Basta de Hashtags, apostemos a la sororidad

Navegando en la red me topé con una campaña verdaderamente curiosa #TeQueremosViva.

Esta campaña se centra en “hacer visible la violencia física y emocional en nuestras vidas” (la de las mujeres, claro está).  El colectivo tras ella ha lanzado imágenes y recomendaciones para que las mujeres nos libremos de la violencia.

Es de esas cruzadas, tan de moda, que comienzan en un área bien delimitada pero recorren las Américas en cuestión de días por tocar temas que llevamos en común. Aunque es de origen mexicano lo mismo lo postearon las argentinas que las centroamericanas o las mexicanas.

Aplaudo cualquier intento de ponerle un alto a la violencia, con lo que no concuerdo es con el fondo de la campaña. Al cansancio hemos dicho las feministas, las concienzudas, las hippies y las de mente abierta que no se trata de recibir trato especial por ser mujer, se trata de llana igualdad.

En #TeQueremosViva las imágenes indican que:

Personalmente no quiero más campañas así, quiero lucha por cambios actitudinales y de fondo.

Son ideas reaccionarias que las mujeres ya las seguimos instintivamente, nada nuevo. Son excesivas y quizá mal direccionadas, no es precaución el no ser libre de revisar el móvil o verte obligada a compartir agenda y horarios, llevar siempre un silbato y comunicar número de taxi… el exceso se explica solo.

No se trata de estar a la defensiva sino de educar a la sociedad en su conjunto para no violentar al género. Debemos luchar por ser libres y vivir en condiciones ecuánimes, con justicia entre géneros.

No debe centrarse la sociedad en volver disfuncionales a las mujeres para evitar abusos y colmarlas de actitudes compulsiva. Debemos impartir justicia, castigar correctamente los abusos, formar comunidad, velar por la libertad, educar con igualdad y de una vez por todas apostar por la utópica y urgente sororidad.

Mujer, tú eres quien educa a esta sociedad, tú formas al machista, tú decides casarte con él o reproducir los cánones de la violencia. Si tú eres machista también puedes detener el ciclo.

Ya no más frases que demeriten a la mujer, ya no atacar a la mujer libre, ya no envidiar al sexo opuesto, ya no depender del hombre. Educa a tu hijo, no como machito y buen varón, sino como un ser librepensador y respetuoso de todas las personas, educa a tu hija no como vaso frágil o mujer ideal sino como una persona libre y fuerte.

Que se acaben las princesas y vuelvan las guerreras, que sueñen las niñas con ser científicas, ingenieras, astronautas, juezas, futbolistas y artistas; que sueñen los niños con ser lo que quieran ser, ¿y si quieren ser estilistas?, ¡por qué no!, o bailarines, amos de casa o la profesión más femenina que se nos ocurra.

Destruyamos los roles porque los humanos somos eso, humanos, iguales, similares, equivalentes, complemento no competencia.

Tú y yo somos y formamos el presente y el futuro, el pasado que sirva solo de referencia; cuidemos desde nuestras frases hasta nuestras conductas, nuestros actos, las bromas. Empodérate, date tu lugar y educa, re educa y vuelve a educar.

El machismo no se formó con una sola generación ni en un día, salir de él no se hará ni siquiera en una sola generación, requiere de trabajo constante y terquedad. Unámonos, cambiar nuestra forma de pensar junto con la conducta nos traerá mayores beneficios que solo colocarnos a la defensiva y seguir siendo víctimas de nosotras mismas. Ya no más hashtags de moda, repite conmigo: Sororidad.