—¿Es maestra?
—Sí.
Tal afirmación me valdría, un semestre después de haber iniciado la docencia en preparatoria, finalmente acreditar el descuento a docentes que yo desconocía tener cada que ordenaba mi chai sucio grande con leche deslactosada.
Somos muchas las personas que durante gran parte de la juventud afirmamos en voz alta que no queremos involucrarnos en la docencia. Somos muchas más quienes terminamos con el calificativo de maestra o profesora (o profe) sin haber cursado una licenciatura o especialidad en educación.
Muchos docentes en definitiva no aspiramos a la tarea tan crucial que implica la enseñanza, pero precisamente por ello es importante que, en caso de que la vida profesional nos lleve a un aula, lo gestionemos como se debe. Las circunstancias laborales me llevarían a impartir clases de Español en secundaria; luego de tres años, una pandemia y el famoso burnout, me tomaría un descanso en el cual apareció la oferta de volver a mi antigua preparatoria.
La Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas es famosa por estar instalada donde antiguamente fue el Casino Agua Caliente, espacio donde el entretenimiento de los años dorados de Tijuana tuvo su cénit y donde un minarete, una alberca y la leyenda de una bailarina son los recordatorios eternos de aquella época. Sería el presidente Lázaro Cárdenas quien expropiara el terreno que este 2023 cumple 50 años de federalización.
La PFLC ha gozado de buena fama por bastantes décadas, siendo el objetivo de los jóvenes de secundaria poder decir “soy de la lázaro”. Es una comunidad amplia, donde seguramente no se conocerá a todos,
Quizás nunca quise ser maestra, y aunque confirmo que no tengo vocación para una carga laboral completa o una de las famosas plazas, sí que disfruto asistir nuevamente a la prepa, ahora en mi rol docente. En ocasiones me río al recordar que ahora he saludado a la profesora de Química que no me puso 10 porque no quiso, al de Matemáticas que nunca se aseguraba que entendiéramos al 100, a la de Inglés que ahora es líder sindical, al director que tenía 24 cuando me dio clases…
Ser docente siempre será un reto; uno que deja satisfacciones y crisis por igual. Es una profesión que exige mucho, mientras que monetariamente retribuye poco (en tierras mexicanas). Por lo pronto, seguiré dando mis clases de prepa, aprovechando el descuento de mi cafecito.