«Samael: esa planta seca». Sobre el libro _Samael_ de Cristina Arreola Márquez por Juan Mireles

En Samael no tiene cabida la delicadeza: éste es un dios apegado a la actualidad, ése que mira y se cruza de brazos y nos dice:

Se equivocan quienes me piensan sumado

soy la resta del sufrimiento.

Cristina Arreola Márquez desnuda la verdad del nacimiento del hombre, ese origen adornado, lleno de adjudicaciones oníricas: no es el bautizo con agua bendita, no es la claridad de la iluminación que se anuncia en el cristianismo, no es el primer paso para acceder al paraíso, sino la realidad, el sentir profundo de los ojos, de lo palpable, de la maldita pertenencia a un país que nos mancha pronto.

Estamos solos y Samael lo anuncia de maneras únicas. Él mira, sólo mira y señala, apunta con el dedo la descomposición humana.

El libro avanza junto al ser humano fragmentado por la violencia, por la nota roja que escurre sangre, la sangre: esa fantástica idea del sufrimiento.

La representación del dolor en esta obra nos invita a darnos cuenta que el olvido no es opción cuando todos los demás se van cayendo a nuestro lado: la desgracia.

Nacidos ante el canto de ejecuciones a media luna

por la creación involuntaria, embriones nadando en ácido

del mismo mar

                                                                                       inerte

No es esta obra una repetición de los daños, del hartazgo de lo mismo, sino la expresión poética más cercana al sentir humano que guardamos todos muy adentro. No es mirar afuera, es mirar dentro de lo que sentimos, de lo que va más allá de los periódicos, de la televisión, de los análisis.

No son cadáveres, no son cifras, son los humores expedidos a partir del miedo que nuestra sociedad mexicana percibe y sufre.

Mirar al cielo ya no es opción: ahí está Samael, igualmente carcomido por su propia imaginación: esa semejanza.

Samael también nos plasma literalmente la tragedia con varias obras del artista mexicano Juan Ramírez Carbajal que van surgiendo de entre los versos. Los poemas van acompañándose de esta otra poesía, de esa lectura distinta que en este caso complementa de manera excepcional al arte de la poeta.

Cristina Arreola nos hace respirar la tierra y su polvo al grado que sentimos sus grumos en la garganta, nos hace toser sí, quizá para sacarnos todo, para expulsar lo malo que nos ha dejado estos tiempos o quizá para ahogarnos en nuestra propia sed.

Samael es el anuncio de que alguien siempre ha estado ausente, aunque queramos creer, por todos los medios, lo contrario.

 

Libro publicado por Editorial Capítulo Siete y que puedes adquirir aquí.