Sobre Disney, Soma y El Gran Hermano

Existen dos panoramas distópicos por excelencia, el primero, planteado por Aldous Huxley en Un Mundo Feliz (1932), en el cual los ciudadanos curan sus penas con la droga Soma, cuyo poder para curar la melancolía y otras de sus enfermedades, con todas las ventajas del alcohol y el cristianismo y sin ninguna de sus desventajas, sin embargo, tiene la potencia de sumir a sus consumidores en un aletargo. En esa sociedad los ciudadanos se encuentran sumidos en un idilio, al menos en apariencia.

 

El segundo, proyectado en 1984 (1949) por George Orwell, introduce el concepto más importante de la cultura pop referente a las distopías, El Gran Hermano, pero también incluye a El Omnipresente y plantea un futuro en el cual la vigilancia extrema sirve como represión política y social.  Es decir, en uno encontramos un mundo sin preocupaciones y en el otro, el extremo del absolutista.

 

Estos planteamientos, aparentemente distantes, comparten elementos en común, como el control gubernamental, que es definitivo en ambos panoramas. Sin embargo, existe un elemento que aparece, sutilmente y desempeña un papel definitivo para concebir tales sociedades: los medios de comunicación.

 

Mientras que Huxley hace referencias a los medios de comunicación de su época (parodiándolos) como reforzamiento de la realidad de aparente felicidad provocado por el consumo de Soma, o el paparazzi acosador; Orwell en cambio, recurre a representar al poder del estado desde las telepantallas que propagan el mensaje de “El partido”, única afiliación política de su mundo.

 

Desde esas épocas, la tecnología y los medios de comunicación ya proyectaban un papel definitivo en el desarrollo de la sociedad del futuro y hasta ahora, las profecías se han hecho realidad.

 

Ahora, si venia preguntan de ¿Qué tiene que ver Disney con estas concepciones distópicas?, la respuesta puede ser confusa, pero si se observa con atención, encontrará un pequeño hilo que une a la empresa con las sociedades planteadas por estos autores.

 

Disney es el resultado de una combinación entre la droga Soma y El Gran Hermano: Disney nos entrega historia entretenidas, que nos proporcionan un idilio temporal, no importa si es para niños, jóvenes y adultos, taquilleras y a la vez, por su magnitud, dicta los parámetros de lo que vemos.

 

Un pequeño repaso a la evolución del entretenimiento puede darnos un panorama de esto. En 1995 Pixar estrenó Toy Story, un éxito que rompió con el paradigma cinematográfico de la época. En 2002, Sony dio inicio a la nueva carrera por la pantalla grande de las películas de Súper héroes con Spider Man.

 

Once años después, Pixar forma parte de Disney y posee algunos derechos de Spider Man. Sony apenas y compite en este rubro. Y ahora Disney posee un historial de carteleras difícil de igualar. Por si fuera poco, la aparente adquisición de Fox significa no sólo que los personajes de Marvel Comics podrán unirse en la pantalla grande.

 

Bajo la dirección de The Walt Disney Company se encuentran, por mencionar algunos medios de comunicación: ABC, ESPN, Lucasarts, Lucasfilm, Pixar, Marvel Comics y probablemente, como he dicho, Fox. Derivado de ello, es sin duda alguna, la empresa de más impacto en el sector del entretenimiento. Películas como Coco, Star Wars y Avenger: Infinity Wars, son bien recibidas por el público y arrasan con la competencia, pero no es culpa nuestra, en parte es producto del trabajo realizado por Disney, que se niega a dejar de suministrarnos Soma y abandonar su papel de Big Brother. Y por nuestra parte, no continuar consumiendo su droga visual y sus canones.

 

Un mérito tiene a su favor, hacen bien las cosas. En ese sentido, la conquista distópica podrá ser contada como una gran película, taquillera y con buenos efectos especiales.