Rumbo al 18, sin candados

Mientras nosotros asumimos con valor y visión un mejor futuro para México,

hay quienes pretenden regresarlos al pasado, le apuestan al caudillismo,

 a la subordinación de los aliados y a la división de los mexicanos.

Lic. Enrique Peña Nieto

Presidente de la República Mexicana

 

El pasado Sábado ocurrió lo más esperable por los ambiciosos, los esos nuevos, los desconocidos, los carnívoros esos, los que no esperan y les escuece en lo más profundo y recóndito de las urnas por ser votados.

Durante la XXII Asamblea Nacional Ordinaria del Partido Revolucionario Institucional se tomaron decisiones inesperadas, algunas muy inimaginables siquiera por los mismísimos fundadores del partido, pero otras, demasiado obvias.

Una de ellas fue otorgar el treinta por ciento de los espacios en sus candidaturas a los jóvenes – valdría la pena saber ¿a qué jóvenes se refieren? Aunque esta propuesta no es tan nueva en el partido –porque el PRI ya consideraba en sus estatutos dicho porcentaje, y además ha sido el primer partido que ha invertido en el último lustro en la creación de espacios para jóvenes y su respectiva inserción en la vida política del país- si es admirable, ya que anteriormente, las candidaturas para jóvenes otorgadas en municipios, distritos federales o estatales casi imposibles de ganar.

Otra más fue la de frenar a los plurinominales, con la finalidad de no seguir otorgando espacios de representación – que salen carísimos- a quienes no trabajan y tienen cercanía con el pueblo. Aunque nuevamente valdría la pena señalarle al PRI que ha sido uno de los partidos más incongruentes al momento de enlistar a sus candidatos en la lista plurinominal.

Basta con buscar en Google Diputados plurinominales del PRI y ya verán que el perfume de gardenia si deja.

Todas estas decisiones parecen correctas y tomadas en el mejor –o peor- momento del partido; sin embargo, también se tomó otra, la cual deja mucho que pensar. Los delegados del PRI aprobaron la propuesta de romper con el candado más importante y poderoso del reino priista, me refiero a aquel que impide la representación como candidato a presidente de la republica a cualquier militante que no cuente con mínimo diez años de –lealtad, ciega e incondicional digo yo- afiliación.

Existe entonces una tesis que nos dice: El PRI no cuenta con los candidatos idóneos, correctos, honestos, nada corruptos ni mentirosos, y con el requisito de militancia necesaria como para que los represente en el próximo comicio electoral.

Sin embargo la antítesis –un poco rara pero finalmente sensata- señala que: en los últimos diez años el PRI ha trabajado de una forma tan admirable, respetable y positivista que, ahora, del lejano, desconocido e independiente paraíso, han surgido los cuadros adecuados para hacer que el partido permanezca en el poder ejecutivo, por lo menos, seis años más.

De entre los buenos samaritanos que aparecieron –y se han vuelto populares en las últimas semanas- son las finísimas personalidades como las de José Antonio Meade y Aurelio Nuño Mayer. Uno de ellos es querido y apreciado por la elite empresarial, los panistas y mi vecina; el otro, es odiada por la mitad del gremio magisterial, amado por los dueños de las papelerías pero con el respaldo de casi todos los priennials.

Las razones por las que tomaron esta decisión, aún es desconocida incluso por los mismos simpatizantes del partido –ya les pregunté y no más no me saben decir-, aunque digan que el partido busca talento y trabajo y que por ello, necesitan nuevas caras, más frescas, con ideas centradas pero sobre todo, nuevas.

Aunque el verdadero reto del PRI – y así lo han señalado de manera pública- es vencer a la oposición izquierdista, aquella que es completamente radical, que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Y es que, ¿a quién le importa el Frente Amplio Democrático? Si ni los panistas –con Ricardo, Margarita y Rafael- ni los perredistas – con Beatriz, Alejandra, Juan y Silvano- se ponen de acuerdo. Al Frente Amplio se le declaró su destino, aquel que llevaría a los ciudadanos al fracaso social y a la polarización de ideas, todo eso sí no se trabajaba de forma ideal con todas las izquierdas.

Pero, ¿qué tan grande es el Movimiento de Regeneración Nacional como para que el PRI tuviera que modificar sus documentos básicos? Les doy una pista: Elección de Gobernador en el EdoMex 2017.

Lo que pasa con MORENA y Andrés Manuel, es que están creando una psicosis social, basada en el movimiento de masas, la ignorancia y el juego de Nosotros los pobres y Ustedes los ricos.

Con un discurso degenerado y cargado en su mayoría por la ideología destructiva y totalitaria de una persona que desea tanto el poder que ha brincado por más de tres partidos políticos, no se puede esperar una Agenda de Nación y Gobierno favorable para los ciudadanos.

Al PRI no le preocupa la oposición –bueno si, pero poquito-, al PRI le preocupa saber que Alain Touraine tuviese razón cuando dijo que los grandes partidos populares de masas han sido en casi todas partes amenazas para la democracia más que sus defensores.