No hay peor ciego

Por lo regular, elijo los temas por abordar en cada entrega de acuerdo con su importancia, interés e impacto público, así como su trascendencia; siempre bajo la “atinada” guía de las voces atrapadas en mi cabeza. Las mismas cuya ¿existencia?, ¿vida?, o ¿resonancia?, se justifica gracias a noticieros, periódicos, redes sociales, comentarios, charlas, señalamientos, burlas y reclamos, entre otras no menos importantes situaciones del día a día.

En la mira estaba en inicio la llegada de Claudia Ruiz Massieu a la dirigencia nacional de un PRI cuyo deceso no termina de llegar y cuya recuperación no tiene para cuándo iniciar. Pensaba en ella y su valentía, porque mientras el barco se hunde y todas las ratas saltan al agua, ella acepta el reto y está decidida y hasta se ve entusiasmada con la titánica encomienda. El problema es quien le asesora o quien le dio la indicación para organizar una especie de referéndum interno con el fin de averiguar por qué les fue tan mal en las elecciones del 1 de julio. Dicen por ahí que no hay peor ciego…

Luego está, por supuesto, el enorme “premio” que alguien decidió otorgar al ex secretario de Gobernación Miguel Osorio. Su nombramiento como el papas fritas de la fracción tricolor en el Senado de la República provocó sonrisas honestas solo en el rostro de su siempre incondicional Magdalena. Las de sus correligionarios y próximos pares en la cámara alta fueron, por decirlo respetuosamente, mera cortesía. No son pocas las voces cuyos murmullos lo señalan a él, junto con el todavía presidente enrique peña, como los principales responsables de lo sucedido el 1 de julio al partidazo. La novatez, la falta de compromiso y la carencia del mínimo rastro de sensibilidad, les caracterizó. Pequeñez e improvisación, los mejores compañeros de juego, para quien sea, excepto para México…

Y como no todo en esta vida matraca tiene que ver con el revolucionarioinstitucionalismo, también están los sujetos de Acción Nacional. Sí. Esos que avalaron las decisiones de un candidato cuyo mejor logro fue medio arrinconar al hoy presidente electo en uno de los debates en campaña. Los azules se fajaron sus pantaloncitos y tomaron la muy tardía decisión de desprenderse de Ernesto Javier Cordero Arroyo, supuesto presidente de la mesa directiva en el Senado. Un panista bastante priista para muchos; una manzana podrida en la pulcra canasta de frutos albiazules para otros, un traidor para las voces y bases albiazules. Como sea. El PAN decidió deshacerse del lastre y expulsaron al aludido, cuyo fuero termina el 31 de agosto, cuando entregue lo que sea que hoy represente. Ya anunció a los cuatro vientos que se retira de la política. ¡Qué pena!

Pero al parecer no podía irse sin hacer un “último” favor sus acérrimos “enemigos” priistas y entonces, en plena entrevista lo suelta: “creo que Ricardo Anaya es un delincuente, que debe estar en la cárcel, que la PGR no actuó en contra de él porque era candidato; la PGR lo protegió por temor a que los acusaran de un uso faccioso de las instituciones”. Eso le dijo a Azucena Uresti, la ganadora indiscutible del primer debate entre los presidenciables.

Y mientras los demás se rasgan las vestiduras, el presidente electo, “nuestro peje”, sale casi todos los días en la mayoría de los medios diciendo lo mismo de su campaña y con novedades medio bruscas e inquietantes por el tipo de personajes de los que se ha rodeado o no. Sigue con el rollo de las consultas ciudadanas, su “lucha” anticorrupción y demás ocurrencias que, no se puede negar, empiezan a tomar forma. Con todo y todo.

Pero -porque siempre hay un “pero”-, aunque sea un triste, lamentable e incomprensible infortunio, en términos legales don Andrés de apellido López no podrá tomar decisiones reales y concretar acciones en el mismo tenor sino hasta el 1 de diciembre, fecha en que por fin tomará las riendas de un país que todavía debe tragarse más de 100 días de ausencia de un tipo a quien urge dejar de ser el cargo que tiene.

La realidad es que alguien debería enseñar a propios y extraños que el tabasqueño no  puede hacer nada todavía y recordarles que hay “autoridades” responsables de atender sus necesidades, planteamientos y quejas… todavía…