Receta: Caos Digital Electoral

El caos es un clásico de tiempos electorales.

Ingredientes:

Instrucciones:

  1. Mezclar la red social con los datos personales (sólitos se acomodan).
  2. Colocar en un sartén grande a fuego medio. Agrega el convenio con dudosos fines.
  3. Cocer hasta que las campañas electorales terminen.

Ahora sí, a degustar.

 

Cuidado con la flama

Ya la firma de convenio de Facebook con el Instituto Nacional Electoral (INE) tenía grave incógnitas respecto a dos temas importantes de la agenda social, en primer término, el tratamiento de datos personales (La obtención, uso, divulgación o almacenamiento de datos personales, por cualquier medio), en segundo lugar, las funciones de Facebook, ya que, si bien es cierto que el convenio lucía como medida para combatir las Noticias Falsas (#fakenews), lo cierto es que también surgió el temor de que más bien pudiera ser utilizado para alentar a la ciudadanía para votar por un candidato.

Cuando el platillo no sale como se esperaba

Pero ahora la cosa se ha puesto más difícil. La red social fue envuelta en un escándalo de filtración de datos, utilizados para la venta de anuncios que permiten a los anunciantes dirigirse a grupos específicos. Esto significa que Facebook discrimina (no me refiero a la discriminación de las personas, así se le llama al procedimiento para separar datos) a las personas para agruparlas según sus intereses, gustos y afinidades. Usted podría preguntarse pero, ¿cómo es esto posible? Y le responderíamos, fácil. De la misma manera que en la década de los noventa se descubrió el ingreso real de las personas.  En esa época la gente declaraba cierto ingreso, pero al parecer no coincidían los datos, así que decidió invertirse la estrategia, por lo que ya no se preguntó cuánto ingreso tenía, sino cuando gastos mensuales tenía. El resultado fue que se obtuvo una base de datos más apegada a la realidad. Algo similar ocurre con Facebook.

La red social no te pregunta tus gustos, ni tampoco te cuestiona sobre cualquier otra cosa. Simplemente deja que navegues por su plataforma. Te permite que busques, interactúes, converses y otras acciones más. De ahí obtiene tu información. La mayoría de las veces Facebook no te pregunta, tú te anticipas a proporcionarle tu información. Así, la plataforma tiene la capacidad (y la información) para hacer tu experiencia más adecuada a tus gustos y preferencias.

Esto tiene como ventajas, que encontraras información afín. La desventaja es que Facebook puede discriminar (ahora sí, me refiero a la discriminación de las personas) formando grupo a los cuales aplicará estrategias comerciales adecuadas a sus preferencias, pero, aquí viene lo interesante, a su estrato social, estudio, capacidad económica. Ahora, peor tantito, aplicar las estrategias para fines electorales. Cuestión que es sumamente riesgosa.

¿Cómo degustar nuestro platillo?

Sin embargo, existe una cuestión interesante. Si red social empresa mundial, que ofrece sus servicios de plataforma gratuitamente, no dependiente de ningún gobierno (al menos que sepamos públicamente), que ofrece sus servicios comerciales publicitarios para sobrevivir, ¿cuál sería el impedimento para realizar estudios en un ámbito electoral? Existen agencias que se dedican a ello, la diferencia es que ninguna posee el poder de la red social. La respuesta, me parece, radica más en el trasfondo de la naturaleza de internet que en una política.

La Receta Ideal (pero imposible)

Internet es concebido como una zona neutral, al menos en materia de libertad de expresión. Que encuentra sus límites precisamente en la afectación de terceros. Una afectación a los individuos sería el resultado de tratar información relevante para el individuo, pero tergiversando la información relevante en términos generales. Es decir, que la red social proporciona un panorama del entorno sesgada, que no se apega a la realidad. Y, por lo tanto, que atenta contra el desarrollo del individuo, al no permitir aprender, conocer o saber de otros ámbitos, pues lo limita sólo a las cuestiones que históricamente han sido de su preferencia, pero que no lo definen en absoluto, pues sólo representa una parte de él. En ese sentido, la red social también debería ser responsable del impacto que ejerce en la sociedad.

Para acompañar

Como lo he dicho en diversas ocasiones, la primera defensa para la protección de datos personales es la defensa instaurada por los propios individuos, los titulares, a fin de auto determinar su desarrollo personal en entornos digitales. Y en éste caso específico, mantenerse al margen de las propuestas hechas por la red social, o en su defecto, borrar su Facebook.