Parasitosis mexicana, ¿confusión o enfermedad?

México enfrenta una severa parasitosis y los responsables de ello nos contamos por millones (casi 124 para ser más precisos, de acuerdo con los datos a enero del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, aunque el “reloj de población” señala una cifra superior a 132).

El punto es que sea por acción o sea por omisión, todos hemos aportado nuestro grano de arena de alguna u otra forma al menudo cochinero en que se ha convertido nuestro amado país.

Según especialistas del sector salud, la parasitosis, como la mala nutrición y las enfermedades digestivas y respiratorias, representa un problema difícil de eliminar pero susceptible de controlarse si mejoran los hábitos y condiciones sanitarias del conglomerado social.

Ahí es donde la puerca, como dicen, torció el rabo.

El mal que aqueja a nuestro México es del tipo intestinal, quizá la más grave de todas las enfermedades generadas por parásitos, en este caso particular, identificados como derivaciones de la política genus (del latín: clase política). Por supuesto hay ejemplos y hechos que comprueban el atrevido y cuestionable enunciado:

Solo para abrir boca, tenemos el caso Oaxaca, la bendita tierra del barro negro, el mole amarillo, las azucenas de la Guelaguetza y, por supuesto, el mezcal de gusano, entre otras maravillas artesanales, gastronómicas y turísticas.

Allá, un grupo de “hombres” mintió a las autoridades electorales para contender por algún puesto de elección popular y presentó su registro como personas transgénero al amparo del artículo 16 de los Lineamientos en Materia de Paridad de Género 2018, ordenamiento que a la letra expresa: “en caso de postulación de persona transgénero, transexuales, intersexuales o muxes, la postulación de la candidatura corresponderá al género al que la persona se auto adscriba y dicha candidatura será tomada en cuenta para el cumplimiento del principio de paridad de género. De la cual el partido político postulante deberá informar en el registro correspondiente a la fórmula o planilla de que se trate”.

Esto disgustó a las mujeres trans de allá y exigieron al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado cancelar los registros de quienes ilegalmente registraron su candidatura para participar en la contienda, la mayoría representando a la coalición formada por los partidos de la Revolución Democrática, Acción Nacional y Movimiento Ciudadano, aunque también hicieron lo propio los del Revolucionario Institucional, Nueva Alianza y la porquería esa conocida como Verde Ecologista.

El problema general es la increíble resistencia que algunos bichos han desarrollado a los antibióticos en esta mancillada democracia nuestra.

Ahí tiene usted el caso del conocido “niño verde”, Jorge Emilio González Martínez, quien ya se prepara para ocupar su sexta curul por la vía plurinominal en 24 años. Con 46 años a cuestas y una serie de señalamientos que van desde los de tipo judicial hasta los relacionados con su incapacidad política, ahora le descubrieron la construcción de cuatro residencias de lujo en San Antonio, Texas, en el sector conocido como The Dominion. Solamente los terrenos donde se desarrollan las edificaciones tienen un valor de entre 475 mil y 560 mil dólares y una vez concluidas, el costo se elevará hasta superar los 2 y medio millones de dólares por propiedad. Su partido, el Verde Ecologista, una rémora que ha pertenecido a su familia desde su fundación en 1986, por supuesto emitió un comunicado para desmentir la versión.

No podía faltar la cereza del pastel.

La priista Nuvia Magdalena Mayorga Delgado, ex directora de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), ha sido señalada por diversos hechos: gastos desmedidos en la CDI (más de 312 millones de pesos por conceptos de arrendamiento de vehículos, remodelación de oficinas y gasto de gasolina); la venta de áreas verdes en una de las colonias más nice de Pachuca; su presunta relación e involucramiento en el caso Odebrecht con el señalado ex director de Pemex Emilio Lozoya en una trama para financiar la campaña de enrique peña con dinero mal habido (por decir lo menos) y, por supuesto, su presunta participación en el enriquecimiento de otro hidalguense igual de querido, su ex jefe José Francisco Olvera Ruiz. El secretario de Finanzas del ex gobernador, Pablo Pérez Martínez, dio santo y seña del cómo y, para infortunio de Magdalena Mayorga, también del quién. Hoy busca ser senadora y los que saben dicen que no hay poder humano que lo impida porque el fuero, simplemente, urge. Lo cierto es que a pesar de estos y otros señalamientos, ella, Magdalena, sigue sonriendo a las cámaras y declarándose ganadora de un debate al que no asistió porque su compañero de fórmula, Alejandro González, le pidió la oportunidad.

En fin. Traté de encontrar alguna forma para deshacernos del mal y una y otra vez hallé lo mismo: “los parásitos son mucho más habituales de lo que pensamos, y además son difíciles de diagnosticar porque los síntomas que causan se pueden confundir con otras cosas, como el exceso de apetito, el cansancio o la ansiedad…”.

La pregunta es entonces, ¿México está enfermo o está confundido?

Usted responda…