Minificciones por José Alberto Álvarez Moreno

Microrrelatos para pasar la tarde

 

Trabajo Sucio

Después de los insultos, los golpes y las amenazas, la mujer tomó las glándulas del animal y las ordeñó. Sacó un recipiente de madera, en donde depositó el líquido. Después, cuidadosamente sumergió su meñique en el recipiente y probó un poco de la bebida. Hizo una mueca de aceptación y se fue sonriendo, pues no había nada como el sabor de las lágrimas frescas.

 

El curioso impertinente

Fue a conocer con más profundidad el universo; se metió al baño de mujeres.

 

De la ficción como la vida

El libro se había cerrado: todos habían muerto.

 

Los frijoles mágicos del tercer mundo

Sarabi abrió la lata de frijoles y mágicamente desapareció el hambre.

 

Dolor

Fue en aquella cantina sin fortuna donde el borracho se enseñó a servirse sus propias lágrimas.

 

Incertidumbre

En la difícil incógnita del “me quiere, no me quiere” el enamorado arrasó con toda la flora de su continente.

 

Mudanza

Empaqué mis pantalones, mis camisas, mis tenis y alguna que otra frase de amor, entonces escape de mí mismo.

 

¡Sorpresa!

Sacó de su bolsillo una hoja de papel, un bolígrafo y un revólver. Apuntó un par de líneas y luego se disparó. La nota decía: “Querido lector, has llegado al final del microrrelato”.

 

De psicópatas

Me volví frío desde que descubrí tu psicopatía. Desde aquel entonces sólo me asomo cuando dejas el congelador abierto.

 

El mudo

Tenía tantas cosas que decir, pero nadie lo escuchó.

 

Moda

De todos los astros que encontraste, decidiste usar al sol como abrigo, desde ese entonces me encantan tus puestas de sol.

Es cuestión de matemáticas

Cuando se dio cuenta de que había gastado la mitad de su vida en buscar a su otra mitad: murió.

 

Milagro

-Por fin dejé la bebida, en mis labios -Dijo el manco.

14-Hartazgo

Enmarañado y semidormido bajó de la cama y arrastró la vida como cobija vieja.

 

Génesis

El sudor le escurría por las sienes mientras su corazón palpitaba precipitadamente. José, temeroso, la tomó de la mano y después de una ligera sonrisa: la abrazó. El artefacto se fue esclareciendo para arrojar la cruda realidad: el resultado fue positivo. María, al observar el resultado se petrificó y luego se desmayó. Era demasiado joven para ser madre.

 

 

Semblanza:

José Alberto Álvarez Moreno nació en la ciudad de México en 1994. Actualmente estudia Letras Hispánicas en la UAM Iztapalapa y es corrector de estilo en la Revista Asalto, ha colaborado en diferentes revistas electrónicas dedicadas a la minificción.