De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad, en nuestro diezmado país 73 por ciento de los adultos y 35 por ciento de los menores de edad enfrentamos algún grado de obesidad, lo cual significa que somos más de 60 millones de personas.
Alarmante, ¿no lo cree?
Y esto sale a colación porque recordé las recientes modificaciones que el otrora impoluto Senado de la República aprobó a la Ley General de Salud en materia de sobrepeso, obesidad y etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas para tratar de contrarrestar la tendencia.
La medida, por supuesto, es insuficiente y no lo digo yo, sino el director del Programa Universitario de Alimentos de nuestra mil veces gloriosa Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Carlos Labastida Villegas, para quien la obesidad, el sobrepeso y la diabetes son problemas complejos y multifactoriales.
Para el especialista, es necesario tomar decisiones multilaterales, tales como promover la salud alimentaria en las escuelas, impulsar programas en contra de la vida sedentaria, revisar los mecanismos de publicidad en la venta de alimentos y bebidas envasados e involucrar al entramado social en la toma de decisiones de consumo; además, señala la urgencia de establecer una política alimentaria nacional, integral y coordinada.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, un estimado de 7 de cada 10 adultos enfrentamos sobrepeso u obesidad, al igual que 3 de cada 10 niños y 4 de cada 10 adolescentes. El mismo instrumento arrojó que en adultos de 20 años y más, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad pasó de 71.2 por ciento en 2012, a 72.5 por ciento en 2016.
Desde el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Laura Beatriz Montes de Oca Barrera también abunda sobre el tema y en su conferencia “Regulación de comida chatarra en México: ¿gobernanza o simulación”, habla de compromisos por adquirir de diversos sectores porque el problema se ha visto desde una perspectiva económica y no de salud pública: los gobernantes tendrán que asumir el costo político por transformar los ambientes obesogénicos en saludables, los empresarios deberán responsabilizarse del costo económico y la gente informarse y consumir productos que no dañen su salud.
Por estas razones es importante la información que hace unos días hizo pública la UNAM en torno al desarrollo de Metabolódromo, un conjunto de herramientas de fácil acceso con diferentes indicadores y parámetros que permiten al usuario determinar si tiene el llamado síndrome metabólico, considerado la antesala para enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y diabetes, esta última con un mayor incremento en el país en las últimas décadas a consecuencia, entre otros factores, del consumo de jarabe de maíz (un producto alto en fructosa que está presente en una gran cantidad de alimentos industrializados, tales como refrescos, pasteles, pan de caja, galletas, chocolates, jugos, cereales y más).
De hecho, el especialista universitario Francisco Javier Gómez Pérez, de la Facultad de Medicina de la UNAM, confirma que su consumo produce aumento de peso porque disminuye la saciedad, además de incrementar la resistencia a la insulina, el ácido úrico, los triglicéridos, la presión arterial, provoca hígado graso y daño renal.
Pero en la UNAM hay buenas noticias para nosotros asiduos consumidores de tacos, tortas, tamales, papas y refrescos (de acuerdo con la Universidad de Yale, nuestro país es el primer consumidor de estas bebidas a nivel global, algo así como 163 litros por persona al año, lo cual también se asocia con obesidad, diabetes, cáncer, derrames cerebrales, gota, asma, artritis y un terrible y doloroso etcétera).
Miguel Murguía Romero es experto en informática biomédica del Instituto de Biología y encabezó al grupo de especialistas que coordinó además el diseño de la plataforma “Mi Salud” (www.misalud.abacoac.org/), donde se puede obtener un primer diagnóstico y sugerencias para mejorar, una evaluación de peso y dar autoseguimiento y vigilancia a los hábitos nutricionales: “el usuario recibe su reporte en formato pdf de forma inmediata después de capturar su información; además, puede consultar gráficas de seguimiento mensual. El sistema está disponible y ha sido usado por cerca de 10 mil jóvenes mexicanos”.
De verdad, le recomiendo a cualquiera de ustedes, mis queridos seis lectores, no dejar de lado un tema tan importante como es la salud. Créanme cuando les digo que les hablo con conocimiento de causa.
La del estribo
Pues se oficializó el morenazo en el Senado luego de más de seis horas de discusión y entre berrinches, posturas soberbias y tremendos y desatinados comentarios entre Tirios y Troyanos. Denigrante espectáculo el ofrecido en la llamada Cámara Alta y ni hablar de las diferentes lecturas que se da al encumbramiento de la hija de Doña Rosario Ibarra para la CNDH.
La morenista rindió protesta apapachada, protegida y asegurada por sus correligionarios mientras la oposición cuestionaba a gritos y descalificaciones el hecho.
El presidente, por supuesto, está feliz, feliz, feliz porque ya casi tiene el control absoluto y eso, mis estimados y estimadas, no es bueno para nadie…