Sobre Quedará el vacío, de Nadia Contreras ‖ Xánath Caraza

Para esta ocasión, para Revista Literaria Monolito, tenemos el placer de presentar el más reciente poemario de Nadia Contreras, Quedará el vacío (Pinos Alados, 2017).  Tuve la oportunidad de prologarlo y no dudo que disfrutarán de su lectura.  A continuación, un breve comentario mío; algunas palabras de Rosa Espinoza, editora en jefe de la casa editorial Pinos Alados y de la poeta, Nadia Contreras.

Nadia Contreras (Quesería, Colima, 1976) es una poeta consumada, narradora y editora.  Es fundadora y directora de la Revista Literaria Digital Bitácora de Vuelos y de la casa editorial digital con el mismo nombre.  Sus previos poemarios y libro de relatos son Visiones de la patria muerta (2014), Caleidoscopio (2013), El andar sin ventanas (2012), Presencias (2008), Cuando el cielo se derrumbe (2007), Poemas con sol (2006), Figuraciones (2005), Lo que queda de mí (2003), Mar de cañaverales (2000) y Retratos de mujeres (1999).  Ha recibido el Premio Estatal de la Juventud Colima 2002, Premio de Poesía Instituto Mexicano de la Juventud 2003 y mención en el Premio Nacional Elías Nandino entre otros.

En Quedará el vacío la voz poética es “corazón de hombre náufrago en su propia sangre”, el ser humano desahuciado en la espesura del mundo se hace preguntas universales.  Responde al revivir experiencias en las galerías poéticas que este poemario contiene.

Rosa Espinoza, directora en jefe de la casa editorial Pinos Alados, nos comparte lo siguiente sobre Quedará el vacío.

Quedará el vacío de Nadia Contreras es el resultado de una convocatoria cerrada para mujeres que promoví a través de Pinos Alados. Encontrar a Nadia por este conducto, descubrir a la poeta pulcra y contundente que es, ha sido una gran sorpresa, una alegría como editora y un júbilo que esta obra aparezca bajo este sello.

Xánath Caraza lo afirma en su prólogo cuando dice que el trabajo de Contreras contiene “… la fuerza misma de decir en voz alta, de enunciar las palabras, de nombrar a las cosas por su nombre”. Como editora de poesía coincido con la idea de que la palabra es un amparo que fortifica la voz poética.

Pinos Alados es un sello editorial bajacaliforniano de reciente aparición, es un proyecto autogestivo que persigue mantenerse al margen de las instituciones con una propuesta de desarrollo que apuesta por el tiempo. A poco más de veinte meses cuenta con un catálogo de veintinueve obras de autores mexicanos y extranjeros.

Nadia Contreras nos dice lo siguiente y comparte algunos poemas de Quedará el vacío para los lectores de Revista Literaria Monolito.

En este libro abordo algunos de los temas que me interesan y que duelen. Por ejemplo, la situación que viven los migrantes, desde que dejan su patria hasta que llegan a Estados Unidos. Un camino, por supuesto, doloroso. Reflexiono sobre el dolor y también sobre lo que es la ceguera. Una ceguera simbólica y que luego se materializa en mi padre. La ceguera casi total de su ojo izquierdo y parcial del derecho ocasionada por el glaucoma.

Esta experiencia abre mi propuesta poética hacia otros caminos, el primero comenzó con este libro y continúa con otro libro a publicarse próximamente bajo el título La luz se muere y remata con el libro Las cosas cambian de lugar, con el cual obtuve la beca de Escritores con trayectoria del PECDA, Coahuila, en el género de poesía.

En Quedará el vacío, también hago una reflexión sobre el poema, ese ser orgánico, ese sol-ceniza. También abordo el amor; un amor primeramente cortado por el medio, y posteriormente un amor correspondido. La construcción de una casa afianza la correspondencia de las emociones, los estremecimientos, los rostros que por vez primera, no envejecen. El último poema, sin embargo, vuelve a la idea primigenia que sostiene las páginas de este libro: Quedará el vacío por encima o por debajo de la noche ávida. En ella, caemos.

 

[Fragmentos]

 

I

 

A partir del poema

“Líneas del mundo” de Luis Benítez

 

Un pie derecho

un pie izquierdo

en el corazón

de un pájaro muerto.

 

Los caminos funden y los latidos

calcinan las alas.

 

Mira sus cabellos hechos nudos,

inflamados los pies, los huesos.

 

Y el vuelo ¿qué es?

herida que atraviesa el desierto.

 

El que ve a las líneas del mundo

servir de trampolín a los pájaros

y de escalera a las almas,

sabe por qué no vuelan

y se guarda de contarlo.

 

No debes dormir, no debes comer, no debes recordar.

 

Los caminos

no son una línea,

ni siquiera círculo.

 

Jaula.

 

*

 

El que viene detrás

ahuyentará el tiempo.

 

Así dijeron:

el que viene detrás.

 

Y nos dio miedo, y rezamos

pero el dolor,

aún con los rezos, se extendió;

era la memoria

de nuestros hijos.

 

Desperté sin piel

ni siquiera para las caricias.

 

II

 

Manchas solares: el poema cercano al horizonte y oscurecido por una densa niebla. Las partículas que transportan su energía (las llamaremos fotones) intentan escapar al exterior y, en el vacío del alma, el signo toma forma (los fotones son absorbidos continuamente y remitidos en otra dirección a la que tenían). El poeta (Galileo se arriesgó a la ceguera por observar el Sol a través de un telescopio), como el núcleo del poema, es zona “radiactiva”.

 

 

III

 

Fáculas que son regiones brillantes

alrededor de las manchas.

 

Éstas, con una temperatura superior

a la normal de la fotosfera,

están relacionadas

con los campos magnéticos del Sol.

 

V

 

El tiempo,

las mareas,

los astros,

los labios, el fuego,

el hielo inexpresivo,

las cosas que son del mundo

quieren ser alcanzadas.

 

Dejemos pues que suceda,

que las alcance

el dedo de mi padre,

hundiéndose en el ojo izquierdo,

el izquierdo.

 

Toda una década

haciendo el ejercicio

con disciplina;

sondear las profundidades de la sombra,

su centro, sus orillas,

como quien sondea la luz

o el color amarillo de las velas.

 

Cuando llegue la hora,

no hundiré mi dedo en lo oscuro.

 

Partiré

en el río

de las muertes

sentimentales.

 

*

 

Hundir un haz de luz,

romper con esa luz focalizada

los fluidos.

 

FINAL

 

Quedará el vacío

en la proximidad del día

y de la noche,

en el límite de las cosas

o en su centro.

 

En el cuerpo que nunca fue acariciado,

en el destello oscuro del glaucoma,

en los dientes que caen

como flores rojas,

el destello de ese vacío

que incluye

el todo de la vida.

 

Vacío plano, en círculos,

por encima

o por debajo

de lo inteligible.

 

Y cada vez,

en la boca amarilla del día

o en la noche ávida

caemos.