

sulla riva del mare. L’anziana col cane

che annaffia i piedi con la bottiglia d’acqua.

Vivere questo nel presente mi appaga

in fretta,

e mentre tutto si stempera

ho fame del ricordo nuovo.

País remoto

Tengo nostalgia del país remoto,
extraño todo lo que me atrae,
incluso si me queda cerca. Necesito
la voz de la comida, y la amiga
siempre está lejos de mis ojos.
Me cuenta lo mismo de su vida
escudriñando al pescador distante de la costa
que con calma rescata los pececillos de la red.

Ella paladea un expreso como me gusta a mí,
y me habla del instante en que el cuerpo
se sumerge en la ola y tiembla de frescura.
Desde abajo en puntillas toca
piedras resbaladizas envueltas en algas,
caracoles abiertos como bocas. A veces llenos,
redondos.

Extraño el silencio de los matutinos en fila
a orillas del mar. La vieja con el perro
que riega los pies con la botella de agua.

Vivir esto en el presente me sacia
rápidamente,
y mientras todo se diluye
tengo hambre de nuevos recuerdos.

In quel tempo

Oh, mamma, chi è tornato indietro nel tempo

per vederti all’angolo della stanza

 a solo dodici anni

dopo aver bevuto un bicchiere di latte?

È pomeriggio in quel tempo, e intravedo

dei fiumi di luci dietro i vetri.

La bisnonna e le sue amiche, il gatto grigio di sempre,

non li ho mai visti. Adesso si.

So di essere amata ma non hanno bisogno di me.

Nessuno sa chi sono.

La mamma ha questi pochi anni

e tira il pallone come un marmocchio arrabbiato.

Ha un corpo fragile ma so che sarà forte e guerriera.

Idillico il ritorno sublime dove niente e nessuno muore.

Il paradiso è cosi lontano ma non mi perde

laddove

tutto partì verso di me.

Aquellos tiempos


Oh, mamá, ¿quién pudiera volver en el tiempo
para verte en un rincón de la pieza
con solo doce años

después de tomar un vaso de leche?
Es de tarde en aquellos tiempos, y vislumbro
ríos de luces detrás de los cristales.

La bisabuela y sus amigas, el gato gris de siempre,
nunca los he visto. Ahora sí.

Sé que me aman pero no me necesitan.

Nadie sabe quién soy.
Mamá tiene esos pocos años
y tira la pelota como un niño enojado.
Tiene un cuerpo frágil, pero sé que será fuerte y guerrera.

Idílico el retorno sublime donde nada ni nadie se muere.
El paraíso está tan lejos pero no me pierde
allí donde
todo comenzó hacia mí.

Abuk Ajou

Abuk Ajou aveva fame.

La fame genuina.

È per via del richiamo genuino che giunse al centro

passando per la strada porpora di Bahr al Ghazal.

Scalpicciando sulla terra rossiccia

appoggiò la pelle con prudenza, le ossa

e la testa.

Per vivere a lungo ha sorriso poco,

ha detto niente,

nessun sussurro ha sussurrato

e ha risparmiato tre giorni e notti.

Di tanto in tanto le passavano accanto mocciosi magri,

figlie alte con gli occhi grandi e scuri,

uomini chiassosi anch’essi neri,

ma nessuno le sfiorò la fronte,

nessuno chiese a lei:

 – Saluti Abuk Ajou! Stai morendo bene?

Incantati dalla stessa fame seguivano la nuvola

che stesa sul Fiume delle Gazzelle

sgocciolava la luce chiara su acque scure.

Abuk Ajou

Abuk Ajou tenía hambre.
Hambre verdadero.
Es por la llamada genuina que vino al centro
pasando por la calle púrpura de Bahr al Ghazal.
Pisoteando la tierra rojiza
apoyó su piel con prudencia, sus huesos
y la cabeza.

Para vivir mucho ha sonreído poco,
no ha dicho nada,
ningún susurro ha susurrado
y ha ahorrado tres días y tres noches.

De vez en cuando pasaban a su lado mocosos flacos,
hijas altas de ojos grandes y oscuros,
hombres ruidosos también negros,
pero nadie le rozó la frente,
nadie le preguntó:
–¡Hola, Abuk Ajou! ¿Te estás muriendo bien?

Embrujados por el mismo hambre seguían la nube
que extendida sobre el Río de las Gacelas
goteaba la luz clara sobre aguas oscuras.

Gentiana Minga

Poeta, escritora, periodista, nacida en Durrës (Albania) en 1971, afincada en Italia desde el 1997. Escribe en albanés e italiano y parte de su obra ha sido traducida al alemán y español. Ha dictado clases de literatura y lengua albanesa y colabora con revistas como Poeteka, Trimestral literario albanés, El-Ghibli, revista italiana de literatura de la migración, Salto Bolzano, portal de información. Entre sus trabajos cabe mencionar: Autopsia e shkatërrimit (Autopsia del desastre), Europa, Tirana, 1993;  Zonja e Shkodrës (La Dama de Scutari), Florimont, Tirana, 2003; Ciao mamma, un saluto da Bolzano (Hola mamá, un saludo desde Bolzano), Terra d’Ulivi, 2017. Su obra ha salido en distintas antologías italianas e internacionales, muchas de las cuales relacionadas con la migración, lo femenino y la justicia social.