Sobre John Murillo por Xánath Caraza

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John Murillo es un poeta intrépido, artista y encantador de la palabra.  He tenido la oportunidad de haber visto en vivo a Murillo en vivo. Es dinámico en el escenario y tiene la facilidad de hipnotizar a la audiencia que lo escucha.

Su poesía es atrevida.  Las palabras impresas llevan el sello de comentario social todo el tiempo.  John Murillo es un observador perspicaz de su contexto, el estadounidense y urbano de la ciudad de Nueva York y de Los Ángeles, del metro, de las calles, de los clubes, de los que regresan a casa después de pasar tiempo en prisión, de los vulnerables; habla de su experiencia en las grandes urbes y de lo que observa, sobre todo de lo que ve en los barrios que escapan a las luces brillantes de la zona financiera que todos imaginamos cuando decimos en voz alta la palabra Nueva York o el glamur que invoca la palabra Hollywood.  Murillo, con detalles, es capaz de retratar a la perfección recuerdos, en algunas ocasiones dolorosos, de su niñez o de algún instante caótico que queda grabado para siempre en las páginas.  Comparte con el lector la verdad cruda, su verdad, que como mitad mexicano y mitad afro-americano experimenta pero no se limita a su experiencia personal, también le da voz a otros, que como él, han tenido que enfrentarse al sistema para que su lugar sea respetado y reconocido.  Su poesía es compleja.  Hay que saber encontrar eso que nos quiere compartir, que ha visto y nos quiere comunicar a través de  segundas lecturas de su poesía.  Reta al lector y lo convierte en un lector activo, un lector que reflexiona sobre cada una de sus palabras en el poema.

Así como Murillo reta al lector a través del contenido de su poesía, también juega con las estructuras y nos muestra que es un poeta experimental.  En sus poemas encontramos piezas para performance, poesía concreta, poemas cortos, de dos versos, poemas de largo aliento y el uso de neologismos.

Hoy he seleccionado los poemas, “Entra el dragón”  y “Por los buenos tiempos” del poemario Up Jump the Boogie(Cypher, 2010).  

En “Entra el dragón” la voz poética recuerda cuando a su padre, hombre afro-americano, después de una noche de cine se le pide salir de su auto.  Es un poema que pasa de la emoción que deja haber ido al cine con su padre y haber visto una película de artes marciales, al miedo del espectador impotente, porque el espectador es un niño, en tan sólo un instante que todo lo cambia y se graba en su memoria. 

En “Por los buenos tiempos” los segundos que le toma a un rayo de luz brillar hacen que este poema corto denuncie violencia doméstica en un apartamento en un barrio de una gran ciudad en los Estados Unidos.  

Les comparto mi traducción de inglés a español de “Entra el dragón” y “Por los buenos tiempos” de John Murillo.

Entra el dragón

Los Ángeles, California, 1976

Para mí, la película empieza con un hombre negro

Que brinca en una órbita de insignias, lunas minúsculas

Que capturan el brillo de su perfecto afro negro.

Patadas arqueadas, karatazos y treinta policías

En sus espaldas.  Comienza con el fanfarroneo,

Recostarse suavemente en el asiento frontal de piel

Del blanco y negro que se arranca.

Con aleluyas profundas los asistentes al cine

Ahogan la guitarra eléctrica.  Sal y mantequilla

¡Chócala, así, hermano! Y papá

Brillando tanto que puede iluminar la pantalla

Por sí mismo.  Así es como se desinfla esto.

Viernes por la noche y mi padre me lleva en su auto

A casa después de la última función, dos héroes.

Cadillaqueando como rey en pleno Boulevard King.

En la oscura cabina del carro nos lanzamos y agarramos,

Jim Kelly y Bruce Lee con aliento de 

Palomitas, y casi no se dan cuenta de las luces flasheando

En el agrietado espejo lateral.  Yo sé qué hay

Bajo del asiento pero cuando los uniformes

Se acercan de la parte posterior lateral del auto,

Cuando el gordo se recarga en la ventana

De mi padre,  puedo oler su largo día de trabajo,

Cuando mi padre –ese hombre, John Henry—

Esconde su martillo, no va en contra, guarda

Su voz de barítono, la licencia y el registro tiemblan

Como si fueran una nota escrita pidiendo permiso al

Director de la primaria ir al baño, aprendo la diferencia entre

El cine y la ciudad, entre hurras y vivas de hombres viejos de 

La película que vemos en casa y el silencio que nos lleva a nuestro hogar.

Por los buenos tiempos

Una sombra parte el rayo

bajo tu puerta   ruido metálico de llaves

te haces viento

y cuentas para la cintura

enrollan una falda

me deslizo 

hasta la escalera contra incendios

el anillo en tu dedo

la foto enmarcada en la mesita de noche

dicen que tú eres su mujer

tu temor en mi barba

el peso frío de una .38 en la palma de mi mano

imploran de forma diferente