Ramón Gómez de la Serna (Antonio Fernández Molina)

Aunque los textos que recopila este libro son de Antonio Fernández Molina, es Raúl Herrero quien se encarga de darles forma. Si meritoria fue la tarea del primero, no desmerece la labor del segundo.

«“Si uno anda por ahí zascandileando, de presentación en presentación, de inauguración en inauguración, no tiene tiempo de realizar su obra”. En Nuevas páginas de mi vida Ramón afirma: Mi única fortuna es la soledad para crear mis artículos y mis obras…».

El libro nos adentra en la vida de Ramón y lo hace de la mano de un amigo y colega, el libro no podía ser más espontáneo, pues los textos son en gran parte borradores, el libro es historia, anécdota, homenaje.

«Todo un mundo de cosas unidas y revueltas y no confundidas. Bastaba mirar sus paredes y biombos, cubiertos de imágenes diferentes, que formaban una colección de sugestivos collages, para sentir la dimensión de su inspiración desbordada. Bastaba mirarlo para sentir la proximidad de la inspiración».

Dice Antonio Fernández Molina que «de Ramón Gómez de la Serna no se ha hablado lo suficiente», y Raúl Herrero nos recuerda que «algunos reprocharon a Ramón su necesidad de ser original». 

«En La vida sin Ramón, Luisa Sofovich, a veces, escribe como quien dibuja, unas veces con línea bien precisa y otras como quien lo hace al modo impresionista, de forma que, de no haber contado con otros testimonios que el suyo, también hubiera quedado perfectamente delimitada la figura de Ramón Gómez de la Serna».

Es obvio que lo original suele molestar, lo nuevo siempre encuentra detractores, si no te entiendo, te descalifico, si no soy capaz de penetrar en tu arte, afirmo sin duda que no es arte. 

«Así mismo, en su prosa aparece la atmósfera bonaerense de la primera y de su segunda y más definitiva etapa. Por su prosa flota el buen aire de Buenos Aires. Aparecen diseñadas las siluetas de algunos amigos porteños, se hace presente el ambiente de la esforzada e inspirada tarea literaria de Gómez de la Serna, como la de algunas dificultades que le acarreara la realidad viva de escritor genial e independiente».

Todos conocemos a Ramón. Todos hemos oído hablar de sus greguerías, «La B es el ama de cría del alfabeto», «Los bostezos son oes que huyen». Todos sabemos que fue también dibujante. Todos conocemos a Ramón y, sin embargo, no le conocemos bien porque le hemos leído poco.

Ramón o la literatura que nunca se acaba.

Ramón o la reinvención como principio.

Ramón o la eterna vanguardia.

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